La maratonista ugandesa Rebecca Cheptegei falleció cuatro días después de ser quemada en Kenia por un hombre presentado como su compañero sentimental, anunció este jueves el presidente del Comité Olímpico de Uganda.
“Nos hemos enterado de la triste muerte de nuestra atleta olímpica Rebecca Cheptegei tras un violento ataque de su novio. Que su alma descanse en paz y condenamos enérgicamente la violencia contra las mujeres”, declaró Donald Rukare en un mensaje en X, lamentando “un acto cobarde y sin sentido que ha provocado la pérdida de una gran atleta”.
Del mar a la montaña. Hace unos años una pequeña marca deportiva vasca, Ternua, le pidió a tres cofradías de su zona, las de Bermeo, Getaria y Hondarribia, que les guardaran las redes de pesca rotas o desgastadas y en unos meses se encontraron en sus instalaciones con 12 toneladas de malla para tirar, inservible, hecha polvo. Era más de lo que esperaban, pero era mejor que sobrara. Pese al enorme volumen recibido, siguieron con su proyecto y, después de reciclar las redes y de convertirlas en hilo, presentaron su innovación: 50.000 pantalones de esquí -entre ellos los de competición de varias federaciones- hechos con material de pesca. Del mar a la montaña. Luego harían lo mismo con cáscaras de nueces o huesos de aceituna, con posos de café o con sábanas de hoteles desgastadas.
«Desde nuestro nacimiento en 1994 siempre hemos querido hacer ropa deportiva que significa algo y ahora creemos que todo el sector va hacia ahí, es el futuro porque tiene que ser el futuro», comenta Eduardo Uribesalgo, director de innovación de Ternua. Su propuesta es modesta, producción contenida, muy local, pero, en realidad, está en la línea de lo que vendrá. La ropa deportiva del futuro estará hecha de materiales que ahora ni imaginamos, durará más y será circular.
Adiós al petróleo
Las multinacionales, como Nike y Adidas, ya tienen ropa y zapatillas hechas con botellas (Flyknit) o residuos de los océanos (Parley), pero ese reciclaje cada vez es más controvertido -al fin y al cabo, es plástico-, y, además, avanzan propuestas mucho más rompedoras en ese sentido. Según un estudio de la Fundación Changing Markets el 69% de las fibras que se utilizan en el deporte todavía proceden del petróleo, como el poliéster o el nylon, y el objetivo de varias empresas es disminuir ese porcentaje drásticamente. La biotecnología ya ha creado poliéster a partir de la yuca, la caña de azúcar o el maíz, muy parecido al actual; la goma EVA, presente en muchísimas zapatillas, se podría sustituir por Bloom, hecha por algas, que ya usan Puma o Merrell; el neopreno petrolífero tiende a ser sustituido por el Yulex, hecho de planta de yute -Decathlon ya tiene un modelo 100% Yulex-; y así múltiples innovaciones.
Hay postureo, el llamado greenwashing, pero también cierta presión legislativa -nuevas directrices europeas e iniciativas como la francesa Ecoscore-, y sobre todo más conciencia de los deportistas aficionados que, al final, son los que compran. Según una encuesta de la competición de vela SailGP realizada entre sus aficionados en Estados Unidos, Reino Unido y Suiza «el 72% de la población no quiere hacer deporte con ropa hecha con combustibles fósiles», pero en las tiendas se encuentran varios obstáculos. Uno es la variedad, otro es el rendimiento, pues aún es imposible encontrar zapatillas rápidas y verdes, pero el principal es el precio.
«Tarde o temprano va a llegar: un atleta ganará un maratón con unas zapatillas reciclables. Pero mientras tanto es un camino lleno de retos. Especialmente hacer llegar al público todos esos materiales. Varias marcas han hecho camisetas con fibras muy sugerentes, de algas o fibra de coco, pero costaban 80 o 100 euros. Hasta que los procesos no sean más baratos no se podrá generalizar su uso», expone Juan González, probador de varias marcas y responsable del podcast sobre material El laboratorio de Juan.
