Con Deck primero y Musa después como jugadores más destacados, los de Chus Mateo comienzan la temporada con una sencilla victoria en Sevilla
Deck, durante el partido en SevillaACB PHOTO
El Real Madrid post Laso dejó pinceladas de vértigo en su primer paso del camino, la Supercopa donde este domingo en el San Pablo de Sevilla buscará su quinto título de carrerilla. Un equipo aún con demasiado aroma a pretemporada, pero con apuntes que hacen pensar en un año de abundancias. La alegría del Chacho, la calidad de Musa y Hezonja y todo el potencial físico que ya acumulaba con Tavares, Deck y Yabusele; todo eso (y lo de Rudy y Llull…) fue demasiado para un Betis que intentó encomendarse sin fortuna al genio de Shannon Evans y que se deshizo pronto. [69-100: Narración y estadísticas]
Aguarda rival en la final un Madrid sólido, que pudo repartir minutos -debutó ya con todo resuelto Petr Cornelie– y apenas se encontró con el revés de la temprana lesión de Adam Hanga. “No he querido mover tantas cosas, no estropear lo que funciona”, avisó Chus Mateo, consciente de las miradas sobre él, 100 puntos su equipo para arrancar.
Resultó un amanecer de temporada algo frío, aún con los rescoldos tan recientes del Eurobasket. Rudy Fernández fue recibido con ovación y el Madrid partió con el mismo quinteto con el que hace tres meses ganó la Liga Endesa al Barça. Tras unos animadísimos primeros minutos, en los que el Betis respondía con acierto desde el perímetro y mucha osadía, los blancos empezaron a dominar el rebote y la situación. Querencia evidente por las transiciones, por el baloncesto fugaz y, en estático, búsqueda del poderío interior. Este Madrid a contracorriente sigue sin necesitar el triple como recurso insistente.
Deck puso la máxima (30-40), con el Betis de Luis Casimiro de piedra en el segundo cuarto hasta que lo espabiló Evans. Pero el propio argentino iba a cerrar el primer tiempo coronando una genialidad de Sergio Rodríguez desde un saque de banda.
En la segunda parte murió pronto el duelo, porque el Madrid metió una marcha más, llovieron los triples (8 de 13 a la vuelta de vestuarios…) y ya no le pudieron seguir los locales. Deck, que hace unos días fue elegido MVP de la Americup que levantó Argentina (21, puntos y 5,8 rebotes), prolongó su estupendo momento dominando la tarde en Sevilla. Luego emergió Llull con dos triples seguidos (asistencias de Rudy) y Musa (siete asistencias…) para rematar un parcial de 2-18 que acabó con lo que se daba. Hubo casi 10 minutos de la basura en el San Pablo.
Avanza marzo, ni mes y medio resta para el cruce de cuartos de la Euroliga, poco más de dos para la Final Four de Berlín y el inicio de los playoffs de ACB. Se acerca la fiesta y el Real Madrid, se podría concluir, se aproxima a ella con traje de etiqueta y brillantina en el pelo. Ganó las dos competiciones oficiales que se disputaron este curso, la Supercopa para abrir boca y la Copa hace sólo unas semanas (ambas en la final al Barça). Es líder con buen colchón en Europa, donde se antoja complicado que nadie le arrebate el primer puesto, mucho menos el factor cancha. Y también en la Liga Endesa, aunque le aceche ese asombroso Unicaja al que se enfrenta el domingo en el Carpena.
Se arrima el Madrid de Chus Mateo aparentemente impoluto a la hora de la verdad, sin lesionados de gravedad tampoco, aunque sólo hace falta mirar un poco más de cerca para observar alguna arruga en su camisa. Su baloncesto no es el del amanecer del curso -la circulación, la defensa, el rebote, la frescura...-, las derrotas se acumulan (especialmente en la Euroliga, tres seguidas, las dos últimas en el WiZink) y algunos gestos se tuercen. Pero, sobre todo (y quizá ahí está la razón del bache), lo que preocupa al aficionado es la incertidumbre: la mitad de la plantilla y el entrenador acaban contrato en unos meses.
