El esloveno permite vencer a Evenepoel en la última etapa y ya suma siete triunfos en sólo 14 días de competición
El esloveno Primoz Roglic, ganador de la Volta 2023.J. LagoAFP
El hermano mayor de la generación más explosiva triunfa en rentabilidad. Primoz Roglic (33 años) es el bicho raro entre la nómina de esos veinteañeros dominadores del ciclismo mundial. El esloveno no sólo planta cara a los Evenepoel, Vingegaard, Van der Poel o Van Aert sino que les supera en la conquista de réditos en esta primera parte de la temporada. Sólo su compatriota Pogacar le supera.
Roglic, merced a esa excelente punta de velocidad en rampa que le caracteriza, y a la solvencia en las citas montañosas, ocupa el segundo puesto en el ránking de rendimiento. Este domingo, en Barcelona, se anotó la general de la Volta a Catalunya tras soportar los ataques de Evenepoel en las seis subidas al Castillo de Montjuic.
El fenómeno neerlandés, incansable, volvió a acosar al veterano esloveno con varias ataques, como ya hizo en las jornadas precedentes. La ronda podría decidirse por las bonificaciones y el campeón del mundo de fondo en carretera no desistió en su intento. Con sus maniobras ofensivas rompió el pelotón y provocó una fuga en la que se metieron el propio Roglic y un excelente Marc Soler. El catalán aguantó hasta la última subida a la montaña olímpica.
Evenepoel se encontró con un Roglic muy seguro de sus fuerzas y muy convencido de sus posibilidades. Ambos se presentaron en la línea de meta. Ganó el neerlandés porque el esloveno, a pesar de ser más rápido, ni siquiera quiso pelear en el sprint. Fue su particular homenaje a un gran rival. Segundo triunfo parcial en la Volta 2023, tercero de la temporada tras ganar jornada y general en el Tour de Emiratos.
Pero el dominador de la Volta ha sido Roglic, que ha recargado la autoestima para afrontar un Giro de Italia que se antoja electrizante. Allí, como ha sucedido en Cataluña, volverá a pugnar con Evenepoel. En la ronda catalana, el líder del Jumbo también sumó dos victorias de etapa. Unos avales que se unen a los cosechados en este curso: tres etapas y la general de la Tirreno-Adriático. En total, cinco etapas y dos generales en sólo 14 días de competición y en sólo dos carreras. Pleno acierto.
Unos números superlativos, ligeramente inferiores a los éxitos acumulados por Pogacar en 2023. En este año, el polivalente corredor del UAE cuenta con nueve triunfos (dos más que Roglic): Clásica de Jaén, tres jornadas y general de la París-Niza y tres etapas y general de la Vuelta a Andalucía) pero los ha conseguido en 15 días y en cinco pruebas. El ganador del Tour se ha quedado sin premio en la Milán-San Remo y Clásica de E3 Saxo.
Los dos eslovenos se reparten lo mejor del pastel. ”Para mí ha sido una honor ganar en la Volta, un carrera centenaria, con mucha historia. Desde el comienzo de la prueba me sentí en gran condición física, espero que esto continué así hasta el Giro de Italia”, dijo Roglic poco antes de subir al podio de la Volta.
Cuando las multitudes le aclaman, le chillan y le ruegan en los largos pasillos que en cada salida se forman en el protocolo de la estampa de firmas, cuando rodean el bus del UAE Emirates, cuando le persiguen incluso en los hoteles de paso perdidos por Francia, a Tadej Pogacar se le intuye abrumado. Como los tímidos enfermizos, no sabe muy bien cómo reaccionar ante el fenómeno fan. Un brazo arriba, una media sonrisa. Él sólo es una estrella del rock encima de la bicicleta. Ahí sí, la transformación, los gestos, el colmillo, la inclemencia. El show.
