Pike, la ‘pared’ de dos kilómetros que vigila la abuela Lore y que pondrá patas arriba el Tour el primer día

Pike, la 'pared' de dos kilómetros que vigila la abuela Lore y que pondrá patas arriba el Tour el primer día

Tour de Francia

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La subida, que va desde Sondika hasta el Alto de Artxanda, será el tramo en el que Pogacar y Vingegaard pueden disputarse el triunfo en la primera etapa del Tour

Los equipos ciclistas entrenando en el recorrido de la primera etapa del Tour de Francia, que pasa por delante del caserío de Lore.PATXI CORRALARABA PRESS

Lore Etxebarria Mendizabal, 90 años y acérrima seguidora del Athletic, vigila la cuesta de Pike desde su hermoso caserío. Sentada en una silla de enea, rodeada de cientos de banderitas rojiblancas, Lore se ha pasado la semana regando sus decenas de tiestos, limpiando las mazorcas de maíz, recolocando las ristras de ajos y pasando toallitas húmedas por los hermosos pimientos choriceros que cuelgan del techo. El caserío Izartza, el caserío de Lore, será el punto de arranque de la batalla final por la primera victoria del Tour. A partir de ahí, y durante casi dos kilómetros, se acaba el asfalto fino y nuevo, la carretera se estrecha para superar por un viaducto la autovía, y se inicia un exigente muro que seleccionará al pelotón a diez kilómetros de meta.

Pike, la cuesta que desde Sondika sube hasta el Alto de Artxanda, pondrá al pelotón sobre los pedales. Dos kilómetros de máximo esfuerzo que arrancan tras dejar a la izquierda de la calzada el caserío de Lore y a la derecha un eucalipto con medio siglo de vida. Los dos carriles de la subida se estrechan y este sábado se convertirán en un pasillo con miles de aficionados volcados en el pelotón. La pelea por las primeras posiciones en el grupo habrá empezado antes y varios equipos han examinado durante los últimos días el ascenso al Vivero (a 30 kilómetros de meta con una subida de 5 kilómetros con el 8% de desnivel) para intentar romper el grupo.

Varios equipos ciclistas pasando por delante del caserío de Lore durante un entrenamiento.PATXI CORRALARABA PRESS

Pogacar y Vingegaard pueden disputarse el triunfo en Pike”, advertía el ex ciclista irlandés y comentarista de televisón Sean Kelly antes del arranque del Tour. “Si Pogacar y Vingegaard se marcan la carrera se puede abrir para los demás”, advertía este viernes Charly Wegelius, uno de los directores del Education First. “Los esprinters también pueden subir Pike sin quedarse descolgados”, apuntaba Markel Irizar, miembro de la dirección de Lidl-Trek y responsable de su equipo sub23.

Visiones distintas en las horas previas a una etapa abierta. Una ‘clásica’ por las carreteras de Vizcaya que incorpora al grupo de posibles ganadores a los reyes de la disciplina: Mathiu Van der Poel, Tom Piddock o Wout Van Aert. Todos ellos tendrán que entrar en cabeza en el segundo kilómetro de la ascensión a Pike si quieren tener opciones de victoria. El punto intermedio de la subida lo marca un edificio blanco y azul situado a la izquierda de la vía. El asfalto se empina y el ciclocomputador del manillar llega a marcar el 20% de desnivel. Con el ácido láctico disparado en las piernas, los corredores llegarán a la cima de Artxanda para, girando a la derecha, iniciar un rápido descenso que durante casi tres kilómetros les llevará hacia el norte, con vistas hasta la desembocadura de la Ría en Getxo.

Un descenso que tras dos giros les devolverá en dirección sur para afrontar la última bajada de más de dos kilómetros hasta el barrio de Deusto y el campo Volantín, la enorme avenida que constituye uno de los mejores miradores para contemplar los destellos del Guggenheim sobre la Ría. El último kilómetro resumirá toda la etapa: una rotonda junto al Ayuntamiento llevará a los ciclistas a otra rampa de apenas 500 metros hasta el parque de Etxebarria y, sin respiro, el corto y explosivo esprint que decidirá al primer ganador de etapa de la 110 edición del Tour de Francia.

kpd