Tres puntos muy sufridos abren el camino de España en los Juegos

Tres puntos muy sufridos abren el camino de España en los Juegos

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Nunca son fáciles los estrenos y más cuando se trata de una competición de este nivel y con esta presión. España iniciaba hoy su camino en París con la certeza de que son un gran equipo, pero con la convicción de que el más mínimo error podría acabar siendo muy caro. Hubo que sufrir y fallar un penalti, pero los primeros tres puntos de estos Juegos se apuntan en el casillero español.

La selección empezó el partido fría. Quizás nerviosa y desde luego incómoda ante un rival que salió a jugar sin ningún tipo de miedo ni complejo. “¡A jugar!”, gritaba en un momento Santi Denia desde la banda. La amarilla a Pau Cubarsí tras un mal pase en salida de balón fue el síntoma más claro algo no arrancaba.

Tuvieron que pasar varios minutos para ver a una España algo más reconocible, pero a la que le faltaba confianza. Sería en una arrancada de Fermín, que terminó en falta, cuando Abel Ruiz peinó el esférico en el primero palo para que Marc Pubill, el lateral del Almería, lo acabara enviando a la red. Un gol siempre soluciona todos los problemas. O al menos, parte de ellos.

Cubarsí agarró a Hamraliev

Aun así, Uzbekistán no se amedrentó y continúo creando peligro a una defensa española que no controlaba los anárquicos ataques de sus delanteros. Antes del descanso y tras una falta lateral, Cubarsí derribó a Hamraliev tras agarrarle por la cintura cuando intentaba controlar un balón en el área. Una jugada que el colegiado terminó castigando con pena máxima tras acudir ser llamado al monitor. Shomudorov, su capitán, no falló ante Arnau Tenas y puso de nuevo el empate en el marcador.

El joven central del Barcelona fue sustituido por Jon Pacheco y España metió una marcha más en la segunda mitad. Más presión, más intensidad y más fútbol. Una jugada después de que Fermín fallara un remate en el área pequeña, Aimar Oroz caía en el pico del área al tras recortar a Fayzullaeva . El colegiado no lo dudó, pero Sergio Gómez se encontró con los pies del portero uzbeko.

Un error que el flamante fichaje de la Real Sociedad remediaría dos minutos después, cuando envió a la red un centro raso de Miranda al punto de penalti. Solo quedaba aguantar el resultado y evitar imprecisiones que pudieran arruinar lo que tanto había costado conseguir. España resistió, con sufrimiento y sudores fríos, pero lo hizo. Nadie dijo que el oro fuera fácil.

kpd