Copa del Rey de Baloncesto
Por primera vez en una década, los blancos no disputarán la final. “El corazón y la cabeza cuentan mucho en este juego, y ellos han tenido un poco más de alma”, admitió el entrenador, señalado
El primer gran examen de su carrera como entrenador principal, Chus Mateo lo suspendió. Aunque peor que la mala nota fueron las sensaciones de un equipo que acudía al torneo desde lo alto de la ACB y la Euroliga. En los pasillos del Olímpic, las caras eran larguísimas en la expedición del Real Madrid, que, por primera vez en una década, no estará en la final de Copa. “El corazón y la cabeza cuentan mucho en este juego, y ellos han tenido un poco más de alma. Han entendido mejor que nosotros que esto era una final”, acertó a decir el técnico blanco, que se marcha de Badalona con un bagaje demoledor: ha perdido seis de los ocho cuartos disputados.
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Contrastaba la euforia verde con la preocupación blanca. Tavares abandonaba el Olímpic con un ojo hinchado y sangrante. Y todos le daban vueltas a la “intensidad”, como paradigma de lo sucedido un rato antes. Pero, ¿cómo se explica esa diferencia? “No sabría decirte, me gustaría entender el porqué. Espero que aprendamos de esto”, pronunciaba un Adam Hanga que fue el timón del Real Madrid en los momentos de la verdad, como ante el Valencia en cuartos, sin la confianza de Chus Mateo ni en Sergio Rodríguez ni en Williams-Goss, sus únicos bases puros.
Eso, la parálisis en el juego ofensivo del Real Madrid, fue, más allá de la diferencia de energía -“los balones divididos o los rebotes, parte esencial de nuestro buen juego, allí nos han castigado”, admitió Mateo-, una de las razones por las que este fracaso en la Copa puede resultar más que una simple anécdota en un equipo que solo hace unos meses dio por finiquitada la era Laso, una de las más exitosas de su historia.
Rudy y Llull
Y en la capacidad de ganar partidos en el abismo, nadie como Sergio Llull y Rudy Fernández. Por eso Chus Mateo se acordó de ambos. El primero, lesionado en cuartos, y el segundo, de vuelta, apenas pudo estar unos segundos ante Unicaja. “Rudy ha llegado a la Copa muy justo. Queríamos tenerle cerca de nosotros. Podría haber jugado, pero el partido al descanso estaba igualado y él no había entrado. Y con su lesión es muy arriesgado meterle si está frío. Pensábamos que podíamos tener opciones sin él tras el descanso… Nos hubiera ayudado, seguro, de la misma forma que Llull. Los hemos echado de menos, seguro”, reconoció el técnico blanco, que ha perdido dos de los tres partidos coperos que ha dirigido como primer entrenador.
Además de las lesiones, la Tavaresdependencia y la fatalidad en el desenlace contra Unicaja, donde Dzanan Musa no pudo estar por un golpe y el propio Tavares tuvo que ausentarse por otro, el Real Madrid también cometió errores imperdonables, que ya venían desde el jueves ante el Valencia, cuando se salvó tras la bandeja fallada por Chris Jones. En dos partidos, falló hasta 40 triples (8 de 48) y 22 tiros libres. Encajó 178 puntos, perdió 24 balones… De sus estrellas, sólo Deck y el pívot africano estuvieron a la altura.
Demasiados ausentes, aunque, con una de las plantillas más completas y amenazadoras que se le recuerda al Real Madrid, el gran señalado es Chus Mateo.