En Niza, bajo el sol del Mediterráneo, tan lejos del Arco del Triunfo parisino, el esloveno se hizo leyenda. Son tantas las comparaciones con los mitos del ciclismo, los récords devorados... El nombre más repetido es el de Marco Pantani, el último ganador del doblete Giro-Tour, hace 36 años. Sólo seis más lo lograron (Coppi, Anquetil, Merckx, Hinault, Roche e Indurain), pero lo más asombroso no es conseguirlo, es siquiera imaginar intentarlo en los tiempos del ciclismo moderno, donde ya no se avanza a base de riñones y coraje, donde todo lo marca la ciencia, los vatios, los esfuerzos y los descansos. Ahí, en los laboratorios, ha sido donde se ha fraguado lentamente la reconquista de Pogacar, una maquinaria que su director, Joxean Fernández Matxin, puso en marcha el mismo día después de que, por segundo año consecutivo, Jonas Vingegaard apartara a su pupilo del triunfo en la Grande Boucle.
«Un Tour lo perdí porque me equivoqué siguiendo los ataques de Roglic y Vingegaard [Galibier 2022], el otro porque lo corrí con la muñeca medio rota y una férula», contaba en la cima de Isola 2000 Tadej tras abrochar su tercer Tour e igualar a Thijs (1913, 1914, 1920), Bobet (1953 a 1955) y Greg LeMond (1986, 1989 y 1990). «Vuelvo a ser el viejo yo. Y todavía mejor». Pero, ¿cómo lo hizo?
Pogacar, celebrando su triunfo en la contrarreloj.LAURENT CIPRIANI / POOLEFE
Es lo que Matxin llama «el backstage, todo lo que está detrás». Y, en el caso del genio de Komenda, se basa en tres pilares: aerodinámica, nutrición y rehabilitación. Los tres, como ese Joseba Elguezabal (el masajista vizcaíno) que le asiste en cada meta, tras cada esfuerzo, con acento español.
Tras la segunda afrenta de Vingegaard, con un bajón como nunca antes se había visto en el Col de la Loze, el fin de temporada de Tadej no fue todo lo exitoso que acostumbra. Apenas pudo sumar a su palmarés Il Lombardia, el último monumento del año. Ya ese octubre, en el primer pre stage del equipo en Abu Dhabi, Matxin le planteó una ambiciosa hoja de ruta hacia la reconquista: Giro y Tour. «Todo está analizado. No podíamos acomodarnos. Teníamos que controlar dónde habían estados la pérdidas y minimizarlas. Y aumentar nuestras fortalezas. Y para eso había que sacrificarse», explica el director del UAE a EL MUNDO.
El Puig
Tras las vacaciones con su novia Urska Zigar, Pogacar se puso manos a la obra. En enero ya estaba trabajando en el velódromo valenciano de El Puig, Porque ahí, en la aerodinámica, estaba uno de los puntos débiles detectados. «El año pasado nos metieron 1:38 en la crono [Combloux), son cosas que escuecen pero que te hacen despertar». El hombre destinado a mejorar aerodinámicamente a Pogacar es David Herrero, ex ciclista del Euskaltel, ahora uno de los biomecánimos más prestigiosos del pelotón. Que no sólo estudió en el túnel del viento y los track test (pista) la posición de Tadej en la cabra de contrarreloj, fue más allá. «Se trataba de ser aerodinámicos, pero confortables en la posición. Pogacar antes iba mucho más recto, más flexible. Ahora va más acoplado en momentos donde antes era erecto. Todo apoyado por el Big Data. Si vas 20 segundos con una capacidad de flujo del aire que te penetre mucho más...», explica Matxin. «Estudiamos hasta la posición en el grupo y la composición y ubicación del equipo, cómo usamos el draft (ir a rueda), saber que tú en ese momento estás recuperando y posiblemente tu rival no, él gasta más y tú menos», añade.
Herrero, que fue pupilo de Matxin en el Saunier Duval, analiza hasta «el rozamiento del material de la bicicleta, del muslo con el sillín, de un buje, de la cadena... Cuanta menos fricción haya, más rendimiento». Todo eso no dejó de aplicarlo Pogacar. En cada calentamiento y cada enfriamiento del Giro, utilizaba la bici de contrarreloj. En el mes entero que pasó concentrado en los Alpes Marítimos antes del Tour, hubo días que recorrió los puertos acoplado. Jornadas en las que, antes de partir, completaba en el rodillo rodajes suaves a 40 grados, un entrenamiento térmico para mejorar una de sus flaquezas reconocidas, el esfuerzo bajo el calor.