Imagen de un forro Polartec.
«El coste se reducirá a medida que más marcas se comprometan con la verdadera circularidad», asevera Ramesh Kesh, vicepresidente de Milliken & Company y responsable de Polartec, marca líder en forros polares y por lo tanto con la dependencia del petróleo como reto. "Como industria, es hora de que abordemos algunas de las causas más profundas en lugar de poner tiritas a otros temas que tienen poco impacto a largo plazo", añade en el final del proceso para que toda su colección sea de poliéster reciclado, sea circular.
«El precio es un desafío, eso está claro. Pero hay que darles a estos materiales el valor que tienen», subraya por su parte Joel Gómez, manager en España de la marca italiana Uyn, que está marcando el camino. Con mucha implantación en el esquí -su embajadores es el estadounidense Bode Miller, campeón olímpico-, toda su ropa está hecha de fibras nuevas procedentes del maíz, del ricino o del eucalipto, tienen una lana vegetal...
«Es actual porque lo pide el público y futurista a la vez, hay mucha investigación detrás y no siempre sale cómo deseamos. Pero esa esencia bio se acabará imponiendo», añade Gómez, que sabe que en la vanguardia hay riesgo.
¿Unas zapatillas para toda la vida?
En los últimos años, por ejemplo, varias marcas, como Salomon, han presentado zapatillas 100% reciclables, pero su éxito ha sido limitado. Quizá el camino sea otro, utilizar un un material más resistente como el grafeno como hace Inov, o directamente crear unas zapatillas desmontables. En ello está embarcado actualmente Kilian Jornet. Su marca, Nnormal, triunfó en el mercado de la montaña con sus modelos duraderos, pero ahora quiere más. En los últimos meses está trabajando en unas zapatillas modulares, las Kboix, que ya han recibido un premio ISPO, por lo que proponen: que sirvan para todo, que duren toda la vida.
La idea es que la mediasuela, es decir, el bloque de goma que hay entre la suela y la cubierta, pueda irse cambiando cuando se desgaste o cuando se necesiten otras prestaciones. Para salir a correr tranquilamente, se monta una zapatilla, para competir a toda prisa, una distinta, y para abordar una montaña muy técnica, otra distinta. «Queremos evitar el sobreconsumo y creemos que esta zapatilla puede ser útil para ello. Está diseñada para ser extremadamente duradera y ser reparada cuando se acabe la vida útil de sus partes», apunta Birte Fahrbach, jefa de producto de Nnormal, que no niega las dificultades: «El desafío es unir las partes del calzado y conseguir una buena estabilidad. No puede compararse con el proceso de producción habitual de unas zapatillas».
Algún día el calzado durará siempre, algún día la ropa estará hecha de plantas o de algas: la ropa deportiva del futuro ya está aquí.
Toda leyenda guarda en su biografía una anécdota que es medio verdad y medio mentira. Para Gout Gout puede ser la siguiente. Diane Sheppard, una entrenadora australiana de velocidad de pelo canoso y décadas de experiencia, estaba a punto de jubilarse cuando pasó por el patio de un colegio, el Ipswich Grammar de Queensland, y vio a un niño de siete años ganando una carrera tras otra contra chavales mucho mayores que él, de 10, 11, 12, ¡de 13 años!
Tenía una anatomía privilegiada, una técnica natural y, por si fuera poco, una sonrisa enorme: el prodigio sólo estaba jugando, se lo estaba gozando. Sheppard se acercó a él y le dijo: "Si quieres, puedes ganar el oro en los 100 y los 200 metros en los Juegos Olímpicos de Brisbane 2032". La realidad tuvo que ser distinta, pero quién prefiere la verdad a una buena historia. Y, en todo caso, una certeza sobresale entre detalles fantasiosos: Gout Gout realmente puede ganar dos oros en 2032.
