El Manchester United no es solo uno de los equipos con mayor fama mundial, hasta el punto de que, hace apenas dos años, tenía el mayor número de seguidores del mundo en Facebook, solo por detrás del Madrid y del Barcelona. También es uno de los equipos más quebrados. El club que vista hoy (18.45 horas) el estadio de Anoeta para enfrentarse a la Real Sociedad en la Europa League tiene un pasado glorioso, pero un futuro marcado por el peligro de la suspensión de pagos.
Hace 15 años, el United era el segundo club de fútbol del mundo que generaba más ingresos, sólo por detrás del Madrid, según la consultora Deloitte. Hoy es un barco al borde del hundimiento que ha perdido 300 millones de libras (casi 375 millones de euros) en los últimos tres años.
La situación es lo suficientemente desesperada como para que el club esté en peligro de incumplir esta misma temporada la regulación financiera de la Liga de Fútbol inglesa, lo que podría implicar la pérdida de puntos, la intervención de sus finanzas, o incluso, en el peor de los casos posibles, la bajada de categoría. Los problemas del Manchester United no son sólo con las autoridades deportivas británicas. Si el equipo no mejora sus estados financieros, también violará las normas de la UEFA.
La llegada en 2024 al club del multimillonario Jim Ratcliffe no ha arreglado las cosas, a pesar de que su entrada en el capital del United como socio minoritario con cerca del 30% de las acciones fue vista por una parte de la afición como la luz al final del túnel.
Ratcliffe lo tenía todo. Había nacido en el área urbana del Gran Manchester, y era un socio de probada fidelidad al equipo. Para una hinchada ferozmente leal a las raíces locales del club, Ratcliffe era la antítesis de la familia de multimillonarios estadounidenses Glazer, que llevan controlando la entidad desde que la compró por 800 millones de libras (casi mil millones de euros) en 2005.
Los hinchas jamás han tragado ni en pintura a los Glazer, así que el aterrizaje de Ratcliffe, máxime cuando se acordó que se encargaría de supervisar los aspectos deportivos, fue saludado con una oleada de optimismo. Pero el héroe local también, llegó con las tijeras de podar gastos, en especial de personal, lo que volvió a hundir en la depresión a los pobres fans. Además, el Machester United no tiene un problema de gastos de personas, dado que invierte en esa partida menos que la media de los equipos de la Premier League.
El problema del United es muy básico: no gana, y no se clasifica para la Champions. Sin esas dos premisas, no consigue llenar el estadio de Old Tratford, y no logra derechos de retransmisión sustanciales. Y, si no genera caja, el equipo es incapaz de hacer frente a una deuda monstruosa. El United tiene beneficios operativos. Pero eso no sirve de mucho cuando se deben 731,5 millones de libras, o sea, 875 millones de euros. La pasada semana fueron despedidos 200 trabajadores, el año anterior se prescindió de 250.
El problema de la deuda del equipo es consecuencia, precisamente, de la adquisición por los Glazer, que la financiaron por medio de deuda que después cargaron al club, poniéndole una losa de 500 millones de libras. En estos 20 años, el United ha pagado 750 millones de libras en intereses, para encontrarse con que debe prácticamente el 50% que cuando fue adquirido.