Siempre fue la contención salarial la norma del club, siguiendo el patrón aplicado al fútbol. Pero lo que llama la atención poderosamente es el estancamiento en las operaciones por cerrar. Porque los que amenazan con partir son los pilares de la plantilla. Sólo Facundo Campazzo, Gaby Deck y Gerschon Yabusele, de entre los jugadores clave de la rotación de Mateo, tienen contrato firmado para el curso siguiente. Sin ser oficial, también parece que Dzanan Musa continuará (así lo avanzó su propio agente, el poderoso Misko Ranatovic un año más con una cláusula de salida para la NBA). Pero Tavares, Hezonja, Poirier, Causeur, Rudy Fernández, Sergio Rodríguez y Sergio Llull siguen sin renovar.
Los escenarios son diversos. En cuanto a los nacionales, no se vislumbran conflictos. El capitán Llull seguirá y Rudy y el Chacho también si no deciden retirarse, algo que se antoja más que probable a final de curso: el alero, que tiene la vista puesta en sus sextos Juegos (algo inédito) como colofón, tendrá 39 años, y el base 38. La edad de Fabien Causeur, camino de 37, también juega en su contra, aunque siga respondiendo en la cancha -ahora como especialista defensivo-, cada vez que se le requiere. Son los otros tres casos los que más espinosos se presentan y los que, además, añaden un problema de fondo, el de los cupos en el baloncesto.
Hezonja, el pasado domingo contra el Tenerife.Daniel GonzalezEFE
Según ha podido saber este periódico, las conversaciones para la renovación de Edy Tavares se mantienen en una especie de punto muerto desde el pasado verano: hay contactos y buenas intenciones, pero el acuerdo no llega. El mejor pívot de Europa, el jugador más determinante, pretende un impulso a su salario acorde a sus prestaciones. Novias no le faltan, tampoco en la NBA, que no ha dejado de observarle desde que se marchó, aunque no ha iniciado ninguna negociación externa, pese a los rumores. A favor de su continuidad juega el apego del caboverdiano por el club y la ciudad, donde en unas semanas espera que nazca su segundo hijo (será una niña).
Como Tavares, Mario Hezonja (por su formación en la cantera del Barça) tiene plaza de cupo. Pero su caso es totalmente contrario: el croata parece que hizo las maletas hace tiempo. Nunca escondió su amor por el Panathinaikos, que le tienta con una oferta millonaria que el Madrid no parece dispuesto a igualar. Su sueldo no está acorde a su rendimiento: Mario llegó desde el UNICS con un contrato de dos años como una oportunidad de mercado tras el estallido de la guerra en Ucrania y la expulsión del equipo ruso de la Euroliga.
«Y sí, Mario tiene carácter, pero es nuestro Mario y le queremos un montón», salió al quite Llull el pasado domingo cuando otro gesto poco apropiado hurgó más en la herida de un jugador al que se le empieza a dar por perdido. Hezonja fue el único miembro de la plantilla que no estuvo presente en el Bernabéu para el homenaje por la conquista de la Copa. Allí, en Málaga, también se le observó a disgusto en semifinales y tras el título fue el primero en abandonar el vestuario. No es de los que disimulan los enfados. Su carácter, como su talento, es único, para bien y para mal.
Poirier, ante el Fenerbahçe.JUANJO MARTINEFE
Vincent Poirier es el otro jugador clave sin renovar y tampoco parece cercano el acuerdo. Una operación que parece vinculada a lo que suceda con Tavares. El francés, siempre a la sombra de su colega («le adora, se quieren un montón»), sería titular en el 90% de los equipos Euroliga y pretendientes, como en los otros casos, tampoco le faltan. Sobre todo este maremagnum de incertidumbres se pronunció recientemente Mateo, quien tampoco tiene asegurada su continuidad. «Lo que va a seguir seguro es el Real Madrid, independientemente de quién esté. Se irá gente, se ha ido gente, vendrá gente... y el Real Madrid de baloncesto va a seguir ahí arriba este quién esté», admitió.
