Nico Williams, el regateador que aprende de Neymar y Mbappé y sigue los consejos de su hermano

Nico Williams, el regateador que aprende de Neymar y Mbappé y sigue los consejos de su hermano

Selección española

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“Es veloz, intuitivo, como un extremo antiguo. Un cañón”, recuerda el segundo de Marcelino, con quien debutó en el Athletic. Iñaki, que juega con Ghana, ejerce de referencia fuera del campo.

Nico Williams, el martes ante Portugal en Braga.GETTY

«Cuando empiezan a aparecer pajaritos en la cabeza, mi madre me da una colleja y nos pone los pies en el suelo». Así ayudó María Arthuer a Iñaki Williams a digerir su debut en el Athletic en 2014 y esa es la receta que ahora le aplica como hermano mayor a Nico. El pequeño de los Williams encandiló con España ante Portugal en solo 17 minutos en los que dio la asistencia de gol a Morata, probó dos disparos a puerta y pisó cinco veces el área como una revolución. La sorpresa de la lista de Luis Enrique se abre hueco hacia el Mundial con poco más de una temporada de experiencia en la élite.

«No me sorprende lo que hace mi hermano. Sé de lo que es capaz, lo que trabaja y el hambre que tiene», aseguraba Iñaki después de jugar su partido con Ghana ante Nicaragua en Lorca mientras Nico recogía elogios en Braga. «Pies de plomo y a mejorar» es el consejo que le da quien, con nueve años más y un cúmulo de experiencias, actúa como un padre, al menos fuera del campo.

«Cuando subió al primer equipo no percibías protección de hermanos. Esa función la hacían más otros jugadores», cuenta Rubén Uría, mano derecha de Marcelino García Toral. Con el asturiano debutó Nico con 17 años para disputar 30 minutos en un duelo ante el Valladolid y el apellido Williams no tardó en duplicarse en las alineaciones. «Entre ellos no había una relación especial en el campo, pero sí fuera. Son jugadores muy diferentes. Iñaki es todo potencia, se mueve al espacio y busca el gol. Nico es veloz, driblador, intuitivo, como un extremo antiguo que está mejorando en la finalización. Es un cañón y, por su edad, tiene una progresión enorme y mucha suerte de tener a ‘Willi’ como ejemplo y referente», describe el técnico. Si tiene que destacar algo del pequeño de los hermanos, se queda con su alegría: «Es un chico feliz, y esa espontaneidad la traslada al campo».

No crecer “con pies de barro”

Si a Iñaki le tocó romper la barrera del recuerdo de las dificultades por las que pasaron sus padres para salir de Ghana, la vida pluriempleada de su madre en un barrio humilde de Pamplona y la conciencia de que se lo debe todo a su esfuerzo, Nico se encontró el camino abierto por su hermano que le ha dado alas. Su crecimiento en Lezama ha sido progresivo, sin presión y afianzando sus cualidades que ya le permitieron ser internacional Sub-18 y Sub-21 en el camino al Europeo 2023, su salto a la élite estuvo medido para que evitar lo que Marcelino llama «crecer con pies de barro».

«Jugó mucho, sobre todo la temporada pasada, pero nos cuidamos de generarle responsabilidades que le pudieran pesar. Porque para eso ya estaban otros jugadores», recuerda Uría.

Los retos se los marcó el navarro: ganar físico y presencia en el área, algo en lo que le acompañó el cuerpo técnico de Marcelino «como a cualquier chico que subía de Segunda B». Tenían claro que él no lo era. Apenas seis meses después de su debut, Nico ya era estadísticamente el mejor regateador de Europa Sub-21, con 7’4 fintas con éxito cada 90 minutos, con un manejo de las dos piernas diferencial y con la ambición de aprender de «Neymar, Dembélé o Mbappé».

Barrio de la Rotxapea

Su punto de mejora sigue estando en el gol. El primero llegó en un momento tan especial que se lo tatuó en el brazo. Fue en enero de 2022 en Riad, en las semifinales de la Supercopa y para darle el pase a la final al Athletic. Aquel abrazo con su hermano y su madre en la grada lo lleva en el bíceps, junto a dos leones que simbolizan a los hermanos y el número del bloque de pisos en que vivían en el barrio de la Rotxapea de Pamplona, donde se crió con su cuadrilla.

Su desparpajo le llevó a pedir hace unos días en Marca a Pedro Sánchez que bajara los impuestos y a confesar que no habla ni palabra de euskera, como tampoco muchas de ghanés pese a que su madre le reñía en ese idioma. Su vida está en Bilbao, aunque el Athletic ya piensa en subir la cláusula de 50 millones por si la Premier le tienta.

kpd