Fue una mala noche para el Dortmund, resuelta, al menos, sin graves contratiempos. Un pésimo partido que, paradójicamente, le acerca a cuartos. Los imprevistos se precipitaron desde el calentamiento, cuando Kobel, su portero titular sufrió una lesión muscular. Bajo palos, por tanto, comparecería Meyer, un veterano de 32 años cuyo bagaje previo en una eliminatoria de Champions se limitaba a la vuelta de octavos del curso pasado ante el Chelsea. La inquietud en el banquillo, por tanto, sólo encontró sosiego cuando su guardameta arrebató el primer balón de la cabeza de De Jong. [Narración y estadísticas (1-1)]
El Dortmund quería imponer sus galones en el torneo, aunque simplemente fuese por los tiempos de gloria de Hummels o Reus, por el enorme potencial de Sancho o por ese fútbol de vértigo que exhibió ante el PSG en la última jornada de la liguilla. Sin embargo, pronto quedó claro que el PSV no se asustaría con facilidad. Lozano, al galope por la izquierda, pisó el área por primera vez y Hummels intervino con solvencia. Mucho más clara fue otra situación, cuando traspasado el cuarto de hora, De Jong vio la llegada de Tillman desde segunda línea. Para fortuna de la hinchada amarilla, el disparo del estadounidense se perdió a centímetros del palo.
Tillman, de 21 años, había entrado medio por sorpresa en el once de Bosz, como complemento de los veloces Veerman y Saibari. Pero algo revoloteaba por su cabeza que no le dejaba pensar con claridad. El Dortmund de Terzic lo tenía bastante más claro. Aun en el intercambio de golpes, su potencial destructivo superaba al del rival. En un saque lateral, la presión alta provocaría el robo, la aparición de Sabitzer en la frontal y el afortunado remate de Malen, tropezado en un defensa. Tenía que cumplirse, una vez más, la dichosa ley del ex. Malen, futbolista del PSV entre 2018 y 2021, pareció incluso implorar perdón a la grada.
Irritante frialdad
El PSV Stadion no daba crédito ante el infortunio porque su equipo, lider destacadísimo de la Eredivisie, lo hacía todo para merecer otra suerte. Veerman, en libre directo, puso el 1-1 en la cabeza de Tillman, en ligera posición adelantada. Aún más fácil la tuvo Bakayoko en el segundo palo, gracias a la potencia y precisión de Saibari. Poco más se podía exigir al verdugo del Sevilla, que redoblaía su dominio tras la pausa.
No había modo de que el Dortmund retomase el hilo, con oficio o con la táctica. Como ajeno a la racha del PSV, invicto en sus nueve últimos compromisos europeos de local. La irritante frialdad germana se encarnó en Schlotterbeck, encargado de vigilar a De Jong, el mejor cabeceador del continente, según las estadísticas. El torrencial PSV sumaba ya a Dest como complemento de Lozano por la izquierda. Y el Dortmund, como si nada. Así que el penalti de Hummels sobre Tillman, favorecido por un mal control, sólo iba a pillar por sorpresa al veterano central. Con su finta, tan poco académica como efectiva, De Jong transformó desde los 11 metros.
Escocido por el empate, Terzic sacó de la circulación a Sancho y Reus, inéditos toda la noche. Con poco podía hacer daño el Dortmund, como en un par de acciones de estrategia mal defendidas en el área de Benítez. El problema es que este equipo, tras sus ocho empates en 22 jornadas de la Bundesliga, se sentía más que conforme con las tablas.