¿Quién es Gout Gout? El nuevo nuevo Usain Bolt. Un joven de 16 años que lleva ya un par de temporadas asombrando al mundo a base de vídeos virales y marcas estratosféricas y que hace unas semanas, en los All School Championship de Australia, acabó de explotar como promesa planetaria. En los 200 metros marcó 20.04 segundos y en los 100 metros, 10.04 segundos con demasiado viento a favor y 10.17 legales. Nadie a su edad había registrado esos tiempos y el mismísimo Bolt pierde en la comparación: de adolescente corrió en 20.13 en los 200 metros y apenas probaba el hectómetro. Pero lo mejor de Gout Gout no son los números.
Sólo una zancada más que Bolt
"A esa edad hay corredores muy desarrollados que ya hacen grandes tiempos, pero es que a él aún le falta. Como le pasaba a Bolt a los 16 o 17 años, Gout todavía está por hacer, le faltaba mucho trabajo de fuerza", indica Pau Fradera, entrenador del velocista español Guillem Crespí, finalista en el último Europeo, que ahonda en el análisis: "Técnicamente ya es mejor que Bolt. De adolescente a Bolt le faltaba mucha estabilización, iba de un lado a otro, corría muy descontrolado. Gout es mucho mejor en eso. Aunque lo más asombroso que tiene es la zancada".
Según el estudio de Fradera, Gout corrió los 100 metros de los All School Championship en sólo 42 zancadas, muy por debajo de las 44 o 45 habituales. Bolt, en su récord del mundo de la distancia (9.69 segundos), lo hizo en 41 zancadas. "Tiene una planta impresionante, da gusto verle correr. Es un poco más bajo que Bolt [1,82 metros], pero ya mete zancadas de casi tres metros. En su carrera se ve que no hace una gran salida, pero que de los 20 a los 30 alarga hasta los 2,50 metros y que en los últimos 60 metros sólo da 22 pasos, una barbaridad. Para cualquier amante del atletismo es ilusionante pensar en el potencial que tiene en cuanto entrene más la fuerza. Ha nacido quien puede superar a Bolt", proclama Fradera que acepta que Australia, donde vive Gout, no es una potencia en velocidad, pero que tiene formación deportiva de sobras para rodear al prodigio de los entrenadores que necesite para crecer. Por lo pronto, ya ha fichado un contrato multianual con Adidas y el próximo enero viajará a Estados Unidos para entrenar durante dos semanas con Noah Lyles, el vigente campeón olímpico de los 100 metros.
El error en su inscripción
Será inevitable que las universidades americanas le hagan ofertas para que corra allí, aunque con sus marcas no tendrá ningún problema para correr ya en el próximo Mundial de Tokio de 2025 con sólo 17 años. Lo único que preocupa a su entorno es cierta debilidad de sus tendones de Aquiles porque es un "toe-walker", es decir, que siempre camina de puntillas y que el mundo le llame como realmente se llama. Porque Gout Gout en realidad es Guot Guot y su padre, Bona Guot, lleva varios meses pidiendo a las instituciones, a los medios de comunicación y a los seguidores del atletismo que rectifiquen.
De Sudán del Sur, la familia emigró a Australia previo paso por Egipto, y cuando nació el sprinter, ya en Queensland, las autoridades registraron mal su nombre. Gout Gout convive con el error con ligereza -pide que le llamen GG-, pero a su padre, que trabaja en un hospital, le atormenta que al chaval le llamen como una enfermedad porque, en inglés, gota es 'gout'. "No acepto que mi hijo sea conocido como Gout Gout", reclamaba hace unos días en el canal 7News. Sea Gout Gout, Guot Guot o GG, fuera descubierto de casualidad por Diane Sheppard en el patio del colegio o no, una certeza sobresale: realmente puede ganar dos oros en 2032.