En todos los Campeonatos se dedica una jornada a, fundamentalmente, la velocidad. En Fukuoka ha correspondido a la séptima y penúltima. Es verdad que estaban programados los 800 femenino, en los que la intratable Katie Ledecky, que no pierde desde Londres 2012, se impuso con 8:08.87 a Bingjie Li (8:13.31) y Ariarne Titmus (8:13.59). La china, sin embargo, hizo récord de Asia; y la australiana, de Oceanía.
Pero entre semifinales y finales de distintos estilos, figuraban cinco pruebas de 50 metros, una de 100 y otra de 200, amén de los relevos 4×100 mixtos. Y se vivió una explosión. Un festín. Vamos por partes.
Al añorado Juan Manuel Gozalo le gustaban todos los deportes. También, claro, la natación. Pero no los 50 metros libre. Argumentaba, con su característica vehemencia, que sus estrellas no nadaban realmente. “¡Pero si miden dos metros, se tiran al agua y cuando asoman a la superficie para empezar a bracear, ya han llegado!”, se encendía.
Bueno, no tanto. Pero casi. Algunos de los plusmarquistas mundiales alcanzaban o rozaban los dos metros: Peter Williams, Matt Biondi, Alexander Popov, Alain Bernard, el propio César Cielo, que mantiene la plusmarca desde 2009… Y, desde luego, medir al menos 1,90 es casi obligado. Pero no faltan excepciones. Las estaturas de los finalistas en Fukuoka iban desde los 2,02 del griego Kristian Gkolomeev y los 2,01 del estadounidense Jack Alexy hasta el 1,82 del australiano Cameron McEvoy y el 1,80 de su compatriota Isaac Cooper.
Y ganó uno de los “bajitos”: McEvoy. Sus 21.06 lo convirtieron en el cuarto hombre de todos los tiempos. Su victoria no fue una sorpresa. Pero sí su ventaja, enorme, en una prueba tan corta, sobre Alexy (21.57) y el británico Benjamin Proud (21.58), que, también, “sólo” mide 1,85. Cuando, entre bastidores, estaban todavía los medallistas estudiando el completo diseño de las recompensas, apareció en los poyetes, en la misma distancia y el mismo estilo, pero todavía en las semifinales, Sarah Sjöström, gran dama de Suecia, una deportista que compite en su país con las más grandes leyendas locales.
Dieciocho minutos antes, en la primera final del día, había ganado los 50 mariposa con 24.77. Significaba su quinto oro consecutivo mundialista en una prueba en la que no pierde desde hace ocho años. Y entonces, repetimos, en semifinales de esos 50 libre, se marcó unos 23.61 que mejoraban su propio récord del mundo de 23.67, en vigor desde 2017. A sus 30 años, Sarah, una “anciana” en un universo adolescente, viene de superar una “preolímpica” fractura de codo que sólo le permitió, en precario, acceder a una plata en Los Juegos de Tokio. A su edad y con sus achaques, ya ha renunciado a distancias más largas. Pero, en las cortas, está mejor que nunca. O tan bien como siempre. La esperamos en la final, en la última jornada del Campeonato.
Después de esas semifinales venían otras, las de los 50 braza femeninos. Y en ellas Ruta Meilutyte igualó el tope mundial (29.30) de la italiana Benedetta Pilato. La lituana, prodigiosa quinceañera campeona olímpica de los 100 braza en Londres2012, sufrió una depresión que la mantuvo en el dique seco durante unos años, de los que no estuvieron ausentes los rumores de una vida poco edificante y su tendencia a escapar de los controles antidopaje. Regresó a la competición en diciembre de 2021. Al igual que Sjöström, es, en cierto modo una resucitada. Y también la esperamos en la jornada de clausura.
Las demás finales del día, los 100 mariposa masculinos, los 200 espalda femeninos y los relevos 4×100 libre mixtos, no desmerecieron. En la mariposa, cuarto oro para Francia en la persona de Maxime Grousset (50.14). En la espalda, honor para Kaylee McKewon (2:03.85). Ha dominado en estos Campeonatos las tres distancias. Ninguna mujer lo había logrado.
Y en la cima de la natación femenina, Mollie O’Callaghan, en los relevos, condujo a Australia a su decimotercer oro y al noveno récord del mundo del Campeonato (3:18.83). Su posta, la definitiva, dejó sin posibilidad alguna al equipo estadounidense y al británico. Era el quinto oro de Mollie, que opta sin frenos al título de reina del Campeonato.