Southgate desespera a una Inglaterra que tropieza pidiendo la hora contra Dinamarca

Southgate desespera a una Inglaterra que tropieza pidiendo la hora contra Dinamarca

Inglaterra puede llegar lejos porque en su plantilla tiene a algunos de los mejores jugadores del mundo. Bellingham fue el mejor de LaLiga, Foden MVP de la Premier, Harry Kane máximo goleador de la Bundesliga… El talento está ahí y compite de tú a tú con el vestuario de Francia, pero a Inglaterra le falta fútbol. Tiene la suerte de que esta Eurocopa es un torneo corto en el que prima por encima de cualquier cosa el talento, pero sin fútbol es complicado conquistar el continente por primera vez. Lo confirmó ante Dinamarca con un empate (1-1) y una actuación extremadamente decepcionantes.

Southgate, seleccionador inglés, no consigue hacer carburar al equipo. Contra Dinamarca repitió el once de la primera jornada, con el que sufrió para ganar por la mínima a Serbia, y repitió los mismos errores. Ha reconvertido a un lateral como Alexander-Arnold en mediocentro porque no ha encontrado en todo el país una opción mejor, pero ni así los ‘Three Lions‘ fluyen. Al contrario, el colapso es todavía mayor porque el futbolista del Liverpool todavía no se ha hecho a la posición.

Inglaterra es predecible, plana y lenta con balón, y sólo crece en los errores del rival. Así llegó el 0-1. Dinamarca no le hizo ascos a la posesión y sólo sufrió en una única transición, la del primer tanto. Después de un intento de Foden unos minutos antes, en el 17 Bellingham envió un pase al hueco a Walker que se quedó corto, pero Kristiansen, lateral danés, se durmió y el lateral inglés le ganó el duelo. Llegó hasta el área y cedió atrás para que Kane se estrenara en el torneo. Delirio inglés.

El gol, curiosamente, le sentó muy mal a Inglaterra. Bueno, no es que le sentara mal, es que el gol llegó tan pronto que no dio tiempo a ver la realidad de esta plantilla. Sin fútbol no hay química, se nota en el lenguaje corporal de unos jugadores con demasiado por demostrar con su país. Desde Foden a Bellingham, desesperados a pesar de la victoria.

Dinamarca creció con balón. Sus tres centrocampistas, Hjulmand, Hjojberg y Eriksen se hicieron con la pelota crearon muchos problemas a su rival. Los daneses hicieron amplio el campo para combinar por dentro y desequilibraron la defensa inglesa, teórica virtud de Southgate.

Para Alemania o España es fácil pensar con balón y dormir los partidos, tienen jugadores para ello, pero Inglaterra o no sabe, o no puede o no quiere. Vive en el caos. En el 34, Kane se sacó el balón de encima tras un saque de banda y en vez de enviarlo a la otra banda, se lo entregó en la frontal a Kristiansen, que cedió a Hjulmand para que éste probara un disparo desde 28 metros que tocó en el palo derecho de Pickford y se coló en su portería. Un golazo.

Inglaterra estaba K.O, con Saka como único punto de luz, y Dinamarca siguió dominando. Hay que insistir en el lenguaje corporal porque ayuda a entender las situaciones. Quejas, nervios, brazos en alto, protestas a los compañeros y al árbitro… «¿Qué pasa en este equipo?», se anima uno a preguntar a un compañero inglés: «Mira al banquillo». Para los aficionados y periodistas ingleses, Southgate es el problema.

Los cambios de Southgate

Lastrado por un estilo de juego inexistente, el seleccionador inglés movió su árbol, para sorpresa de los expertos. En el 53 quitó a Arnold y metió a Gallagher, un centrocampista, y después de que Foden estrellara un balón en el palo desde la frontal, su posición favorita, el técnico realizó un triple cambio inesperado. Retiró a Kane, Foden y Saka y le dio el ataque a Eze, Bowen y Watkins. Secundarios en el lugar de las estrellas mundiales.

En el 71, Watkins no acertó a definir ante Schmeichel tras un pase al hueco de Bellingham. Parecía que el plan de Southgate podría funcionar, pero el tramo final fue un monólogo danés. Los nórdicos pudieron marcar en tres ocasiones, especialmente en una arrancada de Bah hacia el área que Guedi llegó a salvar.

Inglaterra era un flan, fallando pases cortos, perdiendo los duelos individuales y, de nuevo, con gestos de nervios y desesperación en el césped, en el banquillo y en la grada, que abucheó a su selección. Los británicos terminaron el partido pidiendo la hora, asegurando cuatro puntos y pensando ya en Eslovenia.

kpd