Luigi ‘Gigi’ Riva, máximo goleador de la selección italiana de todos los tiempos, ha fallecido a los 79 años, según informaron el lunes los medios de comunicación italianos. El futbolista, cuya presencia física y potente disparo le valieron el apodo de ‘el Trueno’, marcó 35 goles en 42 partidos con la selección nacional.
Riva había estado enfermo en su casa de Cerdeña durante el fin de semana y había sido tratado por un presunto problema cardíaco.
Formó parte de la selección italiana que ganó la Eurocopa de 1968 y también jugó el Mundial de 1970, en el que quedó subcampeona tras la gran selección brasileña de Pelé.
Junto con su casi tocayo Gianni Rivera, Riva fue uno de los símbolos del fútbol italiano cuando la televisión en color llevó la acción en directo a un público más amplio. En 1969, fue finalista, junto con Rivera, del Balón de Oro al mejor jugador de Europa.
Riva jugó casi toda su carrera en el Cagliari y fue el máximo goleador de la Serie A cuando el equipo sardo ganó el título de liga por única vez en su historia, en 1970. En el momento de su muerte era Presidente Honorario del club.
Las lesiones empañaron la última parte de su carrera como jugador y le obligaron a retirarse en 1976, tras haber marcado 164 goles con el Cagliari en 315 partidos de liga. Fue máximo goleador de la Serie A en tres ocasiones.
Posteriormente, Riva formó parte durante muchos años del cuerpo técnico de la selección nacional, incluso en 2006, cuando Italia se proclamó campeona del mundo.
Resulta curioso que hace justo 42 años llegara al fútbol español uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. El 4 de junio de 1982 se hizo oficial el fichaje de Diego Armando Maradona al FC Barcelona. El club pagó 1.200 millones (7 millones de euros) para hacerse con los servicios del argentino que ya apuntaba a leyenda.
Cien periodistas presenciaron cómo un emocionado Maradona manifestó: "Me incorporo con mucha alegría y para dar los máximos títulos posibles en el FC Barcelona, el mejor club del mundo". El Pelusa demostró alegría, pero a título individual no pudo rendir al nivel de la estrella en la que luego se convertiría. Las lesiones y sus salidas nocturnas fueron los principales factores que restaron protagonismo al jugador.
Maradona, como este lunes Mbappé, fueron fichajes que revolucionaron el panorama futbolístico en España. Uno está en la historia de este deporte y otro, si mantiene su evolución, probablemente lo estará. Pero son otros muchos los que han llegado a los dos transatlánticos de LaLiga y han generado diversas dinastías e impacto tanto a nivel nacional como europeo.
Maradona, con el Barcelona.
Históricamente debemos mencionar dos duplas que han competido de manera casi coetánea en los dos grandes clubes españoles. Hay que remitirse primero a la década de los 50, donde dos jugadores llamaron la atención de Real Madrid y Barcelona y ambos terminaron en el club opuesto al que inicialmente se supuso. Hablamos de Ladislao Kubala y Alfredo Di Stéfano. "Uno y otro representaron un antes y un después en el fútbol español", mencionaba José Ignacio Corcuera, historiador y miembro del Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español (CIHEFE).
El húngaro jugó en el Camp Nou tras negociar primero con el club blanco. El segundo lo hizo solo en el Madrid pese a que la Federación Española decretó que el jugador alternara su participación en los dos clubes tras una negociación bilateral de ambos con Millonarios y River Plate.
Kubala consiguió con el Barça cuatro ligas y cinco Copas de España, mientras que el argentino firmó cinco Copas de Europa, una menos que Gento, una Copa Intercontinental, ocho Ligas y una Copa de España y entró en el debate de uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Las hazañas europeas de aquel Madrid resuenan ahora que las ha igualado y hasta superado el Madrid en el que aterriza Mbappé.
Di Stéfano, como futbolista del Real Madrid.
Un equipo que comenzó su década prodigiosa con la llegada de Cristiano Ronaldo. Fueron 96 millones de euros los que trasladaron al portugués de Manchester a Madrid en junio de 2009. No fue la servilleta de Rexach para sellar a Messi, pero el luso generó un impacto similar al del argentino en España y ambos se fueron alternando Balones de Oro y títulos para sus clubes. "El gran problema de Cristiano es que le tocó con Messi, uno de los futbolistas más completos de la historia. Si nace 10 años antes o después hubiera sido Balón de Oro de manera continuada", expresa Corcuera.
Legendaria fue aquella serie de Clásicos entre ambos en los que hubo más que palabras entre jugadores de ambos equipos liderados entonces por Pep Guardiola en el bando culé y José Mourinho en el bando madridista.
Cristiano, tras ganar su quinta Champions.Reuters
No se vivía esa tensión entre ambos clubes desde el traspaso histórico de Luis Figo al Real Madrid tras el pago de su cláusula de rescisión de 10.000 millones de pesetas (60 millones de euros). "El caso de Figo supone otro punto de inflexión en la locura de los pagos en el fútbol", apunta el historiador.
