«Yo espero y deseo que no arrase», comentaba Carlos Checa en una conversación con este diario previa al arranque de un Mundial de MotoGP en el que Marc Márquez (Cervera, 1993) ha acabado finalmente por mostrar una superioridad tremenda con casi todo el resto de pilotos del paddock.
Solo su hermano Álex, durante una gran parte del campeonato, fue capaz de pisarle los talones tanto en la pista como en la tabla. Y, también, de los pocos capaces de llevarse más de una victoria. Porque, a decir verdad, el ahora nueve veces campeón del mundo, siete en la máxima categoría del motociclismo, sí que acabó arrasando. No en vano, fue capaz de conseguir un total de 25 victorias, 11 de ellas en domingo, en 18 carreras, lo que le permitió alcanzar un total de 545 puntos, récord máximo desde la introducción de las sprint races. Una marca que podría haber sido aún más estratosférica si Marco Bezzecchi no se lo hubiera llevado por delante en Mandalika. La caída, a la postre, le impidió participar en las cuatro últimas pruebas del curso, pero, afortunadamente, ya se había coronado de laurel una semana antes en Japón.
Ave fénix
El hecho de que el mejor piloto (los números, sin duda, hablan muy claramente por sí solos en este sentido) fuera a contar con la mejor moto, una Ducati oficial a la que únicamente parece capaz de seguir el paso otra Ducati un poco más vieja, ya invitaba a pensar que Marc Márquez no dejaría escapar la posibilidad de volver por sus fueros. El curso 2024, en Gresini, ya dejó algunas pinceladas de qué es lo que podía hacer si la mecánica le acompañaba. En la sprint race del Gran Premio de Aragón se hizo ese año con su primera victoria tras tres años de sequía. Con el equipo oficial de Ducati, un puesto que parecía reservado entonces para un Jorge Martín que se alzaría con el campeonato desde las filas del Pramac y que, tras fichar por Aprilia, se ha visto perseguido por el infortunio, el de Cervera lanzó muy pronto toda una declaración de intenciones. En Tailandia y Argentina sumó los dos primeros de los 10 dobletes, siete de ellos consecutivos, que lograría a lo largo del curso 2025 Y en Estados Unidos, en la tercera carrera de la temporada, solo una caída el domingo, cuando rodaba primero casi sin oposición, le impidió sumar otro.
No hay duda, tampoco, de que Marc Márquez es el hombre de los récords. Está por ver qué habría pasado con su puntuación total de este año de haber podido participar en las últimas carreras del campeonato, pero la cifra alcanzada este año que está ahora a punto de terminar, esos 545 puntos que ya hemos comentado, parece complicada de superar.
Tal vez, el único capaz de hacerlo sea él mismo. Por lo pronto, ya se ha convertido en el piloto que ha sido capaz de llegar a lo más alto tras verse descabalgado de la cabeza. Tuvieron que pasar seis años desde su último campeonato con Honda hasta que logró volver a lo más alto de la mano de Ducati.
En ese espacio de tiempo, el pobre rendimiento de su montura japonesa, unido a toda una retahíla de lesiones que le llevaron a pasar varias veces por el quirófano, tal vez hicieron que muchos, incluso quizás algunos de sus más incondicionales, llegaran a pensar que su tiempo ya había pasado. Hasta que, cual ave fénix, renació de sus cenizas para volver a encaramarse a la cima.
Puede que la aparatosa caída sufrida en Mandalika hiciera que los negros nubarrones del pasado volvieran a cernirse sobre su cabeza. No en vano, el hombro derecho, el mismo que tanta guerra le dio en el pasado, acabó por obligarlo a volver a pasar por el quirófano y a bajarse del sillín durante mucho tiempo. En estos últimos días, esa cuenta atrás ha llegado a su fin.
Nuevas sensaciones
El pasado lunes, se subió a lomos de una Ducati off-road para hacer algo de flat-track en el circuito de Alcarràs, una forma excelente de recuperar sensaciones con vistas al regreso al trabajo en serio en los circuitos, previsto para el próximo 3 de febrero en los tests de Sepang. Una vez pasadas las fiestas navideñas, muy posiblemente, será el momento para volver a subirse a una máquina de competición. Enfundado, desde luego, en ese mono rojo que tan buen sabor de boca ha sido capaz de dejarle no solo a él y a sus seguidores más acérrimos, sino también a gran parte de los aficionados a las motos.
El gran objetivo, sin duda, será ponerse manos a la obra para sumar un nuevo campeonato, igualar los ocho en la máxima categoría que tiene Giacomo Agostini, una vez ya ha sumado los mismos siete que tiene Valentino Rossi, y seguir batiendo récords. Muy posiblemente, de nuevo, arrasando en los circuitos.