Pogacar, con sus compañeros.Daniel ColeAP
La siguiente para de la mejora de Pogacar es la nutrición. Y ahí el hombre es Gorka Pérez, el nutricionista español del UAE, que ya contaba en EL MUNDO cómo medía «hasta los gramos de arroz del sushi» de sus ciclistas. «Valora el gasto calórico, el gasto en kilojulios de cada etapa para analizar proteína, carbohidratos, toda la alimentación a la perfección de cada uno. Con una App que ha desarrollado, sabe perfectamente todo lo que han gastado y todo lo que tienen que comer», dice Matxin. «El chef hace el menú customizado para cada corredor. Nadie pasa hambre. En muchos casos no se pueden ni acabar la dieta, pero están convencidos de que al detalle eso es lo que necesitan para recuperar, la gasolina que han gastado».
Otro de las grandes novedades en el entrenamiento de Pogacar fue la llegada en octubre del sevillano Javier Sola en sustitución de Íñigo San Millán (se incorporó al Athletic de Bilbao) como director del grupo de entrenadores. Matxin también destaca otra pata menos visible del entorno del campeón. Se trata de Víctor Moreno, especialista en rehabilitación de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Con una gran peculiaridad que adelanta en «un 50% los plazos de la recuperación»: el profesor se desplaza directamente a los lugares de residencia de los ciclistas del UAE. «Esto no creo que exista en ningún deporte. Cuando alguien tiene una lesión o una caída, tener que desplazarte a un centro de rehabilitación o a un hospital, es duro psicológicamente. Víctor acude a la casa de los ciclistas para que en su ambiente, con su familia, se recuperen más rápido la lesión. El año pasado estuvo en Mónaco con la rotura de muñeca de Tadej», desvela Matxin.
Todo eso, las ganas de venganza y el talento innato de Pogacar. Un cóctel para la historia del ciclismo.
Las pruebas de ciclismo en carretera de los Juegos paralímpicos de París han arrancado este miércoles con una medalla de oro para Ricardo Ten, el primer español en competir en la prueba de contrarreloj.
Se trata del tercer metal que logra el valenciano en esta cita paralímpica, tras la plata de la velocidad por equipos y el bronce de la persecución, y el undécimo de su carrera.
Ten ya marcaba el mejor tiempo de los 10 participantes en el kilómetro 5,8, con 14"96 de ventaja sobre el polaco Zbigniew Maciejewski y 15"81 respecto del alemán Michael Teuber, con el resto de rivales más alejados de la lucha por las medallas.
Poco después ha afrontado la primera cota del recorrido y ha ampliado su ventaja en la línea de meta hasta parar el crono en 20'39"53. La medalla de plata fue para Teuber (a 38"61) y la de bronce, para Maciejewski (a 39"41).
Orgulloso y satisfecho, Ten ha explicado a los periodistas que "esta prueba, que es la que más habíamos preparado, ha salido a las mil maravillas" y que con este oro cierra "una temporada de ensueño" y se saca la espina de Tokio, donde pasaron un montón de circunstancias que se nos escapaban" y que le impidieron subir al podio.
"Me hacía especial ilusión poder ganarlo todo también en ciclismo" y ahora "habrá que cambiar de disciplina para tener nuevos retos", ha bromeado. Además, tuvo palabras de agradecimiento para su entrenador, Eloy Izquierdo, para "la familia, los patrocinadores y los medios".
En cuanto al circuito, el corredor ha explicado que "ni me beneficiaba ni me perjudicaba". "Había una parte técnica a la que le podía sacar bastante partido y otra parte en la que yo no soy un 'croner' puro y gente más corpulenta y de más potencia podía hacer más camino que yo", "pero todo eso lo hemos trabajado muy bien y lo hemos sacado sin ningún tipo de problema".