Más allá de lo complicado que sería rellenar los huecos de semejantes ausencias, al Madrid se le presenta otro problema más burocrático: necesita cupos de jugadores nacionales. Hoy por hoy sólo tiene dos garantizados para el curso próximo (Abalde y Alocén), a los que se podría unir los de los canteranos Hugo González y Eli Ndiaye, cada vez más integrados en la primera plantilla, e incluso el de Sergio Llull. Pero con sólo cinco el panorama sería insostenible.
Así que en las cuentas del porvenir aparecen otros nombres. Con fuerza suena el de Usman Garuba, cuyo retorno a Europa llama a la lógica tras otra temporada en blanco en la NBA. Y también el de Juancho Hernangómez. Pese a que tiene un año más de contrato en el Panathinaikos, la posible llegada de Hezonja facilitaría su rescisión. Una especie de trueque. Porque tampoco hay muchos más nacionales apetecibles en el mercado (Juan Núñez tiene un año más en Ulm y explorará sus opciones en el draft, y Jaime Pradilla renovó con el Valencia).
Al final de un estrecho pasillo al que hay que llegar obligatoriamente descalzo, una niña de 11 años grita como poseída mientras ejecuta eléctricas patadas al cuerpo del oponente. Jesús Ramal la observa con orgullo y atención. Podría ser la nueva Adriana Cerezo, que también llegó con 11 años a este santuario escondido en San Sebastián de los Reyes, cuando ella se encontraba en plena crisis de ansiedad competitiva, en un mar de dudas que pronto se resolvieron: a la semana se subió a un avión rumbo a Finlandia para convertirse en poco tiempo en la perla del taekwondo español, inesperada medalla de plata en Tokio con sólo 17 años, ambición de oro en París dentro de unos meses.
En el gimnasio Hankuk la energía es contagiosa. Deambulan jóvenes sonrientes que bromean y se abrazan y que al cabo se transforman en fieros púgiles a las órdenes de Ramal y de Suvi Mikkonen, la presidenta, la otra clave de esta fábrica de talentos, la ex taekwondista olímpica finlandesa que junto a Jesús ideó un proyecto que ya es referente mundial. «Aquí si no eres campeón de Europa, realmente estás fuera de lugar. En el último campeonato de España, de las ocho categorías femeninas, el club ganó seis. Eso nunca ha pasado», presume el entrenador, que a los próximos Juegos acudirá con dos claras opciones de medalla al Grand Palais de los Campos Elíseos, la de Adriana, por supuesto («si está bien, es imparable»), y la de Viviana Marton, una de las gemelas (Luana, campeona del mundo, se quedó a las puertas en el reciente Preolímpico europeo de Bulgaria que ganó su hermana en la categoría de -67 kilos); dos húngaras nacidas en Tenerife que son la viva imagen de la ambición. En París, Viviana competirá por la Hungría de sus padres, pero después ambas lo podrían hacer por España.
Pero hay más, sobre todo futuro. Está Marta Calvo (hermana de Eva, medallista de plata en Río 2016). Están Iker Abad y Jesús Fraile, campeones de Europa sub 21. Y Elsa Hernández, Lena Moreno, Laura Rodríguez, Sofía García... «La idea es que todo explosione en el 2028. Apuntamos alto». Un grupo de élite en el que tienen el apoyo de cuatro entrenadores, cuatro fisioterapeutas, un departamento de medicina, un preparador físico, un entrenador mental, un nutricionista... «Esto es algo distinto. Es como una familia, pero lo más profesional posible. Buscando ayudas para crecer, para crear una cultura del deporte y del esfuerzo. Eso es complicado, ni muchos centros de alto rendimiento lo tienen», pronuncia Cerezo. «Se ha creado una estructura. Queremos que se sientan profesionales. Y queremos seguir avanzando con patrocinios, mecenazgos... Hay una enorme motivación y un ambiente enriquecedor. Y se lo pasan bien», remarca el gurú Ramal, un entrenador hecho a sí mismo, que heredó el club que fundó el gran maestro coreano Han Seon Moon en 1977, el pionero de la introducción de este arte marcial en España (Hankuk significa Corea en coreano).
