El ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, ha sido citado del 3 al 19 de febrero de 2025 por el Juzgado Central de lo Penal de la Audiencia Nacional para responder por el beso no consentido a Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial Femenino en Australia en agosto del pasado año y las coacciones posteriores.
Junto al mandatario, están también citados como investigados el ex seleccionador nacional femenino, Jorge Vilda, el ex director deportivo de la RFEF, Albert Luque, y el que fuera responsable del Área de Marketing, Rubén Rivera.
Rubiales deberá responder por un delito de agresión sexual y otro de coacciones, que comparte con el resto de investigados. La Fiscalía solicitó dos años y medio de cárcel para el ex presidente de la RFEF, uno por el beso y otro año y medio por las coacciones posteriores. Esa última petición es la que también hizo para los otros tres acusados.
También, el Ministerio Público reclamó a Rubiales una indemnización para la futbolista de 100.000 euros. La mitad de la cifra por la agresión sexual y la otra mitad, a afrontar conjuntamente entre los cuatro acusados, por las coacciones.
En el escrito de acusación, la fiscal Marta Durántez apuntó como el acusado cogió la cabeza de la jugadora “con ambas manos, y de manera sorpresiva y sin consentimiento ni aceptación de la jugadora” le propinó un beso en los labios.
Además, añadió para el resto de acusados como “ante las consecuencias personales y profesionales” que podían acarrear los hechos, especialmente para Luis Rubiales, comenzaron “a ejercer actos constantes y reiterados de presión directamente sobre la jugadora Jennifer Hermoso Fuentes y a través de su familia y amistades” para que la futbolista “justificara y aprobara el beso que contra su voluntad le dio Luis Rubiales”.
Así, el escrito habló de “hostigamiento” a la futbolista y a sus familiares tanto en los momentos posteriores a la victoria en el Mundial (vestuario, viaje al aeropuerto y vuelo) como en las vacaciones posteriores en Ibiza.
En la diligencia de ordenación de la Letrada de la Administración de Justicia del Juzgado Central de lo Penal, se advierte que la vista se celebrará en la sede de San Fernando de Henares los días 3, 4, 5, 6, 10, 11, 12, 13, 17, 18 y 19 a partir la de las 10 horas.
Hace 11 años no sabíamos lo que era el coronavirus, salíamos de una de las mayores crisis económicas de este siglo y el Rayo Vallecano de Paco Jémez ganaba al Atlético de Madrid. Fue en febrero de 2013 la última vez que el equipo franjirrojo se haría con un derbi y la única derrota de Simeone en un duelo con los vallecanos. En el partido de la temporada pasada en Vallecas, los rojiblancos le hicieron un siete a los locales, pero esta era otra historia y, pese a los esfuerzos y méritos de uno y otro, la contienda quedó en empate. El cansancio hizo mella en este calendario loco. [Narración y Estadísticas, 1-1]
El duelo comenzó como una tormenta eléctrica, con rayos a ambos lados. Más méritos ofensivos que defensivos salvo Oblak, que sacó un tiro de De Frutos abajo al palo, como si tuviera 10 años menos. Antes ya había perdonado Sorloth una contra fulgurante conducida por Llorente con velocidad y fuerza, como un tráiler, vamos. El control del noruego le impidió finalizar la meritoria jugada del madrileño. Y la cosa debía de ir de dominar el balón, porque el toque de Julián Álvarez para orientar un esférico que le cayó del cielo con Lejeune y Mumin de vacaciones fue tan malo, que el argentino desperdició una ocasión clarísima para abrir el marcador.
Repetía el argentino en el once tras la victoria ante el Leipzig del pasado jueves. De los pocos que lo hacían. Simeone debe de priorizar la salud mental de su ariete que la física, pese a que en la previa ya hubiera recordado la necesidad de dosificar a los futbolistas para afrontar el exigente calendario de los clubes importantes. "Sin salud es imposible. No puedes repetir siempre los mismos jugadores, aunque quieras, si lo haces sufrirás lesiones importantes", comentó el técnico. En Vallecas cayó Azpilicueta.
