Al encuentro con EL MUNDO en la Villa Olímpica de Saint-Denis, al mediodía del lunes, acuden con paso ligero, tan simpático el padre, tan serio el rictus el hijo. Es normal, Rafael Lozano júnior lleva días sin comer ni beber demasiado y «cuando no está la comida ya te sienta mal todo». Porque tiene que dar el peso (-51 kilos) para su combate de de octavos de final contra el australiano Yusuf Chothia (11:32 h.). «No le conozco demasiado, nunca me
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