Y que forjó su método junto a Mikkonen, su pareja, con la que acudió a los Juegos de Londres (diploma) y de Río. Trabajó 11 años para el Comité Olímpico de Finlandia, como seleccionador, acumulando experiencias. «Allí estaba el centro de investigación, con fisiólogos, nutricionistas, muchos profesionales... Eso abrió un mundo a Jesús», cuenta Suvi, que reivindica una filosofía: «No nos da miedo soñar a lo grande. Esto es algo más que un club. La base es cuidar la salud de los deportistas. Que cuando llegue el resultado, si es que llega, que sea con alguien sano y fuerte, que sea positivo en su vida. Es decir, que no haya sufrimiento en el proceso, que cuando ellas y ellos miren atrás piensen que lo han disfrutado. Los que ganan el oro son los que fluyen, los que disfrutan».
Las gemelas Marton, durante un entrenamiento.ANGEL NAVARRETE
Y el paradigma de todo eso fue y es la sonrisa de Adriana. Aquella niña que conquistó a todo un país en Tokio, avanzando de ronda en ronda, de paliza en paliza, hasta la final cuando nadie la esperaba todavía, talento adolescente. Allí perdió contra la tailandesa Panipak Wongpattanakit por un detalle y lloró de rabia y pidió perdón y emocionó a toda España. «La primera vez que la vi, pensé: 'Es una bestia'», rememora Jesús de su pupila, a la que el retraso de los Juegos a causa de la pandemia le hizo llegar a Tokio con la edad justa, la más joven de toda la expedición nacional. «Adriana nos subió mucho, la gente nos empezó a prestar más atención. Sobre todo por la forma en que lo hizo. Su sonrisa contrastaba con todo el asunto Simon Biles, que estaba sucediendo a la vez. Demostró que el alto rendimiento no está regañado con la salud, ni física ni mental», expone Ramal, que reivindica: «La niña no apareció, tenía una base atrás. En el 2019 hizo 69 combates, con 68 victorias y una derrota. 18 campeonatos, 17 oros y una plata...». «Yo a Tokio no iba a probar, iba a ser campeona olímpica. Estaba flotando», recuerda Cerezo, a la que en el Hankuk International School todos llaman 'La Bicho'.
Cuando le preguntan por su secreto, el madrileño Jesús sonríe y se explaya. Y sigue reflexionando sobre la salud física y mental de sus deportistas, la «neurociencia aplicada al deporte». «Muchas veces yo soy el primero que presiono y tengo dudas de dónde están los límites. La línea es fina y difícil. Hay que cuidarles, es un trabajo holístico. Si tienen exámenes, si han tenido un problema personal... Todo hay que tenerlo en cuenta. Una microlesión te puede parar una semana. Y vas mejorando cuanto más puedes entrenar. Por eso es mejor bajar un poco y estar siempre óptimos», explica y hace hincapié en la parte lúdica, la diversión como pilar, los «entrenos agradables»: «Cuanto mayor es la exigencia, mejor te lo tienes que pasar».
Varios deportistas del Hankuk, en acción durante un entrenamiento.ÁNGEL NAVARRETE
Ramal se apoya en su experiencia y en sus viajes, en el mindfullness -«meditar no como monjes budistas horas y horas; es simplemente parar 10 minutitos. Porque no sabemos parar, con los móviles, las redes sociales...»-, en lecturas y documentales motivacionales que comparte con sus alumnos para «meter en su mente mensajes positivos». Porque los quiere, sobre todo, poderosos, «empoderados». «Mi objetivo es que salgan de aquí cada día como si hubieran hecho el mejor entrenamiento de su vida. Que el entreno sea el mejor momento del día: preparo todo para ir al gimnasio, donde me voy a expresar libremente. Y que en cada patada que den, les vaya la vida en ello», describe con entusiasmo.
