Paseo y victoria del Real Madrid contra el Panathinaikos

Paseo y victoria del Real Madrid contra el Panathinaikos

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El equipo de Chus Mateo vence (83-68) y cierra la jornada compartiendo liderato con el Olympiacos

Llull penetra a canasta, este miércoles.PIERRE-PHILIPPE MARCOUAFP

Si algún aficionado del Real Madrid aún arrastraba el acelerón de la remontada contra el Barça, seguramente agradeció la noche tan plácida que le regaló el Panathinaikos. Hace tiempo que el equipo griego anda de capa caída por la Euroliga, pero incluso en esa depresión cuesta recordar una imagen tan nefasta como la que dejó en la primera parte contra los blancos. Sin hacer más que los justo, el equipo de Chus Mateo se embolsó una victoria cómoda (83-68) y cierra la jornada compartiendo el liderato con el Olympiacos.

Decía Mateo en la previa que las piezas estaban encajando bien, pero que su equipo no debía caer en la autocomplacencia. Y si acaso fue eso, la relajación, lo que impidió que el Madrid sentenciara mucho antes. Si podía abrir el partido con un parcial de 15-2 solo con defender y recoger la fruta que caiga del árbol, iba a ser complicado mantener la tensión durante los 40 minutos.

Más de la mitad de esos puntos del arranque fueron de Guerschon Yabusele, quien mejor entendió el agujero que tenía el Panathinaikos en línea de fondo (16 puntos, 7 rebotes). El francés percutió el aro y pasó la factura a una defensa generosa hasta la ruina. Inoperante en estático y holgazana en las transiciones. Cuántas veces le bastó al Madrid un trotecillo para conseguir una canasta fácil al contragolpe.

Y hubo muchos, porque el Panathinaikos pecó de simplón en ataque, entregado a lo que Dwayne Bacon (máximo anotador de la Euroliga) o Paris Lee pudieran generar en el uno contra uno, y agarrado a duras penas al partido gracias al acierto en triples. Si además Bacon no tenía su noche (4/14 en tiros), las cuentas no salían.

Toda la claridad que le faltó al estadounidense con la pelota la tuvo con el micro cuando le pidieron que diera su diagnóstico de la primera parte. ¿Qué había que mejorar atrás? “Pues tenemos que defender”. ¿Y qué cambiaría en ataque? “Uff. El partido entero”. Casi se le daban la vuelta los ojos. Y no era para menos.

Sin exigirse demasiado, el Real Madrid vivió toda la noche por encima de los 10 puntos de ventaja. Sin brillo, pero sin ningún apuro. Un paseo para recuperarse del calentón contra el Barça. Y para coger aire para lo que viene. El viernes visita al Mónaco con una tarea pendiente: dar la cara contra los mejores de la Euroliga.

kpd