Sólo un color diferencia sus banderas, pero el partido entre Bélgica y Rumanía mostró a las claras la superioridad de una selección sobre la otra. El equipo de Tedesco, desesperado tras la derrota ante Eslovaquia, necesitaba descargar toda la tensión acumulada durante estos días. Su calidad es indiscutible, pero las dudas y los síntomas de fin de ciclo pesaban como una losa. Y por fin respiró. [Narración y estadísticas (2-0)]
El encuentro exigía intensidad desde el inicio y Bélgica lo intuyó a la perfección. A los cinco minutos, Lukaku dejaba de cabeza un balón al borde del área que Yuri Tielemans mandó directamente a la red. Imposible una mejor forma de empezar, pero Rumanía no se iba a quedar de brazos cruzados. Quería el liderato y un cabezazo de Dragusin obligó a intervenir a Casteels.
Bélgica devolvió el susto pocos minutos después con un disparo cruzado de Lukebakio que obligó a Nita a hacer una estirada milagrosa y las diabluras de Doku por la izquierda volvieron loca a una defensa rumana que no encontró un momento de relajación en toda la primera mitad.
Lukaku, anulado por el VAR
Al volver de vestuarios, los contragolpes de Rumanía generaron alguna dificultad, pero hasta en eso la selección belga tenía la flecha para arriba. En el 51, De Bruyne estuvo muy cerca de hacer una de sus maravillas con un disparo de rosca cruzado, pero su remate se marchó rozando el palo.
Las defensas comenzaron a abrirse y en el minuto 63, Lukaku definió un mano a mano ante el portero belga pero, por tercera vez en esta Euro, el VAR semiautomático le impidió celebrar la sentencia. Algo que sí haría De Bruyne en el 79, cuando un saque de Casteels, unido a un error de la zaga rumana, le permitió marcar el segundo superando al portero belga. Con esta victoria, Bélgica deja su grupo con todos los equipos empatados con tres puntos y con todo abierto para el liderato.
"Nosotros somos muy futboleros y veíamos que el tipo de figuritas que había de futbolistas eran más bien precarias, y que no se parecían en nada a los jugadores. Hablamos con una empresa inglesa y empezamos a distribuir las figuritas en España, notamos un interés en el mercado y a partir de ahí hablamos con los clubes para desarrollar nuestras propias figuras de acción". Estos fueron los inicios de Banbotoys, una empresa catalana que vende figuras oficiales de fútbol, en palabras de su CEO y cofundador Miquel Barti.
Hoy, tras un tiempo de esos comienzos, Miquel Barti y Òscar Bosch -los fundadores-, pueden celebrar felices su consolidación en el mercado del juguete licenciado. Cerraron 2024 con 540.000 unidades vendidas y buscan llegar a las 800.000 este año, con una facturación de 3'5 millones de euros. Para 2026, año del próximo mundial, la expectativa que tienen es de 5.
Es la historia de un éxito: de sentir que fallaban los productos ofertados a crear unos propios y triunfar. "Banbotoys empieza con un par de aficionados que querían encontrar productos de merchandising de los jugadores porque no los había prácticamente en el mercado. Lo que había era de los clubes, no de los jugadores, y el fútbol ahora mismo ya no es tanto de equipos sino de futbolistas: tú puedes ser del Madrid y comprarte una figura de Lamine Yamal porque es Yamal y tiene muchísima repercusión", explica Miquel. Su objetivo a corto plazo es centrarse solo en el mundo futbolístico, y a futuro quizás abrirse a otro tipo de licencias de otros deportes, así como del mundo entretenimiento.
Algunas de las figuras que venden en Banbotoys.BANBOTOYS
Ahora mismo operan en 36 países diferentes con distribuidor, vendiendo sus juguetes en lugares como Estados Unidos, México, Panamá, Argentina, Dubái, Rumanía, Sudáfrica... A nivel nacional el producto más vendido es la figura de 20 cm de Lamine Yamal, seguido de Mbappé, e internacionalmente el liderazgo se lo queda Messi, dejando el segundo lugar a Ronaldo.
