Nunca ha sido olímpica. O sí.
Nunca ha estado en Tokio. O sí.
En los últimos Juegos Olímpicos, Laura Heredia vivió una experiencia rarísima; tenía esperanza y, al mismo tiempo, sentía tristeza. «Parecía que estaba en una película», admite.
El día de la inauguración de los Juegos de Tokio, Laura Heredia estaba en Tokio, pero no en la Villa Olímpica, si no en un hotel desde donde veía toda la ciudad y de donde no podía salir. Era reserva. La primera reserva. Si cualquiera de las 36 participantes en pentatlón moderno se hubiera lesionado o hubiera dado positivo en coronavirus, Heredia habría debutado en unos Juegos. Fueron 72 horas de una espera trepidante. Desde que llegó a Japón hasta que empezó la competición, en cuarentena estricta y sin compañía, Heredia estuvo todo el rato pendiente del móvil. En cualquier momento podía sonar. Pero al final, para su desgracia, no sonó.
«No puedo decir que fui olímpica y tampoco que estuve en Tokio. Llegué al aeropuerto, me llevaron al hotel y de allí al aeropuerto. Casi no pude ni seguir cómo fue la competición porque estaba volando de vuelta», expone Heredia, que recuerda aquella vivencia con pesar. «Fue duro por la espera de aquellos días y por cómo llegué a esa situación. Podía haberme clasificado, pero en abril me contagié del virus, me perdí algunas competiciones y se fue todo al garete. Podía haberme quedado en casa y renunciar a ser reserva, pero no me lo hubiera perdonado si hubiera habido una baja», reconoce la pentatleta que este verano, ahora sí, seguro que sí, será olímpica.
Desde hace meses tiene asegurada la plaza para los Juegos de París 2024 y, de hecho, es una de las candidatas españolas a medalla menos conocida. En su deporte, que combina natación, esgrima, hípica, atletismo y tiro, suele haber sorpresas y viene de una plata en los últimos Juegos Europeos. Toda la vida explicando en qué consiste su deporte y este agosto quizá lo aprende toda España.
- ¿Por qué nunca se especializó en atletismo o natación?
- Es una pregunta que en algún momento nos hemos hecho todos los pentatletas. Pero al final esa es la gracia. Combinar disciplinas que no tienen nada que ver es muy divertido. Si me obligaran, elegiría el atletismo, el mediofondo, pero nunca lo he trabajado de forma específica.
Heredia forma parte de un milagro que se llama Escuela Llor de Sant Boi del Llobregat. De allí salieron los hermanos Gasol, sí, pero también han salido de allí la mayoría de practicantes españoles de un deporte en extinción. Desde primero de Primaria, extraescolar de pentatlón moderno. Así ya han formado a dos olímpicos.
«Yo empecé siguiendo a mi hermano Aleix, que compitió en los Juegos de Tokio. Nos llevamos ocho años y cuando empecé él ya estaba becado en la Blume. Al principio en la escuela combinábamos nadar y correr, luego nos introdujeron el tiro, después la esgrima y, por último, la equitación», acepta Heredia, que compagina el deporte con sus estudios de veterinaria en la UCAM. Especialistas en remontadas en la última prueba del pentatlón, que combina carrera y tiro, estas semanas está centrada en mejorar su esgrima, la disciplina que la puede aupar entre las mejores.
«Esta vez llevo meses trabajando con la tranquilidad de tener la clasificación y todo es distinto a antes de Tokio», finaliza Heredia, aún con la rarísima experiencia de los últimos Juegos Olímpicos a flor de piel.
Nunca ha sido olímpica. O sí.
Nunca ha estado en Tokio. O sí.