De los ‘bonos basura’ a la gestión de Gaza, pasando por Jeffrey Epstein: la increíble historia de Apollo, el gigante de Wall Street que ha comprado el Atlético

De los 'bonos basura' a la gestión de Gaza, pasando por Jeffrey Epstein: la increíble historia de Apollo, el gigante de Wall Street que ha comprado el Atlético

¿Qué tienen en común Parque Jurásico, Godzilla, Superman y Batman y el Atlético de Madrid? Que son del mismo dueño: Apollo Management. El gigante de Wall Street que ha comprado el Atlético es el dueño del estudio de Hollywood Legendary Pictures, del que han salido muchos de los mayores taquillazos de las últimas dos décadas, desde Dune hasta Interstellar. También fue, hasta hace cinco años, el propietario de Endemol, la productora de Gran Hermano, Black Mirror o MasterChef.

Aunque no todo en la cartera de Apollo es diversión. Suya es, también, la empresa de mercenarios más famosa del mundo, que hoy se denomina Constellis, pero que en los momentos más duros de la ocupación estadounidense de Irak se llamaba Blackwater y era famosa por la tendencia de sus miembros a darle al gatillo. Si usted tiene una alarma en su casa de la empresa ADT, sepa que también es cliente de Apollo. Igual que si aún usa un correo electrónico de Yahoo.com.

¿Recuerda Eurovegas, el inmenso complejo de los casinos que el empresario Sheldon Adelson quiso construir en las afueras de Madrid durnate los peores años de la crisis del ladrillo? Cuando Adelson murió, en 2021, su viuda, Miriam, vendió la gestión de una de las joyas del imperio del marido, el hotel y casino de lujo The Venetian, en Las Vegas, a Apollo, por algo más de 2.000 millones de euros. Hoy el fondo gestiona el inmenso complejo, que tiene canales interiores con góndolas que manejan impecablemente vestidos de venecianos empelados de la compañía, mientras cantan a pleno pulmón, con perfecto acento de Nevada, O sole mio.

Probablemente Adelson esté satisfecho de que The Venetian (El veneciano), que él construyó tras visitar la ciudad italiana en su viaje de bodas con Miriam, esté en manos de Apollo. A fin de cuentas, el multimillonario, primero, y su viuda, ahora, son dos de los mayores soportes de Donald Trump y del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Lo mismo que Marc Rowan, uno de los tres cofundadores de Apollo y, a día de hoy, su máximo responsable, después de que el líder indiscutible de la empresa durante tres décadas, Leon Black, tuviera que salir del fondo en 2021 cuando se hizo público que había pagado, a lo largo de los años, 158 millones de dólares (137 millones de euros) al proxeneta de la élite estadounidense y británica Jeffrey Epstein. En el caso de Black, esas cantidades no habían sido abonadas a cambio de nada ilegal (por ejemplo, menores de edad, como el caso del ya ex príncipe Andrés de Inglaterra) sino a cambio de “consultoría legal e inmobiliaria”.

La caída de Black – una figura legendaria en Wall Street, con un patrimonio de unos 10.000 millones de euros a día de hoy – dejó a Rowan – entre 6.000 y 7.000 millones – al frente del coloso. Pero Rowan estuvo a punto de dejar Apollo a principios de año, cuando perdió por la mínima la carrera por convertirse en secretario del Tesoro de EEUU a manos de otro hombre de Wall Street (éste de la cuadra de George Soros), Scott Bessent.

Aunque gran donante de Trump, Rowan, al igual que Black, ha tendido a mantener un bajo perfil público. Pero eso no es siempre posible cuando uno tiene entre 6.000 y 7.000 millones de euros y dirige una compañía que gestionaba en marzo activos por valor de 785.000 millones de dólares (lo que produce España en seis meses) que, además, espera llegar al billón de dólares en 2026. Si, encima, esa persona es uno de los mayores defensores de Israel en Estados Unidos, es inevitable tener cierta exposición pública. Rowan fue uno de los promotores en 2023 del cese de la rectora de la Universidad de Pennsylvania, Liz Magill, por las manifestaciones contra la guerra de Gaza en el campus.

Pero la involucración de Rowan con Gaza podría estar a punto de ser mucho mayor. El mes pasado, un documento filtrado a los medios de comunicación franceses, británicos y estadounidenses destapaba quiénes podrían ser los máximos responsables de Autoridad Internacional de Transición de Gaza (GITA, por sus siglas en inglés), que es el órgano que supuestamente se encargará de la recontrucción de Gaza bajo al dirección del ex primer ministro británico Tony Blair. Y allí estaba Rowan, como vicepresidente, justo por debajo de Blair.

Los inicios de Apollo

Las odiseas de Black y Rowan son solo una muestra del enorme poder de Apollo, un titán que nació, paradójicamente, de uno de los grandes escándalos de Wall Street: la caída en desgracia (con dos años de cárcel incluidos) del rey de los bonos basura, Michael Milken, al final de los ochenta. El final de la carrera de Milken se llevó por delante a su gestora, Drexel Burham Lambert. Y fue entonces, en 1990, cuando Apollo fue fundado por tres de los hombres de confianza de Milken, que no tenía ni 30 años: Black, Rowan, y Josh Harris, dueño, entre otros, de los equipos de baloncesto Phildelphia76ers, fútbol americano Washington Commanders y hockey sobre hielo New Jersey Devils.

El objetivo de Apollo estuvo claro desde el principio: la gestión de activos alternativos que no sean bonos o acciones. Y los mercados privados. Eso significa que el fondo, en sus diferentes actividades (sobre todo como private equity, hedge fund y proveedor de capital privado) tiene clientes empresariales o, si éstos son personas físicas, lo que se llama ‘NHWI’, que son las siglas de Individuos de alto valor neto. En otras palabras: para invertir en una entidad como Apollo tiene que aportar, como mínimo, 20 millones de euros.

kpd