Suficientemente joven para la vida, pero demasiado viejo para el “rock & roll”, Gerard Piqué, parafraseando a Robert Graves, dice “adiós a todo eso” en un vídeo sentimentalón y, a lo que se ve, preparado desde hace tiempo. Ha sido una decisión medita
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Cuando era niño, Adrián Vicente (Madrid, 1999) se acurrucaba con su padre en el sofá en su casa de Mejorada del Campo y veía películas de Van Damme, Bruce Lee y Jackie Chan. «Terminaban y ya estaba por el salón pegando patadas», revive ahora que hizo del taekwondo su vida, con billete para París (-58 kilos), donde tratará de superar los cuartos de Tokio y continuar con la tradición española olímpica de este deporte nacido en Corea.
Pero tantas veces la reacción a un hecho inesperado es lo que define a las personas, lo que propulsa las tramas posteriores. Hace seis años, este chico espigado y sonriente, que habla tan rápido como golpea, tenía 19 y se vio en mitad de una guerra. La Federación de Taekwondo, apoyándose en los resultados, había decidido que iba a ser él quien representara a España en Tokio en detrimento de Jesús Tortosa, quien había logrado la plaza para el país. En mitad de ataques, denuncias e insinuaciones, él optó por el silencio.
«Soy una persona positiva y afronto todo así. Pero esos meses... Yo no dije ni mú, me callé la boca, no actué. Pero sí, fue duro. Por redes me atacaron mucho, me insultaron, me llamaba 'robaplazas'. Gente anónima. Yo pasaba. E intentaba que todos a mi alrededor estuvieran tranquilos. Pero fue chungo, difícil», recuerda ahora de aquel trayecto que le obligó a «tener que demostrar algo». «Pensaba, si no gano, a ver qué van a pensar. Era top 10 mundial y decían que acababa de llegar. Pero en el Europeo hice final. Sólo faltó la medalla en los Juegos. Ahora vendrá. La verdad es que maduré», cuenta si atisbo de rencor.
Porque el tiempo parece haberle dado la razón. El año pasado fue bronce mundial y junto a su amiga, paisana y tocaya Adriana Cerezo (ambos empezaron en el mismo gimnasio de Alcalá de Henares) disparan las expectativas nacionales (también tienen billete Javi Pérez Polo y Cecilia Castro). «Eso nos preguntamos nosotros, de dónde viene la tradición. Tenemos un gran bagaje, las medallas están aseguradas. La clave es el alto nivel que hay en España, en la competición interna que tenemos», apunta.
Adrián Vicente, durante un entrenamiento en el CAR de Madrid.SERGIO ENRIQUEZ-NISTALMUNDO
Adri, que además de su dedicación al taekwondo estudia dos carreras a la vez (Educación Infantil e INEF), no fue el típico niño prodigio. «No empecé hasta los 12. Hubo una exhibición del club al que luego iría. Había atletas coreanos, dando patadas por el aire, rompiendo maderas... Terminó y dije: 'Mamá, yo quiero hacer eso'», hace memoria del flechazo. «Tenía un poco el biotipo: alto, patas largas... Mi entrenador lo vio, pero durante más de un año sólo entrenábamos. No tenía ninguna base. Y las primeras competiciones fueron fatal, me quedaba bloqueado, me entraban muchos nervios. Pero me gustaba. Mis padres me decían, 'pero por qué sigues'»
Fue en un Campeonato de España en 2016 cuando se convenció de que realmente era lo suyo. Cinco años después estaba a centímetros de una medalla en Tokio, aunque eso supusiera un trago «agridulce». «Las semanas posteriores estaba triste y melancólico», desvela quien hace bandera de su normalidad, de sus paseos por Meco con sus perros los fines de semana, de su vermut y sus cenas de desconexión, de ese lado tan opuesto a su agresividad en el tapiz. «Soy delgadito, no tengo aspecto fiero... pero soy cañero. Me va la gresca y muchas veces me tienen que frenar. Entro a los palos, me encanta. Pero hay que ser inteligente, si voy 8-0, no voy a seguir yendo. Pero entrenando, si toca gresca...», ríe Adrián mientras sueña con verse de oro en el Gran Palais de París en unos meses.
