Jason Pusey pasó de puntillas por el fútbol español, donde jugó en el juvenil del Atlético de Madrid y en el Cádiz B. Pero en su Gibraltar natal logró convertirse en un referente del balompié. Jugó en varios equipos y llegó a la selección de Gibraltar, con la que participó en la clasificación para el Mundial de Rusia. Ahora, Pusey, acaba de ser condenado a 11 años de prisión por tráfico de drogas.
El caso se remonta al año 2020, cuando la Policía británica acusó al central de suministrar drogas por valor de 3 millones de libras en Londres. Según la investigación, Pusey lo hacía a través de Encrochat, una red de mensajería. Allí, y bajo el pseudónimo de ‘IrregularFog’, ayudó a suministrar 107 kilos de cocaína, 235 kilos de ketamina y 447 kilos de cannabis a bandas del sur de Londres.
“En la superficie parecía un cariñoso padre de familia, pero ganaba millones enviando grandes cantidades de drogas a las bandas del sur de Londres. Hizo todo esto sin pensar en la miseria y devastación causada en las comunidades de Londres por el suministro de drogas y la violencia a la que conduce”, ha expresado uno de los investigadores del caso, el detective Duncan Askew.
Pusey, muy conocido en Gibraltar, se ha convertido en la comidilla del Peñón. Allí, jugó en uno de los clubes más importantes, el Lincoln Red Imps. Ahora tiene 35 años, pero durante su juventud jugo en el Atlético de Madrid C en 2006 y en el Cádiz B entre 2007 y 2008.
Apareció dos veces la mano de Mamardashvili para, en el último suspiro de un duelo áspero sin apenas ocasiones, salvar el punto que el Valencia había conseguido atesorar ante el Getafe. Masticó tierra el equipo de Baraja en el barro que reina en el Coliseum para llevarse una victoria que le sacó del bolsillo una mano del debutante Caufriez en el área para emborronar un partido construido desde la defensa pero paupérrimo en ataque. [Narración y estadísticas]
No hay pan duro cuando aprieta el hambre ni vergüenza a evidenciar que se está muy necesitado. El Valencia necesita ganar partidos, sumar puntos que le permitan emerger del último lugar en la tabla y cualquier idea que empuje a lograrlo es bienvenida, incluso colocar una poblada defensa con cinco jugadores cada vez que se aleja de Mestalla.
A Baraja le sirvió para sumar un punto en Leganés y volvió a ser su apuesta ante el correoso Getafe. Incluso con el riesgo de alinear como titular y por primera vez al pelirrojo central francés, el fichaje sobre la campana con el que el Valencia cierra cada temporada. De la segunda división francesa a pelearse con los azulones en el Coliseum. No desentonó hasta que, sin poder evitarlo, el balón de Nyom se estrelló en su mano en el minuto 89.
Arroparse con tres centrales debería haber permitido a Gayà y Thierry convertirse, por momentos, en carrileros. Lo intentaron tímidamente en el arranque pero duró un suspiro. El Getafe despertó y los acorraló a balón parado. A los ocho minutos, se estreó con un saque de banda al área que peinó Álvaro Pérez y cabeceó Arambarri incorporándose a placer desde el centro del campo. Primer aviso. El segundo lo dio de nuevo Álvaro volando a por un centro de Luis Milla.
La ventaja la ganaba el equipo de Bordalás en el centro del campo, aunque luego le aparecía un muro. Barrenechea y Javi Guerra apenas alcanzaban a complicar la salida de pelota, pero el equipo aguantaba y hasta generó ocasiones a la contra, como la que comandó Rioja hasta estrellarse contra David Soria. Baraja había plantado un equipo rocoso que se sostenía, pero al que le costaba crecer en un duelo discontinuo.
Nyom reclama penalti por mano de Caufriez.EFE
Sin embargo, al Valencia se le puso de cara en una jugaba ensayada por primera vez. Saque de esquina de Rioja que peina ligeramente a Alderete en su intento de despeje y le queda franca al segundo palo a Barrenechea para enviarla al fondo de la portería. El partido de rompía en el minuto 36 y ahora había que manejarlo. Que es justo lo que más le ha costado a los valencianistas esta temporada. Pudo recortar Carles Pérez para el Getafe y se topó con Mamardashvili, como se nubló Javi Guerra en una contra que manejó con lentitud.
Revolucionó su once Bordalás en el descanso y encerró a su rival con centros laterales y balones aéreos, buscando faltas e interrumpiendo el juego que salía del campo valencianista. Una de las pocas veces que lograron estirarse acabó con la desgraciada lesión de rodilla de Thierry, que salió del campo en camilla y del estadio con muletas. También se rompió Rioja.
Faltaban aún 40 minutos que se iban a hacer eternos para sostenerse en el 0-1 mientras el Getafe les condenaba a vivir en el borde del área. Aparecer el miedo, el temblor de piernas y el cansancio que no pudieron aliviar ni los cambios de Baraja.
En el minuto 60, Arambarri volvió a estrellar un cabezazo en el travesaño y el Valencia ya sólo jugaba a ser un frontón hasta que un disparo de Nyom impactó en la mano de Caufriez Penalti que esta vez Arambarri no desaprovechó. Por fin había sacado provecho a los 37 centros y los 15 remates.
Y aún pudieron llevarse más premio si el doble remate del turco Yildirim no se hubiera topado con Mamardashvili.