Cánticos y pancartas en la grada el Santos recuerdan los alto el fuego que provocaron su gira por Nigeria y la República del Congo en 1969
“El único en parar una guerra”, dice una pancarta en el estadio del Santos, Vila Belmiro, desde lo ocurrido en 1969. Hay historiadores que aún le discuten este título imposible e irrepetible, pero cualquier se lo cuenta a los aficionados, que también cantan en cada partido: “Mi Santos es sensacional / Solo Santos detuvo la guerra / Con Rei Pelé Bi (campeón) Mundial (Intercontinental) / El mejor equipo de la tierra”.
Las giras para hacer caja los equipos de fútbol no se inventaron ni mucho menos en este siglo. Ya las hacía el Santos en 1969 precisamente en países donde no había dinero, y por los mismos motivos por los que un país, hoy día, podría querer celebrar un Mundial.
Para empezar Pelé no paró una guerra, sino dos. En 1968 Marien Ngouabi dio un golpe militar en la República del Congo. El país vivía bajo fuertes tensiones, con purgas por un lado y atentados por otro, y al dictador se le ocurrió reforzar su imagen trayéndose al mejor equipo del mundo. Los supervivientes de aquel equipo todavía hablan de las fuertes medidas de seguridad.
El Santos jugó tres partidos. En el primero, ante 90.000 espectadores, ganaron a la selección nacional del Congo por 3-2, pero la mejor anécdota del viaje la contó el periodista Gilberto Marques, de A Tribuna, el único que asistió a la gira: “Pelé, cansado de las patadas, se sentó en el campo, siendo inmediatamente imitado por sus compañeros de equipo. Sin saber qué hacer, el árbitro detuvo el juego. Y luego le hicieron llegar una nota que venía de las gradas: ‘Santos de Pelé está aquí para dar un espectáculo. Si no aplicas las reglas del juego, vas preso’. Quien escribió y envió la nota al árbitro no fue otro que Marien Ngouabi”.
Pero fue el partido en Nigeria el que alimentó el hecho de que parara una guerra. Y la ayuda de un artículo publicado en la revista Time en 2005: “Aunque los diplomáticos y emisarios habían intentado en vano durante dos años detener el combate en la que por entonces era la guerra civil más sangrienta de África, la llegada a Nigeria en 1969 de la leyenda del fútbol brasileña Pelé trajo un alto el fuego de tres días. Tanto el gobierno como la independizada República de Biafra aceptaron una tregua para permitir a su equipo, el Santos, jugar dos partidos de exhibición contra equipos locales. Durante 72 horas, el fútbol fue más importante que la guerra”.
El gobierno militar del general Yakubu Gowon llevaba dos años luchando contra los rebeldes del sureste que querían crear al República de Biafra. Un conflicto que dejó tres millones de muertos y cuatro millones de desplazados.
El país no estaba previsto en la gira, pero el Santos andaba cerca y Gowon resultó económicamente muy convincente para la directiva del Santos, quien decidió mandar allí a Pelé y a sus compañeros. La idea del presidente, como la de Ngouabi en el Congo, era transmitir sensación de normalidad, y así fue, ya que no se produjo ningún altercado durante la estancia de Pelé.
En su autobiografía de 2007, la leyenda señaló: “Por supuesto los nigerianos se aseguraron de que los de Biafra no invadiesen Lagos mientras estuviésemos allí”. Recuerda «una enorme presencia militar en las calles» y la protección por parte del ejército y de la policía durante su estancia. También dice que el director comercial del Santos les aseguró que la guerra civil nigeriana se detendría para su partido de exhibición y no supondría un problema para las autoridades.
El Santos jugo ante 25.000 personas sin valla, y con espectadores de pie al borde del césped. Pero lo cierto es que el conflicto armado seguía en otras zonas del país. Y que tras la marcha de Pelé la guerra siguió un año más.