El último proyecto fallido de Rubiales: de la “competición excelente” a la amenaza de cobrar por los arbitrajes

El último proyecto fallido de Rubiales: de la "competición excelente" a la amenaza de cobrar por los arbitrajes

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El presidente de la Federación hizo de la Primera RFEF, categoría semiprofesional, uno de sus buques insignia. Hoy, ante la rebelión de los clubes por su gestión, baraja volver a la Segunda B

El presidente de la Federación Española, Luis Rubiales.E.M.

El 15 de abril de 2021, Luis Rubiales explicó cómo sería la competición que había diseñado para darle valor a la máxima categoría del fútbol bajo paraguas de la Federación Española. La Primera RFEF desterraba el caos de la Segunda B y se marcaba como objetivo acercarse al fútbol profesional en gestión y competitividad. «El deseo lograr una competición que logre la excelencia», resumió el presidente. Dos años después, su apuesta ha naufragado y podría desaparecer.

De las dos premisas por las que fue impulsada, rentabilidad y competitividad, solo una nadie discute que se haya logrado. La concentración de 40 clubes divididos en dos grupos ha deparado duelos deportivos más atractivos entre equipos históricos de grandes capitales como el Deportivo de la Coruña, el Córdoba, el Real Murcia o el Castellón, además de seis filiales de Primera entre los que están el Castilla o el Barça B.

El talón de Aquiles ha sido la gestión. En una categoría que mueve alrededor de 100 millones de euros anuales, solo cinco de los 40 clubes no han dado pérdidas y el resto acumulan una media anual de entre 1,2 y 1,4 millones. Eso supone más de 40 millones anuales. «No es un categoría rentable», asegura a EL MUNDO Javier Gómez, presidente del UD San Sebastián de los Reyes.

Los clubes han tenido que hacer inversiones en estadios que deben tener un aforo para 4.000 espectadores, césped natural e iluminación que permita la retransmisión televisiva de los partidos. Eso además de contratos profesionales a los jugadores: 18 fichas profesionales con un salario mínimo de 20.000 euros brutos anuales. «Aquí ya no hay quien trabaje y juegue, como ocurría antes», recuerda. Dos de los que arrancaron la competición, el Extremadura y el DUX Madrid están fuera de la competicíón por no poder hacer frente al pago a los futbolistas.

El capítulo personal y los desplazamientos se comen el presupuesto. El ejemplo puede ser el San Fernando, que desde Cádiz tiene que viajar a Ferrol, Pontevedra, Coruña y Vigo. Eso supone un bocado de 400.000 euros por temporada cuando por los ingresos por televisión que recibe, los que debían ser el maná de la categoría, alcanzan los 230.000 euros.

Ayudas y derechos de televisión

En la generación de recursos y en el control financiero es donde está el problema. Algunos clubes crearon la Asociación de Clubes de Tercera Categoría Nacional para ejercer una mayor fiscalización de los 20 millones que reciben en ayudas de la RFEF, «la mayor cantidad que una federación reparte en todo el mundo. Podemos comparar con Francia, que reparte 200.000 entre 18 clubes de la categoría», explican fuentes federativas.

Para los clubes no son ayudas como tales, porque incluyen las subvenciones del CSD que ya recibían, la venta del 40% de los activos comerciales por 3,5 millones (solo algunos lo han cedido) y, sobre todo, los derechos de televisión. La RFEF se comprometió a abonar a los clubes 9,3 millones durante tres años a cambio de una comercialización conjunta que adjudicó a Footters. Fue el primer descalabro. Las retransmisiones eran pobres en calidad y la empresa se retiró. Esta temporada están en manos de InSat, que abonó dos millones, y se ha cedido a algunas cadenas autonómicas para recaudar entre cuatro y cinco millones. El resto hasta los 9,7 han salido de las arcas directas de la Federación. «No puede ser que un partido se corte en el minuto 60, porque la gente deja de abonarse. Hay demanda, pero no le damos calidad», asegura Gómez.

Algunos clubes creen que el valor podría aumentar y han sugerido a Rubiales en varias reuniones que ceda esta comercialización a LaLiga, algo que no entra en los planes de la Federación, que reconoce la dificultad de obtener más beneficio pero que recuerda que los derechos de las competiciones en manos de Tebas van a la baja.

Control económico

Ante este panorama, la Federación propuso el pasado mes de enero a los clubes una reformulación del modelo de gestión: debían optar por dejar su paraguas y sus ayudas para buscar rentabilidad de manera independiente, -lo que incluye, por ejemplo, comenzar a pagar los arbitrajes-, o aceptar un estricto control económico FIFA, que pasaría por limitar el coste de las plantillas al 70% del presupuesto, «para no inflacionar el mercado de jugadores», y la cesión de los activos comerciales, incluida la televisión.

En qué consistiría ese control y cómo se va a ejercer es lo que quieren aclarar 18 de los 40 clubes que han reclamado por carta a la Federación una reunión que podría darse en los próximos días. «No queremos que desaparezca la Primera RFEF, es atractiva y tiene capacidad de ser viable. Nosotros pedimos el control económico, pero queremos conocerlo y participar», asegura Javier Gómez.

La Federación, que ya cedió con la desaparición del playoff de ascenso por las críticas, esta vez es más tajante al airear que la desaparición es una posibilidad que cobra fuerza y abre la puerta a otra Segunda B con entre cinco y seis grupos.

La eterna sombra de Tebas

En el conflicto que puede acabar con la Primera RFEF, dinamitada desde dentro, subyace la eterna guerra abierta entre la Federación y LaLiga por el control del fútbol español. Han tenido batallas por la apuesta de Javier Tebas de estirar las jornadas de viernes a lunes para no acumular partidos en el mismo horario televisivo. También por el deseo del presidente de sacar a otros países un partido de Primera para aumentar el interés por la competición, algo que no fue posible y muy criticado por la RFEF para, poco después, anunciar que se llevaba la Supercopa a Arabia con el fin de recaudar recursos para el fútbol no profesional.

El último ha sido tan indirecto como este que ahora enfrenta a los clubes de Primera RFEF con el organismo que preside Luis Rubiales. La sospecha de que Tebas está tras los clubes que torpedean el modelo de gestión la tienen en Las Rozas. Como también la tenían durante la creación de la Liga F que profesionalizaba la primera categoría del fútbol femenino y lo sacaba del control federativo.

El poder económico adquirido por LaLiga hace que dispongan de recursos con los que ayudar a estas categorías a cambio de engordar el paquete televisivo que podrían ofrecer si tuviera el control de las principales competiciones del país, las profesionales y las que, siendo amateur tiene una estructura cercana al profesionalismo.

kpd