Las horas previas a la final de la Europa League dejaron algunas escenas de tensión en Budapest. Lo que durante la mañana había sido armonía entre aficiones por todo el centro de la capital húngara derivó en escenas de tensión conforme se acercaba la hora del partido. Los cientos de sevillistas que se congregaron en la fan zone que la UEFA había habilitado en el entorno de la Avenida Egressy, cerca del Puskas Arena vieron cómo ultras de la Roma se colaban lanzando bengalas y provocando incidentes que acabaron con dos seguidores, uno del Sevilla y otro de la Roma, en el hospital y otros tantos tuvieron que ser atendidos por heridas que no revestían gravedad.
Los ultras italianos, además, estaban acompañados de los aficionados radicales del Slask Wroclaw polaco, que se habrían desplazado a Budapest buscando revancha por un altercado que se produjo en el partido que enfrentó a ambos equipos en la Europa League campaña 13/14. Desde entonces mantienen una fuerte rivalidad con los Biris y a este grupo fueron a buscar en la zona de aficionados.
Estos altercados provocaron que se reforzara el fuerte dispositivo policial que rodea la final. Especialmente vigilados estuvieron los seguidores italianos, que superaron en número a los sevillistas en el estadio.
Sin embargo, la afición del Sevilla no vio aguada una fiesta que animaron los ex jugadores Coque Andújar, héroe de la final de Basilea 2016, Nico Pareja y Daniel Carriço. En medio de la fiesta hubo un recuerdo también para Sergio Rico, a quien el Sevilla quiere dedicar el título.
El maratón es una prueba de fortaleza física y mental. Nadie lo acaba sin sufrir, sin superar muros, dolores y sin aprender a domar la mente para no ceder y rendirse hasta cruzar la línea de meta. Es una metáfora de la vida que este domingo en Valencia tendrá más sentido que nunca. La ciudad acoge su gran evento deportivo anual un mes después de que su área metropolitana se viera arrasada. No ha sido fácil mantener una prueba que tiene la etiqueta platino y en mente ser sede del próximo récord del mundo. Es el reto que se ha marcado su mecenas, Juan Roig.
Este año importará más recuperar la imagen de la ciudad y recaudar apoyos para los damnificados que la marca que haga el ganador. La prueba no tendrá el latido habitual, pero las zancadas se darán con el alma, aunque sea encogida. Hasta 20 clubes con participantes inscritos se han visto golpeados y cada uno tiene su historia. La carrera tenía 1.919 inscritos que vivían en los pueblos arrasados. La mitad ha decidido no tomar la salida. Otros casi 200 son miembros de cuerpos y fuerzas de seguridad que han decidido volcar sus energías donde más las necesitan.
La preparación del Maratón de Valencia arranca en agosto, pero el 29 de octubre se paró en seco ese millar de corredores. Algunos han intentado sortear el barro y la desgracia para trotar buscando un descanso emocional. Otros lo harán mañana. «Todos los que corramos vamos a llevar una mochila muy grande y muy pesada con botas, con palas, con fango, con mascarillas y con mucho polvo», asegura Paco Milán, faro y guía de la Escuela de Corredores de Albal. Mario y Chus no tienen ganas de correr, pero lo harán. Su amigo y entrenador, Eugenio, murió en Benetússer tratando de salvar a vecinos. «Nadie del club tiene ganas, pero entraremos en la meta aunque sea andando con una pancarta con su nombre», cuentan entre lágrimas.
Las cifras de la solidaridad
Homenaje, visibilidad de la tragedia y solidaridad de 30.000 corredores populares que saldrán a las calles. Muchos de ellos han colaborado en la iniciativa Dorsal 0 han hecho aportaciones que ya superan los 84.000 euros. Los patrocinadores sumarán su pellizco y por cada atleta que cruce la pasarela azul de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el Maratón donará tres euros. El destino es el deporte, recuperar las instalaciones y el material que casi 350 clubes de todas las disciplinas han perdido.
Levantar Valencia es el objetivo que se ha marcado el Maratón, que desde el primer día estuvo vistiendo a las víctimas, y todo el Legado Juan Roig, que convirtió L'Alqueria del Basket en un refugio seguro, primero, y en hogar de centenares de militares que trabajan en la reconstrucción.
El empresario no se ha quedado ahí. A través del programa Alcem-se (Levantémonos) ha convocado una línea de ayudas de 25 millones de euros para pymes, autónomos y emprendedores que en este primer mes ha beneficiado a casi 1.500 profesionales. Además, este programa tiene una línea para la reposición de instalaciones y material deportivo de cuatro millones de euros.
Otros cuatro destinará Hortensia Herrero a la cultura, al sector textil tradicional valenciano, las sociedades musicales, las escuelas de danza y los centros educativos. Los ganadores del Maratón de Valencia se colgarán al cuello la medalla con una cinta de espolín de seda valenciano tejido en una fábrica, la Compañía de Valenciana de la Seda, arrasada por la DANA. Su marca no será sólo un logro deportivo, sino que tendrá un fuerte contenido social.
El sueño de volver a Europa no es una utopía para el Valencia de los milagros de Rubén Baraja. No será fácil la pelea con rivales como Real Sociedad y Betis y dependiendo de que el Athletic alce la Copa y libere una plaza para Conference League, pero nadie renuncia. En Los Cármenes de Granada había quien buscaba poder soñar y quien trataba de despertarse de una pesadilla. Ganaron los soñadores, el Valencia, con un gol de André Almeida en el minuto 76 en un duelo que nunca consiguieron tener de cara.[Narración y estadísticas]
Los tres puntos ponen al equipo séptimo, un lugar imposible de imaginar porque Baraja sigue teniendo recursos limitados. Se notó durante toda la primera parte, en la que no fue reconocible. Desdibujado y sin energía, se escudó en el guardameta Mamardashvili para frenar todo el ímpetu de un Granada que se aferraba a su última bala en Primera. Gumbau estrelló en la escuadra la primera ocasión sin romper a sudar y el georgiano se encargó de atajar todo lo que rondaba el área y, en especial, un chut de Pellestri. Dominaban los nazaríes, víctimas de nuevo de su desacierto ante un rival que ni siquiera pudo acercarse a la portería. La primera ocasión se la fabricó a trompicones en el 42.
Almeida, decisivo
El paso por el vestuario y la bronca de Baraja los espabiló. Se recolocaron en el campo y Javi Guerra, de un cabezazo, hizo desperezarse al meta Batalla. Los valencianistas necesitaban que alguien encendiera la luz y alumbrara el camino al área. Fue André Almeida.
El portugués es un fichaje que aprovechará Baraja en las ocho finales que le restan. Después de meses con una lesión de espalda, volvió al equipo para desatascarlo justo cuando más falta le hacía. Trianguló con Diego López para poner un centro raso que casi sorprende al portero granadino y, cinco minutos después, controló con el pecho en la frontal el balón despejado por Lucas Boyé de un saque de córner y, con un derechazo con el alma, inclinó el marcador y rompió una igualdad a punto de petrificarse.
Aún tuvo arrestos el Granada de buscar el empate a la desesperada, lo pudo lograr Pellestri, pero el Valencia, esta vez sí, tiró de oficio para amarrar tres puntos le dan la cuarta victoria del año lejos de Mestalla y le colocan en disposición de pensar que Europa ya no está tan lejos.