Pocos lo sabrán, pero Jannik Sinner también es youtuber. El actual número uno del mundo defiende que fuera de la pista es más gracioso de lo que parece, incluso que es un bromista, y por eso hace un año se abrió un canal. El propósito era mostrar a un Sinner alegre y para ello en el último Open de Australia llegó a hacer un vlog -un diario en vídeo- del día de la final. Pero no funcionó. Sin una raqueta en la mano también se le veía serio, indescifrable, reservado. Desde entonces no ha vuelto a hacer más vídeos. Pero igualmente el canal, JannikSin, queda ahí con sus 80.000 suscriptores como muestra de las ganas del italiano de mejorar en todo. Quiere ser más abierto con los aficionados como quiere ser más letal con sus rivales. Quiere ser mejor.
Este domingo, en la final de Roland Garros (15.00 horas, Eurosport y Max), Carlos Alcaraz tendrá la misión de parar a Sinner en el último paso de su evolución: su adaptación a la tierra batida. El español es el campeón que era hace un año, con mejor saque y más experiencia, pero el italiano es otro. Su físico ha cambiado, su tenis ha cambiado y sobre todo su mente ha cambiado.
«Antes estaba más nervioso, más preocupado, incluso estresado por ciertos detalles de su tenis que necesitaba mejorar. Salía a la pista con esos pensamientos. Ahora es más maduro, más seguro de sí mismo y consciente. Ha crecido mucho. Hemos dedicado muchas horas a trabajar sus debilidades para que no le afecten en los momentos difíciles. Ahora ya no tiene preocupaciones», cuenta Simone Vagnozzi en un encuentro en París con medios, mayoritariamente italianos. El año pasado, en aquellas semifinales perdidas ante Alcaraz en cinco sets, Sinner justo venía de celebrar su primer Grand Slam en Australia y todavía no confiaba en sus opciones sobre arcilla. Además entonces cargaba con la mochila de su positivo por clostebol. Ahora la amenaza para Alcaraz es más grande.
Su entrenamiento cerebral
«Jannik tiene la voluntad de hacerse preguntas para alcanzar sus objetivos. Trabajamos mucho la autoconciencia, el autoconocimiento profundo. Si lo que hacemos da sus frutos, el mérito será en gran medida suyo», explicaba a Eurosport Riccardo Ceccarelli, el curioso doctor que ayuda a Sinner después de toda una vida en la Fórmula 1 junto a pilotos como Ayrton Senna, Fernando Alonso o Max Verstappen. Los secretos de su método psicológico están en un maletín que transporta con una cinta medidor de consumo cerebral y un pulsómetro para mostrar a sus deportistas cómo reacciona su cuerpo a situaciones de ira, tristeza, cansancio o tranquilidad.
AFP
Conocerse a uno mismo para mejorarse a uno mismo. Los tres meses de sanción entre febrero y mayo sirvieron especialmente a Sinner para rearmarse antes de Roland Garros. No pudo estar en los Masters 1000 de Montecarlo y Madrid, pero sabía qué hacer para progresar en tierra batida. Tal y cómo explicó Marco Panichi, su actual preparador físico, durante las primeras semanas de entregó al entrenamiento de fuerza para evitar la extenuación del año pasado ante el propio Alcaraz y en las siguientes se centró en añadir variantes a su juego. Sinner podía entrar al Montecarlo Country Club porque es un recinto que no está afiliado a la Federación Internacional de Tenis y encontró un sparring de lujo entre sus mensajes de Whatsapp. Cuando se conoció el veto, un amigo, el italiano Roberto Marcora, retirado a sus 35 años después de llegar a ser el 150 del mundo, le escribió para preguntarle de broma si necesitaba ayuda y al día siguiente ya habían llegado a un acuerdo. El plan era claro: trabajar la defensa.
El entrenamiento de Alcaraz
Sinner, especialista en superficies duras, está acostumbrado a jugar dentro de la pista, siempre al ataque, con golpes muy directos y en tierra batida esa táctica no siempre funciona. Hay que dar un paso atrás y resistir. En semifinales, ante Novak Djokovic, el actual número uno del mundo demostró que ya sabe cómo hacerlo y completó un camino perfecto a la final: no ha concedido ningún set y, es más, sólo ha permitido tres breaks.
Será el inicio oficial de la nueva era en el tenis: el primer enfrentamiento de Sinner y Alcaraz en la final de un Grand Slam. La final del Masters 1000 de Roma queda ya como recuerdo feliz para el español, más aún el balance a su favor entre todos los enfrentamientos previos -siete contra cuatro-. Sólo importa lo que ocurra este domingo. Este sábado, en la menuda pista 2, Alcaraz realizaba su último entrenamiento y se preparaba para lo que vendrá: durante una hora estuvo probando de encadenar muchos golpes rápidos y alguno lento, alguno distinto, alguno imaginativo, especialmente dejadas. Deberá correr, aguantar y exprimir al máximo su creatividad. El artista se vuelve a enfrentar a la máquina, ahora perfeccionada.