Más allá de todo el trabajo que hay detrás, Miquel cree que el triunfo les llegó por "encontrar un producto que guste tanto a niños como a mayores y que sea de calidad. Que las articulaciones sean buenas, que el jugador se parezca muchísimo y que sea un producto oficial".
LA CREACIÓN
Los inicios fueron "complicados". Miquel y Òscar hablaron con distintos fabricantes para el diseño del producto, para que después esto pasase por la aprobación de cada club, un proceso lento y que les costó mucho porque "esto era como un hobby, no era un negocio rentable, entonces lo hacíamos cuando podíamos y llevó su tiempo", comenta Miquel. Fue en 2021 cuando tras problemas internos empezaron el proyecto de nuevo, entraron "los socios capitalistas" y buscaron licencias, consiguiendo cerrar acuerdos con el Barça, el Betis y cinco equipos de la Premier League. A esto también ayudó el cambio de fábrica que hicieron a una mucho más grande en China (sus figuras se desarrollan en Barcelona y la fabricación, ensamblaje y preparación de los pedidos en dicho país de Asia Oriental).
El hecho de tener las licencias, que es lo que permite vender el producto oficial, es "lo más importante del negocio, lo primero: sin licencias no hay figura y sin figura no hay licencias. Las necesitamos si o si", recalca el CEO.
El primero de estos acuerdos fue con el FC Barcelona, "porque estamos en Barcelona y sí, somos culés... Pero también estamos encantados de que Mbappé venda mucho", reconoce entre risas. Empezaron con el club blaugrana, hecho que les abrió las puertas para ir consiguiendo otras licencias.
Más figuritas de la exitosa empresa catalana.BANBOTOYS
Estos pactos con los equipos no fueron sencillos "primero porque no son baratos", además de que "hay que ir insistiendo, presentarles el producto... Hay una negociación que no es sencilla y algunos son más flexibles y otros no. Además, piden lanzar un mínimo de cinco jugadores por equipo, lo que significa más inversión, hacer más aprobaciones de producto, un proceso más laborioso. También nos encontramos con algún club que nos dijo que no". El objetivo que tienen es el de las 50 licencias, en las que 25 sean de fútbol y después deriven a otros deportes, a otros personajes.
PLANES A FUTURO
Desde Banbotoys están trabajando ya en planes de expansión para el próximo 2026 -año del mundial-, y están en negociaciones para cerrar unas ocho o diez licencias de selecciones. A largo plazo sus metas pasan por la expansión de la empresa, la obtención de más licencias del mundo futbolístico y de otros deportes, y del desarrollo de nuevos productos.
Respecto a estas novedades, en concreto Miquel explica tres. Para empezar, en las figuras buscarán una mayor movilidad, haciendo que por ejemplo "puedan chutar. Que automáticamente tenga un sistema en que le des en la rodilla y chute la pelota", buscando más interacción entre la figura y el consumidor final. Por otro lado, están desarrollando una figurita más pequeña, de unos 10 centímetros, que llegue al mercado sudamericano y asiático. Y, para terminar, probarán también con un producto de colección: "una figura ya más de 50 o 60 euros que sea más realista, con más articulaciones... aunque esto forma parte del proyecto de crecimiento para el año que viene".
La primera tienda en Barcelona, la Banbo Store.BANBOTOYS
El sueño de los empresarios pasa por llegar a ser un referente en el mundo del juguete coleccionable de fútbol, consolidándose así en el sector, y actualmente Banbotoys vende en las tiendas oficiales de los equipos, en jugueterías y vía online. Hace poco abrieron su primera tienda en Barcelona, a modo de showroom, y la idea sería franquiciar la "Banbo Store" -tal como ellos le llaman- por todo el mundo. Además de las famosas figuritas, en el establecimiento uno se puede encontrar con escudos, buses, estadios 3D... un gran abanico de merchandising para los más futboleros.