Sin embargo, quiso Álvarez levantarse a sí mismo la moral con un zapatazo que rozó la gloria. Desde el perfil izquierdo se abrió hacia la esquina del área y disparó con el empeine interior de la pierna derecha una comba que se estrelló en el larguero de Batalla. Respiraba un argentino y se lamentaba el otro.
Julián Álvarez, en el estadio de Vallecas.THOMAS COEXAFP
Vallecas no es que sea el precisamente el campo más grande de Primera División, tampoco es el más pequeño pese a que el fondo de los Bukaneros donde se homenajeó a Prudencia Priego, esposa de uno de los fundadores del club, y el no fondo, den la impresión de achicar su tamaño. No obstante, los dos equipos estaban tan juntos que se jugaba en 40 metros y, lo que es mejor para el espectáculo y peor para los entrenadores, cada balón a la espalda de las defensas, voluntario o accidental, era una ocasión de gol.
En una de esas carreras fulgurantes apareció De Frutos dividiendo a la defensa atlética por el centro como si fueran conos hasta que abrió a Ratiu, que estaba sólo pero algo esquinado ante Oblak. El lateral decidió hacer un centrochut que agradeció Isi con suspense en boca de gol. Aunque Melero López marcara fuera de juego en un primer momento, el VAR corrigió al colegiado y validó el tanto del capitán rayista.
Salieron en la segunda parte Griezmann y Correa para reconducir una situación anómala en el histórico de Simeone con el Rayo. No fueron ellos los protagonistas del empate sino Sorloth y Gallagher, las nuevas y más frescas incorporaciones de los rojiblancos. Solo que el orden fue el diferente a lo normal entre un medio y un delantero. Fue el noruego el que asistió al inglés en una buena jugada y este definió raso, como si fuera él el que llevara el 9 a la espalda.
Cansancio e imprecisiones
En la segunda parte el dominio cambió de bando y fue más rojiblanco, con algunas arrancadas de orgullo del equipo local. Los cambios rejuvenecieron el vigor de ambos equipos con James y Griezmann como estilistas de esta segunda parte. Si el francés viene de un momento dulce con el Leipzig, el colombiano debe aún mostrar su calidad en Vallecas. De momento solo se tienen noticias suyas con su selección.
Se notaron los minutos y la tensión de más de la Champions en el Atlético de Madrid. El esfuerzo de remontar al Leipzig resultó agotador y el equipo, pese a los cambios de Simeone, no mostró la frescura que venía exhibiendo, algo que se evidenció en los últimos minutos con un juego más impreciso de lo habitual. Queda mucha liga, pero psicológicamente es importante mantener el tren con los dos transatlánticos de cabeza. La plantilla de este año da para ello.
El verano de 2017, Ousmane Dembelé (Vernon, 1997) decidió no presentarse a los entrenamientos del Borussia Dortmund para forzar al club alemán a que le vendiese al FC Barcelona, que venía con los 222 millones de euros que el PSG había pagado por Neymar. El joven y brillante delantero francés, se había salido en la Bundesliga y llegaba como una gran promesa al conjunto culé. Promesa que ha tardado siete años en consolidarse y, encima, en el equipo que propició su llegada a la entidad blaugrana.
Pese a una primera batalla ganada por Xavi para retenerle un año más, el extremo francés terminó fichando por el PSG por 50 millones de euros en el verano de 2023. El Barça no recuperaba los 105 más 30 en variables que pagó por el galo, pero su presencia en el conjunto culé, tan intermitente como díscola, se daba como amortizada. Su no renovación y los continuos episodios de lesiones, se perdió más de 60 partidos en los primeros 30 meses con los azulgrana, no terminaron por enamorar a la parroquia barcelonista.
