La presidencia interna la asume Philippe Diallo, a la espera de que se publique la auditoría sobre las sospechas de abusos sexuales
Noel Le Graet, en las instalaciones de la Federación Francesa.CHRISTOPHE ARCHAMBAULTAFP
El presidente de la Federación Francesa de Fútbol, Noël Le Graët, ha sido suspendido temporalmente de su cargo este miércoles tras las polémicas declaraciones que hizo sobre Zinedine Zidane hace unos días, al asegurar que si le hubiera llamado para postularse como seleccionador de Francia ni siquiera le habría cogido el teléfono.
El Comité Ejecutivo del organismo así lo ha decidido este miércoles en una reunión extraordinaria. Se le aparta no sólo por su actitud despectiva con el ex entrenador del Real Madrid, sino también por las sospechas de acoso sexual que pesan sobre él, tras las denuncias de varias trabajadoras de la Federación.
De momento le sustituirá Philippe Diallo, vicepresidente de la FFF, a la espera de que se resuelva la auditoría interna que investiga estas denuncias de varias mujeres. La última fue el pasado lunes, en plena polémica por las burlas a Zidane. La ex agente de futbolistas Sonia Souid reveló detalles del comportamiento sexista que había tenido con ella Le Graët. “Me veía como dos tetas y un culo”, declaró a los medios franceses.
El Comité Ejecutivo de la Federación decidió reunirse hoy, después de que la ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castera, se viera ayer con el directivo. Crecían las dudas de que Le Graët esté en condiciones de seguir al frente. A sus 80 años, lleva desde 2011 en el cargo y su mandato acaba en diciembre de 2024.
Estas polémicas (las denuncias de acoso, las declaraciones despectivas sobre Zidane…) se producen justo cuando Francia acaba de ser subcampeona del Mundial de Qatar y París se prepara para unos Juegos Olímpicos. El comité de la federación es consciente de lo mucho que daña la imagen del país la actitud del presidente.
De hecho, ni la ministra de Deportes ni el Gobierno francés han escondido en ningún momento su postura sobre la continuidad de Le Graët al frente de la federación. “La FFF merece un presidente a la altura, que permita dar una buena imagen del fútbol francés en el mundo”, ha declarado este miércoles el portavoz del Gobierno, Olivier Véran.
Los misiles de la muerte pudieron hasta con el cíclope blanco. Courtois hace milagros, pero no hay panes y peces para quien no los merece. La caída del Madrid fue algo más que una muerte a balón parado. Fue una ejecución en el paredón de todos sus males, con disparos de Declan Rice que tenían todo lo que, hoy, no tiene este Madrid deambulante: la contundencia y la precisión. Rice, en realidad, sólo apretó el gatillo.
La cruel derrota, consumada por Mikel Merino, un delantero de paso, compromete al equipo blanco, que necesita invocar a todos los espíritus de la remontada, no sólo a Juanito, y compromete a Ancelotti. Con el entrenador atascado, Vinicius perdido y Bellingham desesperado, la esperanza es la épica y quien todavía no sabe nada de esa épica. Mbappé llegó para ganar Champions. Primero debe ganar al destino. [Narración y estadísticas (3-0)]
La forma de caer ante el Arsenal es proporcional a dos cosas: la tendencia del Madrid en los últimos partidos y la proporción del rival. Leganés, Real Sociedad y Valencia, con distintos resultados, ya mostraron los problemas de un equipo frágil en defensa, desenfocado en el centro del campo y no siempre enfocado en ataque.
No es el equipo de Mikel Arteta lo mejor de la Premier, pero es un equipo que crece y crece si le dejas jugar. Si los goles no llegaron antes de que Declan Rice activara el cañón, fue gracias a Courtois, brutal en sus intervenciones ante el propio Rice y Martinelli, en el primer tiempo, o de nuevo Martinelli y Merino en el segundo. El Arsenal hizo lo suficiente para golear de cualquier manera.
parábola inverosímil
La pegada de Rice está fuera de catálogo. Ambos goles llegaron de falta, lejanas, y ambos con una potencia y colocación que redujeron a Courtois a su condición humana. Ni un reproche al portero, todo el mérito para el jugador inglés, que recordará este día toda su vida, sea cual sea el desenlace de la eliminatoria. Primero salvó la barrera con una parábola inverosímil; después, colocó en la escuadra.
Ancelotti sabía bien de la febrícula de su equipo y por eso les mandó abrigarse. El Madrid no tiene la temperatura corporal adecuada y el entrenador sacó la mantita al salir al Emirates para cubrir bien todo el centro del campo. En el Bernabéu habrá que quitársela y jugar a pecho descubierto. No quedan días para 'pechos fríos'
La manta era el 4-4-2, en el que Bellingham se situaba en la izquierda y Rodrygo, en la derecha, con claras instrucciones defensivas. Vinicius y Mbappé, pues, compartían el ataque. Las razones de Ancelotti no se debían únicamente a la peligrosidad del Arsenal por las bandas, con Saka y Martinelli, sino a las componendas que tiene que hacer en la defensa desde el principio de temporada. Valverde volvió al lateral derecho y en el izquierdo apareció Alaba, con una venda en un muslo, todavía bajo mínimos. El austriaco conoce el puesto, ya que jugó en esa posición en sus inicios en el Bayern, pero hace ya largo tiempo. Saka lo sometió a un tormento, pero también puede decirse lo mismo de Martinelli ante el uruguayo. El compromiso en las ayudas de Bellingham y Rodrygo no bastaba.
Bellingham, desesperado tras una ocasión perdida.EFE
El cambio de sistema, del 4-3-3 habitual al 4-4-2, cargaba el mensaje: precaución. El Arsenal de Arteta es un equipo de alto ritmo de juego y llegada por las bandas, pero también de compenetración en las jugadas a balón parado, diseñadas por uno de los ayudantes del técnico donostiarra. Cuando lanza un córner, acumula jugadores casi en la línea del portero, como niños que esperan, ansiosos, que se rompa la piñata. El overbooking hizo que Saliba rechazara un centro-chut que había superado a Courtois. Con esa producción ofensiva no tener en el área a Havertz o Gabriel Jesus es un hándicap. Arteta ha pedido a Merino que se convierta en camaleón. Se ha puesto el traje del nueve con goles, también frente al Madrid, el tercero, después de porfiar mucho frente a Courtois.
El Madrid respondió al acoso inicial con posesiones largas, aunque estériles, para bajar las revoluciones al partido. Cuando pudo, corrió, gracias a los robos o pérdidas que abrían un páramo por delante. Ni Vinicius ni Mbappé, sin embargo, encontraron la precisión para batir al español Raya, sin trabajo, pero con sensación de dominar el área en todas sus salidas.
Más desalentador resultó su nula reacción tras los goles del Arsenal, cuando ya no había que abrigarse más, sino destaparse. La excitación del equipo inglés y la mejor gestión de Arteta pudieron generar un resultado todavía más cruel, mientras Camavinga se autoexpulsaba y las soluciones del banco, como Brahim, no aportaban nada, porque el problema no era de nombres, sino de rumbo. Ahora sólo está a tiempo de la épica.