«Valencia nos ayudará», pronosticaba Álvaro Morata tras el empate ante Países Bajos en Rotterdam. Quien puede estar seguro de que nadie le echará una mano es Ronald Koeman. No hay peor estadio en el que presenta refugiarse el seleccionador neerlandés que Mestalla. Nunca ha vuelto a sentarse en el banquillo de un campo en el que dejó una tan amarga que, pese las vicisitudes que atraviesa el club en la última década, no se olvida. Koeman se fue de Valencia en 2008 con una Copa del Rey bajo el brazo, pero habiendo descompuesto un vestuario plagado de internacionales (Villa, Silva, Albelda, Marchena, Baraja o Joaquín) y dejándolo al borde del descenso.
Koeman fue elegido por Juan Soler para relevar a Quique Sánchez Flores tras un inicio de temporada que, pese a tener al Valencia cuarto, se consideraba insuficiente en aquellos tiempos. Estaba entonces en el PSV y se optó por pagar la indemnización para traerlo a Mestalla por tres años y que encabezara un proyecto para soñar con volver a pelear la Liga. Nada más lejano a lo que ocurrió.
En datos, los 22 partidos que la leyenda del Barça dirigió al Valencia fueron los peores en su carrera como entrenador. Dirigió un total de 34 partidos, con 11 victorias, nueve empates y 14 derrotas. Solo ganó el 41,7% de lo que disputó, el porcentaje más bajo de su trayectoria incluso en equipo donde también fue destituido.
En Liga fue un desastre. Sumó 18 puntos en 22 partido: cuatro ganados, seis empatados y 12 perdidos. De las siete jornadas en Mestalla, convertida siempre en un fortín para el equipo, perdió más que ganó. Cinco frente a dos y tres empates. Le humillaron el Barça, el Almería, el Sevilla, el Mallorca o el Racing de Santander. Tampoco en Champions le fue bien: una derrota ante el Rosenborg (0-2) y un empate a cero con el Schalke.
La Copa se convirtió en el único bálsamo porque ahí el Valencia sí funcionó. Eliminó al Real Unión, el Betis, el Atlético de Madrid y el FC Barcelona antes de plantarse en la final el 16 de abril de 2008 en el Vicente Calderón y vencer 3-1 al Getafe, el equipo de moda al que apoyaba hasta el Rey Juan Carlos.
la voladura del vestuario
Aquella final la ganó un vestuario con Baraja y Marchena como líderes que tuvo que remendarse y autogestionarse tras la voladura que había provocado el holandés en diciembre. En un día apartó a Cañizares, Angulo y Albelda. «Nunca vas a jugar en el Valencia conmigo. No creo en tu liderazgo», le dijo al capitán, que se pasó cuatro meses apartado y eso le costó que Del Bosque le dejara fuera de la Eurocopa de 2008.
La fractura social fue tremenda y el presidente Juan Soler acabó en el banquillo de los acusados demandado por Albelda, a quien no dejaban jugar pero le exigían los 60 millones de cláusula para salir al Villarreal. Ese ambiente respiraba el equipo y Mestalla mientras las derrotas se acumulaban. Koeman despreciaba a las leyendas, incluso a Joaquín que había costado 30 millones y, en opinión del entrenador, «no rindió ni 30 euros». La única decisión que perduró en el tiempo fue la apuesta por Juan Mata, recién llegado de la cantera del Real Madrid con 19 años y que tuvo especial brillo en la Copa.
Aquel título, que Albelda siguió en la grada como comentarista de una cadena de radio, ni siquiera se festejó. No quiso una plantilla desesperada ya con el holandés. Tanto que, tres días después de ser campeones, cayeron goleados 5-1 en San Mamés. Era su forma de exigirle al club, que ya había cambiado hasta de presidente, que despidiera al entrenador. Ni siquiera hacía falta. Entonces ver al Valencia a dos puntos del descenso era motivo suficiente para justificar esa decisión. Tuvo que aparecer por primera vez Voro González para, restituyendo a los apartados y sacando al grupo de la agonía para llevarlo a una décima plaza, muy lejos de Europa, pero tranquila.