Así, El Mosquito, llegaba a París convencido de que, esta vez sí, éste era su momento. "Hablé con Luis Enrique y con el presidente Nasser Al Khelaïfi. Me hablaron de su proyecto. Estoy encantado de volver a Francia. Las cosas van muy bien en el Paris Saint-Germain", contó en una entrevista en la televisión francesa.
Y lo cierto es que el 10 del PSG parecía tener razón en sus palabras y arrancó con goles o asistencias en los primeros siete partidos de la Ligue 1 y reclamando el puesto de superestrella que había dejado vacante Kylian Mbappé. No obstante, el carácter le volvió a jugar una mala pasada. Como en aquel episodio de Dortmund y como el que protagonizó también en el Rennes cuando el Salzburgo preguntó por él cuando apenas era mayor de edad. Aquel verano se perdió la pretemporada del conjunto galo por una sospechosa gastroenteritis.
Así, con el francés a velocidad de crucero, Luis Enrique le deja en Francia en el partido de Champions ante el Arsenal en Londres en el que caen derrotados por dos goles a cero. Y, el entrenador "cuyo discurso" provocó su fichaje por el PSG, le lanzó a los leones en la explicación de su ausencia: "Soy muy sincero, pero no voy a hacer una telenovela de esto. No hubo ninguna discusión entre el técnico y el jugador, eso es completamente falso. Sólo hay un problema de compromiso del jugador con el equipo y no entre el jugador y el entrenador".
La calma tras la tempestad
Pero tras la tempestad y tras una disculpa, volvió la calma. Así, el delantero francés retornó a la dinámica de grupo y pareció que nunca se hubiera ido. Desde su episodio, el 10 lleva 1 gol y dos asistencias, con los que suma cinco tantos y seis pases de gol en 11 partidos. En el último, su gol sirvió para conseguir la victoria del equipo parisino ante el Lens, que les permitió afianzarse aún más en el liderato de la clasificación tras el tropiezo del Mónaco o el del Olympique de Marsella en la jornada anterior.
Lo cierto es que Dembélé es el líder indiscutible de este PSG en el que por primera vez desde 2017 no cuenta en sus filas con una superestrella mundial. Terminó la época de los galácticos franceses con la salida de Messi a Estados Unidos, Neymar a Arabia Saudí y Mbappé al Real Madrid. No obstante, el valor de la plantilla actual es el mismo que el de la última en la que coincidió la MMS. Según Transfermarkt, la temporada 2022/23 la plantilla del PSG elevaba su coste a 891,1 millones de euros por los 892 de la actual. La del 2023/24, en cambio, fue la del máximo valor en la historia del conjunto francés con 1.002 millones de euros.
Quizás la frase más célebre de George Best, uno de los mejores futbolistas británicos de todos los tiempos sea: "Gasté mucho dinero en coches, mujeres y alcohol. El resto lo malgasté". Como leitmotiv para adolescentes, puede resultar muy graciosa, pero cuando ya se peinan canas o se tiene una familia detrás, es muy peligrosa. "No mueran como yo", fue su mensaje de despedida postrado en la cama de un hospital. Tenía 59 años.
Best, conocido como el Quinto Beatle, fue un magnífico y fugaz futbolista cuya calidad y fortuna se perdió por el alcohol. Algo parecido a lo que le pasó a otro genio británico como Paul Gascoigne, que actualmente vive en casa de su representante, Katie Davies, tras haber terminado arruinado por sus adicciones. Ambos, y otros muchos jugadores, han dilapidado auténticos dinerales cuando han colgado las botas. ¿Cómo puede ser?
No se disponen de cifras de futbolistas que terminan en bancarrota tras abandonar el deporte. La única investigación conocida es la realizada por la asociación Xpro en Reino Unido en la que hablan de que tres de cinco, que ganaron de media 33.000 euros a la semana, terminan declarándose en bancarrota cinco años después de retirarse, pero es un estudio de hace una década.
