Para los que conocemos a Jon Rahm, la imagen no puede transmitir mayor dureza: el deportista mejor pagado del mundo sentado en la oficina del Golf National de París con la mirada perdida. Acababa de entregar una tarjeta de 70 golpes que le dejaba en la quinta posición. Sólo una hora y 48 minutos antes, era líder con cuatro golpes de ventaja a falta de los últimos ocho hoyos.
Tras la inexplicable debacle, Jon está en shock, hundido. Una crudeza ext
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