El triatleta de 49 años que permanecía ingresado en el hospital Arquitecto Marcide de Ferrol (A Coruña), tras desvanecerse durante su participación en el Northwest Triman de As Pontes el pasado 25 de junio, ha muerto en las últimas horas.
Fuentes consultadas por Europa Press han confirmado este jueves la muerte que avanzó en la tarde del miércoles el portal Triatlon Channel.
Inmediatamente después fue trasladado al hospital Arquitecto Marcide de Ferrol, en cuya Unidad de Cuidados Intensivos permanecía ingresado desde entonces.
Según señalan desde la organización, el problema de salud se produjo cuando encaraba la segunda mitad de la prueba de natación, la primera de las tres partes de un triatlón.
Un miembro de la organización fue quien tras recibir el aviso de otro participante y darse cuenta de que el hombre flotaba inconsciente, se lanzó al agua para actuar con la mayor rapidez posible y proceder a su reanimación.
Después de que personal médico de la organización le practicase el masaje cardíaco durante más de 20 minutos, fue trasladado al hospital Arquitecto Marcide de Ferrol, en cuya Unidad de Cuidados Intensivos permanecía ingresado desde entonces.
El triatleta madrileño L. A.V.G. sufrió un desvanecimiento súbito y se descarta como causa el sobreesfuerzo ya que era aún el inicio de la prueba. No ha trascendido si el triatleta tenía algún tipo de patología previa que pudiese desencadenar la pérdida del conocimiento.
Los ojos de Aitana Bonmatí estaban enrojecidos. Como los de Patri Guijarro y los de Irene Paredes. Era fruto de un estado de ánimo que se movía entre la rabia y el llanto. Lágrimas hubo muchas sobre el césped, con una desconsolada Mariona y una rota Athenea, y en el vestuario, a donde la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, acompañadas por la ministra de Deportes, Pilar Alegría, bajaron para dar consuelo a las jugadoras por una gran Eurocopa. "Por suerte, hemos ilusionado", decía Guijarro.
Ninguna podía quitarse de la cabeza qué había pasado para que, jugando mejor y creando más ocasiones que las inglesas, hubieran tenido que jugársela a cara o cruz en una tanda de penaltis con un rival que llegó a la final a golpe de fe... y suerte.
No la tuvo España. Aitana, con la cabeza aún baja, pedía perdón por el penalti fallado, por la decisión "en una décima de segundo" que hizo que su disparo los desviara Hannah Hampton. Ni siquiera le consuela haber sido elegida mejor jugadora de la Eurocopa.
"nunca hay que darlas por muertas"
Desfilaban las jugadoras camino del autobús con un hondo pesar. Irene Paredes seguía dándole vueltas a lo cómodas que estuvieron las inglesas, incluso cuando España más las atacaba. Se acordó de las pérdidas de tiempo, y de cómo se permiten para cortar el ritmo de los rivales. Todo con la medalla al cuello. "No me la pienso quitar, porque tiene mucho valor", destacaba la capitana conteniendo el llanto. Y es que alzar la Eurocopa hubiera una bonita manera de cerrar si etapa internacional.
La cabeza más fría la tuvo Patri Guijarro, en el campo y después. "Debimos meter un gol antes. A las inglesas nunca hay que darlas por muertas", recordó. Porque, aunque España fue mejor, ellas revivieron. "Así es el fútbol, ya lo sabíamos. En la mayoría de los momentos hemos tenido el control, hemos tenido muchas ocasiones. No he visto las estadísticas, pero quiero verlas porque hemos tenido muchas ocasiones. Nos veréis con cara de rabia porque duele. Es una pena que no haya entrado el balón, pero hay que darle valor a lo que hemos hecho porque no es nada fácil", destacó la mallorquina.
Hubo una jugadora que no rompió a llorar, pero acabó el partido con una mirada que helaba. Alexia Putellas salió del campo en el minuto 70. Fue el primer cambio de Montse Tomé para poner en el campo a Clàudia Pina. Una decisión valiente que apartó en los minutos decisivos a una de las mejores jugadoras del mundo. Cierto es que no estaba siendo determinante, pero ese cambio puede tener consecuencias porque a la jugadora no le agradó.
Aitana, cariacontecida, con su trofeo de MVP de la Eurocopa.AFP
Acabó el partido con rabia Cata Coll, que vio a Chloe Kelly guiñarle un ojo y celebrar en su cara el último penalti que las hacía campeonas. Distinto el gesto de Sarina Wiegman, que fue a buscar a Montse Tomé para saludarla antes de lanzarse a bailar con sus ayudantes y con la grada, pero alejada de las jugadoras.
A las dos selecciones les toca mirar al futuro, al Mundial. A las inglesas se lo pidió Carlos III. "Bien hecho, Leonas. La próxima tarea es traer a casa la Copa del Mundo en 2027, ¡si es posible!", escribió en redes sociales. A los españoles se lo prometió Aitana Bonmatí: "Volveremos".