"Tendemos a pensar que son muchos los deportistas de élite que se arruinan, pero el porcentaje es el mismo que cualquier otro negocio". Ignacio Chinarro, director Económico-Financiero en la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) explica a EL MUNDO que, al ser figuras públicas, parece que son más los deportistas que, tras terminar su carrera, acaban con problemas económicos.
Cafú, en su época de futbolista.
El caso más reciente es el de uno de los mejores laterales derechos de la historia, el mítico Cafú. El brasileño tiene que subastar su vivienda, la segunda propiedad en menos de un año, por las deudas que le acechan después de que su agencia de representación se fuera a pique en 2019. Se calcula que el futbolista debe hacer frente a acreedores que le reclaman más de 3,5 millones de euros.
Cafú desarrolló gran parte de su carrera en Italia entre la Roma y el Milan. Ganó dos ligas y una Champions League, entre otros trofeos y se retiró con 38 años. "La ruina de un futbolista es el conjunto de varias malas decisiones", cuenta Chinarro sobre una carrera que "genera mucho dinero en poco tiempo y que luego hay que intentar que dure", apostilla. Los problemas financieros le han llegado al brasileño con 53 años, apenas 15 después de su retirada.
Factores
Las claves de los problemas financieros de los futbolistas pasan por la edad en la que generan sus ingresos, normalmente entre los 20 y los 30 y tantos, por el entorno que les rodea y, tras la retirada, por el descenso drástico de ingresos que se produce.
Desde el sindicato AFE, en colaboración con Tressis, ofrecen formación a los deportistas y asesoramiento financiero al que recurren desde jóvenes que empiezan hasta jugadores que ya han colgado las botas. "Nos llegan de todas las edades y para obtener estrategias profesionalizadas, nunca es pronto. Cuanto antes empieces, más lejos vas a llegar", apunta Javier Arizmendi, ex futbolista de Mallorca y Deportivo de la Coruña y hoy asesor financiero en Tressis.
Arizmendi sabe que la vida del futbolista es una "burbuja" en el periodo de actividad y de la que es muy difícil salir. "Adquieres un nivel de vida en los años de fútbol al que no te gusta renunciar. Puede ser costoso de digerir, ya que se cierran ingresos y el grifo de gastos sigue abierto. También se pueden dar inversiones fallidas...", apostilla.
Al referirse a inversiones fallidas, el asesor financiero de Tressis es consciente de que los futbolistas suelen ser una fuente de ingresos a la que recurren familiares y amistades con todo tipo de negocios. "Si no tienes dinero nadie te pide para invertir, pero si tienes te llaman de todas partes para hacerlo y hay que hacerlo bien", apunta Chinarro.
Ronaldinho, en un partido benéfico.Elvis GonzálezEFE
Ronaldinho fue uno de los mejores jugadores brasileños de la historia, con un prime muy corto para la calidad que tenía, pero que le dio para jugar en grandes clubes como el PSG, el Barcelona o el Milan antes de volver a Brasil e incluso pasar por México y la India. No obstante, eso no le ha dado para mantener el alto nivel de vida y tampoco para evitar problemas financieros.
Recientemente, el diario The Sun publicó que la Hacienda brasileña intentó cobrar unas deudas del jugador y que sólo encontraron seis dólares en sus cuentas. Por lo que, siempre según el tabloide, tuvieron que embargarle dos propiedades. "Tener un buen entorno favorece que esas cosas no ocurran, aunque no tienes que haber sido un cafre para arruinarte", comenta Javier Arizmendi.
Así, los expertos aconsejan a los futbolistas que no sólo se preocupen de la preparación física o la alimentación durante sus carreras y también contraten asesoría financiera para poder estirar lo que generan durante su periodo activo. "Es un ciclo de ingresos muy atípico y hay que saber optimizarlo", concluye Arizmendi.