Jannik Sinner ha decidido no participar en las Finales de la Copa Davis, que se disputarán en Bolonia (Italia) del 18 al 23 de noviembre. “No ha confirmado su disponibilidad para 2025”, adelantó Filippo Volandri, el capitán de la vigente campeona. Mientras tanto, Carlos Alcaraz, número uno del mundo, sí liderará a España en el torneo, que por primera vez viaja a tierras italianas tras varios años disputándose en nuestro país.
“La Copa Davis es y seguirá siendo su casa. Estoy seguro de que Jannik pronto volverá a formar parte del equipo. Mientras tanto, cuento con un grupo dispuesto a luchar y darlo todo por sus colores”, añadió Volandri.
Sinner, número dos del mundo, guio a Italia a una exitosa defensa de su título el año pasado en España, pero ahora ha decidido ausentarse. Italia arrancará el 19 de noviembre contra Austria. Dos días después, en las hipotéticas semifinales, podría medirse al ganador del duelo entre Francia y Bélgica.
ATP Finals en Turín
Pese a la baja de Sinner, los transalpinos cuentan con una temible alineación, formada por Matteo Berrettini, Simone Bolelli, Flavio Cobolli, Lorenzo Musetti y Andrea Vavassori.
Sinner, quien ganó el Open de Australia y Wimbledon este año y llegó a la final de los cuatro Grand Slams, sí acudirá a Turín una semana antes para defender su título en las Finales ATP, donde Alcaraz también se aseguró un lugar en el torneo que cierra la temporada.
El murciano buscará el primer título para España en la Copa Davis desde 2019, compartiendo equipo con Jaume Munar, Pedro Martínez y Marcel Granollers también seleccionados por David Ferrer. El capitán español se reservó el nombre del quinto y último jugador, que dará a conocer la semana previa al evento.
Debut ante República Checa
Con esta convocatoria, Alcaraz vuelve tras perderse la última cita que enfrentó a España contra Dinamarca en Marbella en septiembre por “fatiga muscular y mental” después de haberse alzado con el US Open, el sexto major de su carrera.
España iniciará su camino por la Ensaladera el 20 de noviembre ante República Checa. En el caso de victoria, el combinado español se medirá en semifinales con el vencedor del duelo entre Argentina y Alemania.
Dejó dicho Rafa Nadal tiempo atrás que Carlos Alcaraz heredaría su tierra. Nunca fue un deseo por la simpatía hacia él, los amigos en común o la bandera propia; su afirmación nacía del tenis. "No tiene debilidades como las que tenía yo a su edad. Lo tiene todo para ser un campeón", aseguraba, pero entonces a Alcaraz aún le faltaba una virtud: aguantar el sufrimiento, disfrutar del sufrimiento, ganar pese el sufrimiento. Ya no. A los 21 años, Alcaraz levantó este domingo su primer Roland Garros, su ópera prima en París, y confirmó que volverá a por más. Es el inicio de una dinastía.
Hubo antes una celebración en el US Open y otra en Wimbledon, pero en ambas todo estaba por hacer; en cada partido había un descubrimiento, para lo bueno y para lo malo. Ahora eso ha cambiado. Alcaraz sigue siendo el tenista completo que señalaba Nadal, con una paleta repleta de recursos y una desbordante creatividad, pero además ya ha madurado. En la final ante Alexander Zverev sufrió molestias físicas en su muslo izquierdo y pese a ello remontó para imponerse por 6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2 en cuatro horas y 19 minutos de juego.
Antes del partido, en los pasillos de la Philippe Chatrier, uno de sus entrenadores, Antonio Martínez Cascales, que ya fue técnico de Juan Carlos Ferrero, recordaba las semifinales ante Jannik Sinner y concluía: "Ha aprendido a ganar sin jugar tan bien". Y más que análisis era premonición. Como ocurrió ante el italiano, Alcaraz ofreció más garra que entretenimiento, incluso hubo juegos en los que negó el espectáculo, pero se agarró a la victoria como si sólo pudiera ser suya. Es más, venció cuando peor estaba: desorientado y a un set de la derrota.
Alcaraz, atendido por los fisios, este domingo.Thibault CamusAP
En el cuarto set, superados unos minutos de desconexión mental, ya renqueante de la pierna izquierda, entendió que sólo le quedaba sobrevivir y sobrevivió. En primer lugar, exageró su concentración para apoyarse en su primer servicio y en segundo, lanzó mil bolas altas para confundir a Zverev. Funcionó. El alemán, extrañado, obligado a decidir, se impacientó, exageró sus errores y cuando quiso darse ya estaba en el quinto periodo con un break abajo. Entonces a Alcaraz ya nadie le podía arrebatar el triunfo, ya nadie le podía arrebatar su primer Roland Garros. Para cerrar el partido, de hecho, dejó un 'passing shot' de revés que aparecerá en los libros de historia del tenis. Show después de tanto sufrimiento.
Las quejas de Zverev
"¡Carlos, Carlos, Carlos, Carlos!", le premiaba entonces el público de la Philippe Chatrier que se decantó por él por los siglos. Hasta entonces, en las primeras dos horas, la afición se dividía entre los dos aspirantes: hubo cánticos para Alcaraz, pero también para el alemán, sobre todo en el tercer set, cuando remontó un 5-2 en contra con cinco juegos consecutivos. Pero al final no había dudas sobre qué campeón prefería la grada parisina.
Zverev se queja al árbitro, este domingo.Thibault CamusAP
Tampoco es que Zverev se hiciese querer. Con todos los escándalos y todas las polémicas protagonizadas previamente, en esos instantes el ahora número cuatro del mundo empezó a protestar bolas al juez de línea, el local Renaud Lichtenstein. En varias ocasiones no tenía motivos. En otros, como en un saque suyo que se cantó 'out' y le costó un break en el quinto set, no estaba tan claro. Pero tantas quejas le hicieron perder el favor del público y marcharse del encuentro. Alcaraz había sufrido, había remontado y le había maniatado. Todo se había acabado.
Una tradición española
Sin los clásicos intercambios de la tierra batida -ni el 25% de los 'rallys' pasaron de los nueve golpes- fue un partido marcado por el acierto en el saque Zverev. Cuando el alemán afinó y aceleró su servicio -llegó a sacar a 222 km/h-, Alcaraz estuvo atrapado: ocurrió en el segundo y en el tercer set. Pero cuando desfalleció, la puerta empezó a abrirse para el español.
Detrás estaba la remontada, la victoria, la Copa de los Mosqueteros y la historia. Además de superar varios récords -como el más joven en ganar un Grand Slam en tres superficies-, Alcaraz se convirtió en el décimo español en ganar en París en una tradición que se presume eterna, pese a los problemas en la base. De Santana pasó a Gimeno, luego a Sánchez Vicario y Bruguera, más tarde a Moyà, Costa y Ferrero y, al final, a Muguruza y a Nadal, a Nadal, a Nadal, a Nadal, 14 veces a Nadal. Dejó dicho él tiempo atrás que Carlos Alcaraz heredaría la tierra, su tierra. Ya lo ha hecho.
JAVIER MARTÍNEZ
@JavierMartnez5
Actualizado Domingo,
27
agosto
2023
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