Al fichaje de Figo, el más caro en la historia del fútbol y primero de los galácticos de Florentino, le sigue el de Zidane un año después y por un montante aún mayor, 73 millones de euros. "Ambos fueron futbolistas para apuntalar la presidencia", opina José Ignacio Corcuera.
Expectativas
Otro fichaje récord, 60 millones de euros de la época, fue el de Johan Cruyff por el Barcelona en 1973. El holandés llega al conjunto culé para regocijo de su presidente actual quien era gran fan de su etapa en los Países Bajos. "Era un enfermo de Johan. Le había visto jugar con el Ajax en las finales de la Copa de Europa y contra el Madrid y me había 'frikizado'. Era increíble", contó en una entrevista Joan Laporta.
Pero Cruyff no termina de explotar en el Barça porque, a juicio de Corcuera, "llega con menos hambre". No es fácil cumplir las expectativas cuando eres uno de los fichajes que deben cambiar no sólo la historia de tu equipo, también la del propio fútbol. Ese reto mayúsculo es al que se enfrentará Mbappé cuando se una a la disciplina del club más laureado de la historia.
La 'Supercopa Saudí' vivió en la noche del jueves su momento más comprometido. Pactada por Luis Rubiales la celebración del torneo en suelo de Arabia Saudí hasta 2029, durante las ediciones anteriores no había sido notorio ningún altercado alrededor de los partidos que se celebraron en Yeda o Riad. Todo era fútbol. Lejos de España, pero fútbol. Hasta esta semana. Familiares y aficionados del Mallorca denunciaron en las últimas horas haber sido «acosados» por espectadores saudíes al terminar el partido contra el Real Madrid. Aseguran, incluso, que a dos mujeres de futbolistas les tocaron el culo, lo que España es considerado un delito de agresión sexual.
«A la salida, hicieron un pasillo y nos zarandearon, nos pegaron collejas, nos intentaron robar bufandas y banderas, tocaban a las mujeres, intentaban abrazarlas... Hubo momentos de mucha tensión. Fue una pesadilla», relata a este periódico Pere, aficionado balear. «A las mujeres de Greif y Dani Rodríguez les tocaron el culo», asegura Juanmi Sánchez, periodista del diario 'Marca' que acompañó a los familiares durante la salida.
Natalia Kaluzova, pareja del portero, dijo que «un grupo vino hacia nosotros, nos empujaron, nos insultaron, nos grabaron y hubo agresiones». Durante la mañana de ayer se acumularon los comentarios en las redes sociales criticando la situación y denunciando la celebración del torneo en suelo saudí. «¡Una vergüenza! ¡No todo es dinero!», escribió Dani Rodríguez.
Cada enero, el fútbol español tiene la misma reflexión: ¿Por qué se juega la Supercopa de España en Arabia Saudí? ¿Hasta cuándo? Hay quejas de los clubes, críticas de los futbolistas y los aficionados, algunos comunicados de diversas organizaciones... Pero llega la final, normalmente un clásico entre Madrid y Barça como el de mañana, pasa el torneo y la pelota, nunca mejor dicho, vuelve a girar en nuestro país como si nada hubiera pasado.
El contrato entre la Federación y el Gobierno saudí es tan alto (40 millones anuales) que ni Pedro Rocha ni Rafael Louzán han estado, ni están, ni estarán en condiciones de valorar su finalización. «¿Quién va a poner los 40 millones que pone Arabia Saudí?», contestaban desde la Ciudad del Fútbol de Las Rozas a este periódico hace unos días. Situaciones como las vividas por los familiares y aficionados del Mallorca pueden ser un empujón para centrar el foco todavía más en el torneo.
"La imagen de modernidad es una cortina de humo"
«Luis Rubiales dijo que llevar la Supercopa a Arabia Saudí sería un antes y un después para los derechos sociales, y mira qué ha pasado. La Federación ha ido allí a por dinero, no hay una agenda detrás, que es lo que vendió Rubiales», critica Ángel Gonzalo, de Amnistía Internacional. «Hay dos realidades paralelas, la de la inversión, el deporte y el lujo y la de la gente. Esa imagen de modernidad es una cortina de humo, lo que ocurre es lo que pasó el jueves. Las mujeres son consideradas ciudadanas de segunda y no tienen herramientas legales para denunciar cosas así. Esa es la cara real del país. Ahora levantamos la voz porque son extranjeras, pero ocurre con ciudadanas saudíes desde hace décadas. Pedimos a la Federación que lo investigue porque las autoridades saudíes no lo van a hacer, no es delito aquí», reflexiona Gonzalo.
En la misma línea se muestra Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia: «Acciones como estas no están sometidas a la legislación española, aunque sea una competición nuestra, así que estamos ante un retroceso terrorífico en los derechos de las mujeres. Allí puede ser normal dirigirse a las peronas de esta manera».
El presidente Louzán llamó en la madrugada del jueves al CEO del Mallorca, Alfonso Díaz, y tanto la organización federativa como el club balear trabajan para recopilar todos los vídeos de las denuncias e intentar, junto a la seguridad del estadio y las autoridades locales, identificar a los supuestos agresores. «Son cosas que no pueden pasar», dijo Díaz.