«¿Cuándo has entrado que has notado?», interroga Jesús al periodista. «Energía». «¡Eso! Eso lo ve un rival y piensa: 'Esto es algo más'. Por eso he adaptado, por ejemplo, la haka de los All Blacks a nuestro calentamiento, para que sea una activación pura. Aplico aspectos de muchos deportes».
Hace poco más de tres años, el 28 de junio de 2021, este chico que sonríe con dientes de oro era una de las mayores perlas del triple mundial, un privilegiado que a los 16 años ya había saltado más de 17 metros, que había sido campeón del mundo sub-18 y sub-20. Desertó del equipo cubano que viajaba a Oslo y solicitó asilo político en España. De salto en salto, el más grande era el vital, el que le impedía acudir a los Juegos de Tokio entonces, el que le ha hecho que en todo este tiempo no haya podido ver a sus padres.
En febrero de 2022 el Gobierno español concedió a Jordan Díaz (La Habana, Cuba, 2001) la nacionalidad y el pasado mes de abril World Athletics el permiso para debutar con España. Lo hizo el domingo, clasificándose para la final del Europeo con un salto de 17,52. Este martes en Roma buscará su primera medalla, compartiendo favoritismo, rivalidad e incluso recorrido con el también cubano Pedro Pichardo (compite por Portugal). Aunque los sueños y todos los sacrificios de Jordan tienen su diana en París, "el objetivo fundamental". "Si salto 18 metros, que sea en los Juegos", expresa en EL MUNDO.
Entre la imposibilidad normativa para competir y las lesiones (tendón rotuliano), estos meses previos no han resultado sencillos.
Fue complicado mantener la cabeza bien. Ver las competiciones por televisión, saber que podía haber estado ahí. Que mi nivel era súper top, pero no podía estar. Jode mucho, pero era una consecuencia de lo que había hecho. Eso me quita un poco de culpa, por decirlo así. Son cosas que pasan en el deporte.
Todo el mundo da su medalla por segura en París.
Yo trato de quitarme toda la presión posible. Todo lo que pueda me lo quito. Los medios de comunicación suponen un plus, saber que se cuenta con una medalla mía para España. Eso es bueno. Te mete presión. Un oro en París son palabras mayores. Son unos Juegos y todos van al máximo nivel. Una plata o un bronce también sería una medalla increíble. Yo digo que voy a estar en 'octavos', entre los ocho mejores. Y ahí que salga el salto. El nivel es muy grande. Dependerá del día de cada uno, todo puede pasar.
¿Qué supondría?
Me cambia la vida. Me daría la vuelta a la vida y no tanto por el dinero. Sería por mi familia. Yo les he dicho que les voy a llevar la medalla. Eso haría que todo el sacrificio de dejar mi vida y mi familia en Cuba valiera la pena. De todas formas, hay más competiciones. Soy joven, me quedan muchas. Pero ahora sería un buen punto de inicio.
¿El salto perfecto se le aparece en sueños?
Se sueña demasiado con el salto perfecto. Hasta durmiendo, todos los días de este mundo, se sueña con eso. Es un pedazo de sueño. Y que salga en el momento oportuno. Yo no estoy pensando en los 18 metros (su mejor marca es 17,87), pero si los salto, ojalá me salga en los Juegos. Me dicen que tengo que hacerlo antes. No, no, a mí ojalá que me salgan en los Juegos. Ahí. Y si con eso hago cuarto, será porque ha sido la competencia más fuerte de la historia del atletismo.
Sólo seis atletas en la historia han pasado de 18. ¿Ha visto en vídeo aquel de Jonathan Edwards en 1995 (18,29, récord del mundo vigente)?
Muchas veces, es una locura. Corre mucho y el primer paso es increíble. Y el último, una puta locura. La velocidad es algo muy importante y el primer apoyo, que es el más complicado. Estéticamente es... Él es el diferente en el triple. Todos somos altos, fuertes... Bueno, yo no soy fuerte. Y él es chiquitico...
