Salió el Atlético con las orejas tiesas avisado por su técnico. Y lo cierto es que en un once plagado de suplentes y grandes nombres, los rojiblancos fueron desde el minuto 1 a resolver el duelo ante el conjunto isleño de Segunda RFEF. Tienen esos peligros estos primeros compases de Copa, la relajación. El Barça tardó 74 minutos en perforar la portería del Guadalajara, pero a Griezmann le costó menos hacer lo propio con la meta defendida por Rivas. [Narración y estadísticas, 2-3]
Tuvo varios toques excelentes la jugada del primer tanto colchonero. El primero, el pase de Almada entre líneas a Gallagher. El segundo, el control orientado del británico, exquisito y luego, como no, la calma de Griezmann para definir abajo y sin prisas. Está de dulce el máximo goleador de la historia rojiblanca. Un tanto que plasmó lo que estaban mostrando los menos habituales en el once del Cholo: presión, agresividad e intensidad.
El gol no relajó a los rojiblancos que mantuvieron lejos de Musso a los chicos del Atlético de Baleares. Su único acercamiento había sido un error grosero de Molina que despejó a la cara de un jugador isleño y el rebote dejó sólo ante el guardameta argentino a Juanmi Durán. Resolvió con el pie el cancerbero una jugada que podría haber causado un disgusto inicial ya que se produjo unos minutos antes del tanto de Griezmann.
No obstante, salvo por errores propios, el trabajo corría a cargo de la zaga de Luis Blanco. De hecho, a los 20 minutos de juego, Molina realizó el quite del perdón. El defensa, que va mucho mejor hacia delante que hacia atrás, puso un centro tenso a la cabeza de Raspadori que el italiano sólo tuvo que colocar entre los tres palos. Ese tanto parecía alejar definitivamente el sueño del equipo mallorquín hasta que una jugada a balón parado reinició las esperanzas.
Nada como un córner para igualar fuerzas entre equipos de diferentes categorías. Un saque de esquina refleja más voluntad que la calidad técnica y los blanquiazules se tiraron al balón como lobos, primero para peinarlo al primer palo y después para entrar al segundo. Bonet fue el que metió el puntín en el barullo que se formó en el área pequeña de Musso. Más allá del tanto, la peor noticia para Simeone fue la temprana lesión de Lenglet en una jugada tonta. Un giro de la rodilla le obligó a abandonar el terreno de juego cuando sólo llevaba nueve minutos en el campo.
La segunda mitad comenzó con dos ocasiones por bando cada una más clara que la anterior. Carlos Martín falló sólo al segundo palo a la salida de un córner, mientras que en una contra blanquiazul, Tovar perdonó un mano a mano ante Musso. Y apenas dos minutos después ambos protagonistas se volverían a encontrar con idéntico resultado. El Atlético jugaba con fuego pensando que con 45 minutos buenos, valía.
Tensión y paradas
Pero los mallorquines fueron creciendo en la segunda mitad y las apariciones de Musso fueron bastante más habituales que las de Rivas. El Cholo movió el banquillo para agitar a los suyos y metió a Barrios, Giuliano y Koke para refrescar el medio y crecer en intensidad. Y sin llegar a conectarse del todo, apareció Griezmann para dar un toque de tranquilidad tras un gran centro de Galán.
Pero Musso, que había mostrado un gran nivel durante todo el encuentro, quiso dar picante al duelo con una salida que provocó un penalti absurdo. Como Molina, el argentino se desquitó parando la pena máxima. A cinco del final realizó otro paradón a un cabezazo franco de Catalá. No pudo, sin embargo, con otro penalti que esta vez transformó Keita. Fue casi en el 90 y el sueño del Baleares murió por falta de minutos.







