Desde la compra del multimillonario Stroll la escudería inglesa ha cambiado muchas cosas para convertir uno de los peores monoplazas de las Fórmula 1 en uno de los mejores. Este domingo Alonso partirá desde el segundo puesto
Zapatos marrones, pantalones claros y americana azul marino a rayas. Entra el empresario Lawrence Stroll al paddock del circuito de Jeddah y, bajo sus gafas de aviador, no se adivina duda. Va decidido. Antes de la sesión de clasificación, en pleno atardecer, un DJ atrona con su música, charlan los invitados en las terrazas, se sirven zumos de frutas -prohibido el alcohol-, pero Stroll no mueve ni una ceja al caminar. Se sentará en la parte alta del motorhome de la escudería que le pertenece y desde allí observará cómoFernando Alonso se coloca en segundo puesto de la parrilla y su hijo Lance en el cuarto. Un día más, otro, entre los mejores. Este domingo tras la carrera (18.00 horas, DAZN) quizá disfrute de la segunda celebración del año. En apenas tres años ha convertido uno de los peores equipos del Mundial de Fórmula 1 en uno de los mejores. ¿Cómo lo ha hecho? Con dinero, mucho dinero, sí, pero también con ese convencimiento propio.
Cuenta la leyenda que hace unos años Stroll quería viajar con su jet privado a su casa en Gstaad, en Suiza, y que, al ser advertido de que la pista de aterrizaje era demasiado pequeña, no vaciló: pagó la ampliación del aeropuerto y ya está. Quizá cierto, quizá falso, en todo caso creíble. Porque el actual dueño de Aston Martin amasó su fortuna, 3.600 millones, la 769 más grande del mundo, con apuestas de ese tipo.
Si su padre Leo Strulovitch -Stroll es un diminutivo- multiplicó el patrimonio familiar invirtiendo en marcas de ropa en apuros como Pierre Cardin y Ralph Lauren, él hizo lo propio con Tommy Hilfiger y Michael Kors hasta que en 2018 tuvo a opción de sumergirse en su pasión, el automovilismo. Una escudería de Fórmula 1, Force India, estaba en bancarrota y, junto a otros inversores, se hizo con ella por 117 millones de dólares. Dos años después, con 215 millones como precio, compró Aston Martin, marca mítica británica en apuros, y rápidamente unió ambas adquisiciones. En 2021 nació el Aston Martin Formula 1 Team. Empezó su plan. «Cuando dije que en cinco temporadas lucharíamos por el Mundial mucha gente no me creyó. Y puedo entenderlo porque Force India venía de muy abajo», comentó recientemente Stroll, que desde su llegada multiplicó el presupuesto de la escudería.
Mientras no paraba de contratar personal hasta prácticamente doblar el número de empleados -de los 400 de 2020 a los 700 actuales-, buscaba formar una dirección técnica que lo cambiase todo y lo hacía sin miedo a las alturas. Se llevó al jefe de ingeniería de BMW, Mike Krack; al jefe de aerodinámica de Mercedes, Eric Blandin; al jefe de aerodinámica de Red Bull, Dan Fallows, y de ahí, para abajo: llegaron Andrew Alessi, también de Red Bull, Luca Furbatto, de Alfa… La lista es larga. Bajo sus directrices, el equipo cambió por completo el dibujo del coche, como ya se vio el año pasado en Montmeló y esta temporada llegó la sorpresa.
La llegada de Alonso, la nueva fábrica
Recuerdan los ingenieros que en invierno, cuando vieron los buenísimos datos del monoplaza en el túnel del viento, creyeron que estaban mal, que los sensores fallaban, que había algún error. El podio de Bahréin demostró que esos registros eran ciertos. «Una de las claves es el ambiente en el equipo. Hay mucha ilusión en la fábrica, todo el mundo está muy unido», comenta el jefe, Mike Krack, y no le falta razón. Los presentes en Silverstone recuerdan que antes ya contaban con mucho talento -en 2020 Racing Point incluso ganó una carrera-, pero que los fichajes de los últimos meses han disparado las ganas. De hecho, la llegada de Alonso fue la guinda.
Después del anuncio el pasado julio de la retirada de Vettel hubo ciertas dudas, pero la rápida reacción de Stroll con Alonso relanzó la alegría en la escudería. El español siempre había mantenido relación con Stroll desde que era piloto de Ferrari y el hijo del empresario, Lance Stroll, ahora su compañero de equipo, formaba parte de la Ferrari Driver Academy. Eran conocidos, saludados, hasta que una llamada lo precipitó todo. «¿Tu futuro con Alpine está cerrado?», preguntó el multimillonario. «No», respondió Alonso. Y de ahí a la firma del contrato apenas pasaron unas horas.
«Ahora sólo nos falta contar con la fábrica nueva. Eso realmente nos permitirá dar otro paso adelante. Ahora mismo hay gente involucrada en el diseño del coche que tiene que trabajar fuera de la fábrica, en unos módulos exteriores», comenta Fallows sobre el siguiente paso. Porque para pelear con Red Bull por el título, Aston Martin necesita contar con unas instalaciones acordes y está a unos meses de ello. Después de invertir 232 millones, el 1 de mayo debería inaugurar su nueva sede en Silverstone, con la última tecnología y muchísimo espacio, precisamente lo que ahora le falta. Luego llegará su propio túnel del viento, que permitirá dejar de alquilar el túnel de Mercedes en Brackley, y a partir de ahí, según la convicción de Stroll, ganar el Mundial.