La carrera, que se ha disputado bajo un cielo encapotado y temperaturas suaves, ha constado de una vuelta a un circuito urbano de 14,2 kilómetros con salida y llegada en Clichy-sous-Bois, localidad situada a unos 20 kilómetros al este de la Villa Paralímpica en París. Durante el recorrido, los ciclistas subieron un repecho del 4,5% en el kilómetro 6,4 y otro del 4,7% a 850 metros de la meta.
UNDÉCIMA MEDALLA PARALÍMPICA
El ciclista con discapacidad física de 49 años disputa en París sus séptimos Juegos Paralímpicos y en seis de ellos ha conseguido subir al podio. Este metal es el undécimo que suma a su palmarés (cuatro de oro, dos de plata y cinco de bronce). Los siete primeros fueron en natación entre Atlanta 1996 y Londres 2012 (tres oros, una plata y tres bronces).
Además, en Tokio 2020 debutó como ciclista con un bronce en la prueba de velocidad por equipos que convirtió en plata en París 2024, donde también fue tercero en la persecución individual en pista.
Ten, que se sitúa como el deportista español más laureado en la capital francesa, es el séptimo representante nacional con más metales en toda la historia de los Juegos, solo superado por la nadadora Teresa Perales (28); los nadadores Richard Oribe, Sebastián Rodríguez y Xavi Torres (16), y la atleta Puri Santamarta (16), y la nadadora Teresa Herrera (13).
Medalla de oro para el nuevo gigante del ciclismo español. Ivan Romeo, el vallisoletano del 21 años, se proclamó este lunes campeón del mundo de contrarreloj sub 23. El rodador del equipo Movistar firmó un ejercicio espléndido en la prueba de 29,9 kilómetros, con salida en Gossau y final en Zúrich, en el que invirtió un tiempo de 36.42.70. La plata fue para el sueco Jakob Söderqvist, que hizo 32 segundos más. El bronce para el suizo Jan Christen, a 40 segundos del español. El gran favorito, el belga Alec Segaert, terminó cuarto, a 54 segundos.
Romeo, que se formó en el MMR, la escuela de ciclismo de Samuel Sánchez, ha confirmado todas las expectativas que había levantado en las categorías inferiores. El equipo de Eusebio Unzúe le contrató en 2023 tras pasar una temporada en el equipo americano Hagens Berman Axeon, dirigido por Axel Merckx. En 2023 destacó en las pruebas sub 23 con la selección española, con la que ganó una etapa en el Tour del Porvenir y consiguió la medalla de plata en la prueba en línea del Campeonato Europeo. En la actual temporada finalizó sexto en el Campeonato de España de contrarreloj élite.
Iván Romeo, con la medalla de oro.Movistar
El nuevo campeón del mundo destaca por su elegancia y potencia. Muchos le comparan con el italiano Filippo Ganna por su estilo y envergadura. Ambos miden 1,93 metros. ''Este triunfo se lo dedico a todos los que me han ayudado. Mi padre cogió una semana de vacaciones en el trabajo para estar aquí conmigo. Es uno de los días más felices de mi vida '', dijo el español antes de subir al podio y de secarse las lágrimas por la emoción del triunfo.
''Me volqué, sobre todo, en el tramo llano del circuito. Intenté guardar algo algo para los últimos 12 km. Todavía me quedaba algo de potencia y creo que fue bastante bien. Me gustaba la subida, la bajada'', confesó el campeón.
Romeo es el segundo español que se proclama campeón del mundo del contrarreloj sub 23. El anterior fue el cántabro José Iván Gutiérrez, vencedor en el Mundial de Verona de 1999. El otro participante español en el prueba de este lunes fue Markel Beloki (integrante del equipo EF Education-EasyPos y también formado en el grupo de cantera de Samuel Sánchez, terminó en la 35ª plaza, a más de tres minutos de Romeo.
El medallista español también participará el próximo viernes en la prueba en ruta de sub 23, en la que compartirá equipo con Markel Beloki, Igor Arrieta y Pablo Torres.