Koeman salió de Mestalla con dos gestos. El primero, perdonar los tres millones de euros netos por cada uno de los dos años que le restaban de contrato con la única condición de que sí los cobraran íntegros sus ayudantes, Toni Bruins y José Mari Bakero. La segunda fue menos conciliadora. El neerlandés se fue dejando dicha una maldición: «Mi Copa será el único título en los próximos cincos años». En realidad fueron 11 los que tardó el Valencia en volver a ser campeón, en 2019 ante el Barça en Copa con Marcelino García Toral como entrenador.
Nunca volvió a pisar un área técnica en Mestalla. Nunca volvió a pisar un área técnica en Mestalla. En su etapa en el Barça, el regreso en mayo de 2021 se frustró por una expulsión. Aún así, su equipo venció 2-3. Su segunda temporada no duró lo suficiente al frente del equipo azulgrana como para tener opción de regresar. Ahora lo hace con Países Bajos, recordando lejanos aquellos momentos. Tuve buenos momentos aquí y otros menos agradables. Ganamos la Copa, buenos partidos ante el Atlético o el Barça, no todo fue malo», sonrió el entrenador al que no le gusta «ver al Valencia sufrir». «Un club para ganas cosas y crecer necesita tranquilidad. Tanto cambio de presidente, de dueños, de entrenadores... no es la mejor manera para mejorar", diagnosticó. En otro contexto, Mestalla agradecería sus palabras. Hoy recordará su amarga huella y bramará para que no salga ganador.
Adrián Otaegui (-18) logró remontar los cinco golpes de desventaja con los que partía en la ronda final del Volvo China Open, para conseguir su quinta victoria en el DP World Tour y romper así la sequía del golf español, que aún no había ganado en este 2024 en ninguno de los dos grandes circuitos. El torneo, que se vio reducido por fuertes lluvias a 54 hoyos, concluyó este domingo en Hidden Grace Golf Club de Shenzhencon una soberana ronda del español con 65 golpes, siete birdies sin error que le dieron la victoria con un golpe de ventaja sobre el italiano Guido Miggliozzi.
Este triunfo mete al jugador español en el PGA Championship, segundo grande de la temporada, que se juega en un par de semanas en Valhala (Kentucky) y donde ya esta clasificado Jon Rahm. Además Otaegui, que ocupaba el puesto 143 del ranking mundial antes de su triunfo, se va acercar mucho al puesto 100, lo que le va a permitir meterse en la lucha por los Juegos Olímpicos, donde David Puig llevaba hasta ahora la delantera (105 del ranking mundial) seguido por Jorge Campillo (123) que podría dar un salto importante si esta noche termina en el Top-10 del torneo del PGA Tour que está disputando.
La competición se vio reducida a 54 hoyos. Los 18 últimos disputados mediante dos tee de salida y en grupos de tres para agilizar un torneo donde Adrián Otaegui ha brillado, a pesar de las dificultades, con luz propia.
Adrián Otaegui, en acción.-AFP
El golfista vasco empleó 67 y 66 golpes en las dos primeras jornadas, dos resultados brillantes apoyados en un juego sólido que generó un torrente de birdies, hasta el punto de que un bogey en el hoyo 18 de la segunda ronda figura como único error de una actuación inmaculada. No obstante, lo mejor estaba por llegar, una última vuelta excepcional donde los birdies se fueron haciendo hueco en la tarjeta a borbotones, cuatro en la primera vuelta (hoyos 2, 4, 8 y 9) y otros tres más en la segunda (hoyos 13, 16 y 17), siete en total que voltearon la clasificación a su favor a pesar de la fuerte competencia de sus principales rivales.
Entre ellos, mención especial para el sueco Sebastian Soderberg, que por momentos compartió liderazgo con el golfista español. La emoción alcanzó sus más altas cotas en el último hoyo del jugador nórdico, ya con Adrián Otaegui esperando impacientemente en la casa club el desenlace de la vuelta de Soderberg. La presión, inmensa, afectó gravemente al golfista sueco, envuelto en problemas en un hoyo final donde rubricó un doble bogey que puso en bandeja el nuevo triunfo de Adrián Otaegui en el DP World Tour.
Del resto de representantes españoles en este Volvo China Open, los más destacados han sido Santiago Tarrío e Iván Cantero, ubicados en los puestos 27 y 24.