Jordan Díaz, en la pista de atletismo de Moratalaz.Sergio Enriquez-Nistal
Renunció a los pasados Juegos para ser español.
Fue un proceso difícil. Tenía que hablarlo con mi familia, fue complicado y me apoyaron. Lo bueno fue que me pillo en cuarentena. Me dio mucho tiempo para pensarlo bien. Tomaría esa decisión cien veces, sin pensar. Lo tenía muy claro. Las cosas estaban difíciles en Cuba. Es la mejor decisión que he tomado en mi vida.
Desde entonces no ha visto a sus padres.
En teoría, son como ocho años sin ir al país. Ellos podrían venir a España, pero es complicado. Aparte de los Juegos, sueño con el momento de reencontrarme con mis padres.
¿Cómo recuerda su infancia en La Habana?
Estaba todo el día jugando en la calle. Al fútbol, con la pelota... Haciendo locuras, como todos los niños. Hasta que empecé en el atletismo y todos esos juegos me los tuve que ir quitando poco a poco. Fue de casualidad, no es algo que quería. Mis amigos se apuntaron a atletismo y yo también. Y cuando me quise ir, mi madre no me dejó, porque sabía que me quitaba mucho tiempo, que llegaba a casa cansado y no jodía tanto.
¿Qué haría si pudiera regresar?
Mi casa es lo que más echo de menos. Si fuese por mí, me pasaba la semana en mi casa. Y luego estaría de viaje por Cuba con mi familia.
¿Por qué es tan especial Iván Pedroso?
En mí ha cambiado absolutamente todo. Desde la mentalidad a la técnica, me lo ha cambiado todo. Es una persona que siempre está ahí, al punto, al detalle de la técnica. 'Tienes que levantar un poco el pie, tienes que acelerar...'. Me ha ayudado bastante, porque es algo que me faltaba. Y la paciencia. Él va al paso, no te apura de que ahora tienes que saltar 20 metros. Siempre despacito, primero por aquí, luego por aquí... Todo muy cuadriculado.
La velocidad es la principal evolución.
Es lo que más he trabajado con él, lo único que me faltaba. En Cuba era mucho más salto y salto. Ahora corro demasiado, parezco velocista.
¿Cómo es Jordan fuera de la pista?
Soy una persona que siempre me estoy riendo. Paso mucho tiempo jugando a la Play, con amigos. Me gusta hacer planes, ir a cenar, a tomar algo. A veces el deporte me priva un poco de eso, pero lo intento. Soy una persona alegre.
Lo de la Play es más que un hobbie.
Tengo mi canal de twitch, pero me falta organizar algunas cosas que no sé. Buscar un amigo que me lo gestione bien, por eso no hago tantos directos. Te digo, me gusta mucho ese mundillo. Cuando lo tenga bien, le daré más caña.
¿Qué le aporta España?
Las personas aquí son increíbles. Son alegres, acogedoras. Me han apoyado bastante para ser recién llegado, estoy muy contento.
¿Fue bien acogido por el resto de atletas?
Al principio hubo recelo. Pero se fue evaporando muy rápido. Creo que ya se me tiene como uno más, como si fuera de aquí.
Ana Peleteiro, que tan importante fue para ti (con ella entrena y fue crucial en su deserción) no se cansa de denunciar los insultos racistas que recibe. ¿Ha sufrido racismo en España?
Racismo no hay en España, hay racistas. Yo no he sufrido ningún tema de racismo gracias a Dios. España no es un país racista. Es asqueroso y está bien que Vinicius o Ana luchen por lo que están luchando. Yo no he vivido nada y no puedo generalizar. Insisto, España no es un país racista. Hay racistas como lo puede haber en Italia o en Alemania o en otros países europeos.
¿Tiene pensado cómo celebraría una medalla olímpica?
No sé. Lo que me de. He pensado en la medalla, pero no en el después. Me pongo en la Gran Vía con la ropa de competición y doy tres volteretas. Qué se yo.