El entrenamiento de este martes en el Sena preparatorio para las pruebas de natación en aguas abiertas ha sido cancelado al estar el agua en unas condiciones no aptas para el baño, anunciaron los organizadores.
Se trata de la quinta sesión de entrenamiento cancelada desde el inicio de los Juegos Olímpicos de París tras la suspensión de las sesión previas al triatlón, cuya prueba masculina tuvo que ser aplazada un día.
Varios triatletas expresaron su frustración por esas repetidas cancelaciones, pero también por la incertidumbre sobre la disputa de las pruebas en las fechas previstas.
Para dar luz verde al nado de los deportistas, las autoridades vigilan de cerca las tasas de dos bacterias fecales: la de E. Coli y Enterococcus.
Pese a los controles del agua, la triatleta belgaClaire Michel, que disputó la prueba femenina el 31 de julio, enfermó tras ser infectada con la bacteria e.coli tras nadar en el río Sena.
La locomotora de Verbania encandila a los tifosi en las lujosas orillas de Lago Garda. Filippo Ganna, el mejor contrarrelojista italiano de la última década, venció en el postrero test cronometrado de este Giro que enfila su semana definitiva. El elegante rodador del Ineos se anotó su primera victoria en esta Corsa Rosa, comandada con indiscutible autoridad por Tadej Pogacar. El ídolo local superó en 29 segundos al insaciable esloveno.
Fiesta italiana en el lujoso destino turístico que recoge las aguas de las montañas y valles de la antesala de los Alpes. Mansiones majestuosas sólo para los más afortunados. Allí donde Ganna se sintió poderoso.
La cita entre Castiglione delle Stiviera y Desenzano del Garda, con un recorrido de 31 kilómetros, supuso un excelente ejercicio para el lucimiento de especialistas en las contrarrelojes y para rodadores puros. Un perfil carente de dificultades montañosas, que atravesó zonas urbanas con suaves pendientes descendentes. Los últimos kilómetros apenas presentaron curvas, con la meta situada en una recta de 200 metros. Un escenario ideal para que Filippo Ganna exhibiera esa potencia que le caracteriza. El italiano afrontó la prueba perfectamente acoplado a su máquina, limando tiempo en cada curva. Un test de clase, elegancia y aerodinámica rubricado con un tiempo de 35.02.
Sólo Pogacar pudo acercarse al registro de espigado italiano. El esloveno arrancó pletórico para luego mostrar un rendimiento descendente. En el primer tramo cronometrado aventajaba al Ganna en cuatro segundos, en el segundo ya perdía 10 segundos y en el definitivo se distanció hasta los 29. Pogacar se quedó sin victoria pero incrementó la ventaja sobre sus inmediatos seguidores.
En tierras de Lombardía, Pogacar se distanció de unos enemigos resignados a pelear por las migajas. Superó a Geraint Thomas en 45 segundos y a Daniel Martínez en más de un minuto. Si antes del comienzo de la contrarreloj aventajaba a Daniel Martínez en 2.40 minutos y a Thomas en 2.56, ahora la renta respecto al colombiano se queda en 3.56 y con el galés en 3.41.
Primera etapa para Ganna en este Giro y la sexta en sus cuatro participaciones en la Corsa Rosa, las anteriores fueron en las ediciones de 2020 (cuatro) y 2023 (una). Primera vez que sube a los más alto del podio en este curso. En la crono de la la Tirreno-Adriático quedó segundo, superado por Juan Ayuso.
Una jornada muy rentable para Ganna, pero también para el doble ganador del Tour de Francia, que este domingo puede volver a aumentar su distancia, con una etapa de 222 kilómetros de alta montaña, con cuatro puertos, entre ellos el mítico Mortirolo (por la vertiente más suave) y con final en el alto de Livigno.