Nadie resucita como el Sevilla: fútbol sencillo y el impulso de la historia

Nadie resucita como el Sevilla: fútbol sencillo y el impulso de la historia

Europa League


Final Sevilla vs Roma

Actualizado

El sevillismo ha pasado de rezar a creer al ver a Mendilibar llevar al equipo andaluz a su séptima final frente a la Roma de Mourinho

La plantilla del Sevilla entrena en el Puskas Arena de Budapest.ANNA SZILAGYIEFE

Hubo un tiempo muy cercano en el que Nervión agachaba la cabeza, juntaba las manos y rezaba. Plegarias que ni se atrevían a mentar lo que hoy vivirán en Budapest. Una peregrinación a orillas del Danubio para agradecer el regreso a la vida de un equipo que tiene a un palmo su séptima Europa League. Nadie quiere esta competición como el Sevilla; nadie resucita tan bien.

El milagro comenzó a cuajar en Semana Santa y tiene un profeta: José Luis Mendilibar. El fútbol sencillo, sin oropeles, del vasco sacó al Sevilla del pozo de la tabla, pero no se conformó con lo esencial. «En Sevilla siempre se mira la Europa League, por difícil que pareciera», reconocía ayer nada más pisar el Puskas Arena, el estadio de su primera final. Mendilibar, que tiene el partido dibujado en su cabeza desde hace tiempo y la única baja de Acuña por sanción, devolvió a una plantilla sobrada de clase la confianza y un plus de fe para no dudar de que en Europa aún había mucho que hacer. Lo dice el presidente Pepe Castro: para el sevillismo la Europa League es una religión y hay que profesarla con tanta devoción que ni United ni Juventus parecían temibles.

En el camino hacia la séptima, hacia un pleno histórico, aparece la Roma de José Mourinho, férrea como el símbolo de todo un imperio que luce en su camiseta. Para el portugués, en apariencia más sosegado con la edad y un palmarés deslumbrante, es la oportunidad de reivindicar que sabe construir desde cero sumando un título más a la Conference que ya llevó a Roma el año pasado. La Europa League, eso sí, le abriría las puertas de la Champions y quizá, aunque tiene un año más de contrato, disipe las dudas que se ciernen sobre su continuidad. Algo le dijo ayer a sus capitanes en secreto y luego echó balones fuera: «Esa pregunta es para Mendilibar, que tiene una situación más difícil», se refugió. Al luso le motiva tanto el reto que se pone la piel de cordero y se la quita con la misma facilidad. Habla de sevillistas expertos frente a sus «niños del primavera» y rehuye la diferencia de presupuesto entre ambas escuadras: «Será que Montiel, Lamela o En-Nesyri están mal pagados», bromeó.

La duda de Dybala

«Si piensan que el Sevilla es favorito por la historia, lo respeto. Es cierto que carecemos de la experiencia en Europa League y que el Sevilla ha sido habitual estar en las finales mientras que para nosotros es extraordinario e inolvidable. Pero no estaremos pensando en eso cuando arranque el partido. No conocen de lo que es capaz mi equipo. No somos angelitos», aclaró el portugués. Una de cal y una de arena, como Dybala. En torno a él ha construido el equipo, pero el argentino es duda. «Lo podremos ver 20 o 30 minutos», admitió su entrenador, que no quiso entrenar en el Puskas Arena.

Sí quería hacerlo Mendilibar, para estar preparado para la primera final de su carrera que no le quita el sueño. «Dormiré bien porque he madrugado», advirtió. Tampoco le afectó el azúcar con el que Mou endulzó las razones por las que gana al vasco en títulos. «Yo sólo he tenido más oportunidades que él de jugar en Europa. Somos dos entrenadores de la misma generación, con experiencia y el pelo blanco», dijo el luso. «Tiene canas antes que yo», respondió el sevillista, al que nada le aparta de su objetivo: «Siempre estoy agradecido, pero con la historia no ganas y con los piropos tampoco. Sabemos cómo van a jugar y cómo lo tenemos que hacer nosotros, porque va a ser el rival más difícil que tengamos».

En Sevilla, Mendilibar ha demostrado que los milagros en el fútbol es más fácil que ocurran cuando están en manos de futbolistas que dominan un juego en el que, a veces, la presión, la desazón y las elecciones equivocadas tuercen las botas. ¿Será suficiente para continuar? «No me importa mi futuro. Estaba en el paro y acepté firmar dos meses que acabarán el domingo. Ya se verá. Estoy disfrutando del fútbol desde que llegué a Sevilla, porque salgo al campo con la idea de que tengo muchas más opciones de ganar, cuando otras veces veía más fácil perder», reconoció. En las gradas, 13.000 sevillistas que han recorrido el continente -incluido el ex presidente Del Nido en el avión oficial- y ahora esperan que la Europa League se vuelva a enamorar de Sevilla.

kpd