No han trascendido las causas de la muerte del ex jugador, que fue canterano del Crystal Palace
Oliver Spedding junto a su mujer Sophie Anderson.INSTAGRAM
La vida de Oliver Spedding, fallecido esta semana en extrañas circunstancias, ha sido un auténtico carrusel de experiencias. Este hombre, que ha sido encontrado fallecido a los 34 años, ha dado muchos y muy llamativos giros a su vida, pasando del fútbol profesional al cine para adultos.
Spedding fue canterano del Crystal Palace, equipo de la Premier League inglesa, donde tenía una prometedora carrera como jugador profesional de fútbol. Una carrera que se vio truncada cuando entró en prisión tras cometer un delito menor. Cuando salió de la cárcel, el mundo del fútbol le cerró las puertas y se dedicó a las reformas y a la pintura de viviendas.
Poco después aceptó una oferta para trabajar en el cine porno. Rodó su primera película para adultos por unos 170 euros. Comenzó una etapa de la que según afirmó no sacó nada bueno, sólo su mujer, la también actriz porno Sophie Anderson.
Arrepentido de dejar el fútbol, abandonó el cine para adultos y trató de retomar su carrera deportiva en el Croydon FC, donde jugó un par de temporadas. El equipo ha sido el que ha anunciado la muerte de Spedding.
“El Croydon está profundamente entristecido al enterarse del fallecimiento de nuestro ex jugador, Oliver Spedding. Jugó para el club durante un par de temporadas y fue una persona muy querida que siempre dio lo máximo por el equipo”, ha anunciado en un comunicado. “Ollie era un guerrero en el campo y dio el 100% cada vez que representó al Croydon”, ha añadido.
La Policía investiga ahora los posibles motivos que han provocado la muerte del ex jugador de 34 años.
ORFEO SUAREZ
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Antes de marcharse de la pista, con su trofeo del Masters 1000 de Roma en una mano y una botella de moscato Asti en la otra, Carlos Alcaraz lanzó un brindis al cielo que parecía un agradecimiento al público italiano, pero no lo era. En la parte alta de las gradas del Campo Centrale del Foro Itálico, una zona llamada Tribuna Internazionale, había unos cuantos de sus amigos de El Palmar y a ellos iba dirigido el gesto. Luego, como siempre en estas ocasiones, todos juntos se fueron a cenar a un buen restaurante. Pagaba el campeón.
Desde el mismo momento en el que se impuso a Jannik Sinner en la final por 7-6(5) y 6-1, a Alcaraz quisieron situarle ya en París, peleando por su segundo Roland Garros consecutivo, y nuevamente tuvo que reivindicar su manera de hacer las cosas. Una victoria hay que celebrarla. Pensar ya en el Grand Slam sería una tortura. Su estreno en la Philippe Chatrier llegará el próximo domingo y hasta entonces quedan unos días para festejar, desconectar y volver a motivarse. El lunes y el martes estará en Murcia sin entrenar, el miércoles volará a París para atender compromisos como la presentación del torneo oun acto de Babolat y no volverá a coger la raqueta hasta el jueves. «Se qué todos los ojos ya miran a París, pero ahora me toca disfrutar de la victoria con la familia, los amigos y el equipo y tomarme unos días de descanso. Necesito asimilar lo que he hecho», reconoció.
FILIPPO MONTEFORTEAFP
Hubo preguntas sobre Roland Garros en todas sus entrevistas post-partido y en la rueda de prensa, pero es que incluso Sinner nombró la cita en la ceremonia de premios. En un diálogo de buen rollo pese al conflicto generado alrededor de la sanción del italiano -y la ausencia de mensajes de ánimos del español-, le soltó de primeras: «Definitivamente serás el favorito cuando vayamos a París, nos volveremos a ver allí». Quizá era estrategia, una manera de aumentar la presión sobre su rival, pero no dejaba de ser una certeza. «Ahora mismo eres el mejor en tierra batida», aseveró a continuación, otra verdad.
Los puntos decisivos
En el último año natural, Alcaraz ha dominado la arcilla con títulos en Roland Garros y los Masters 1000 de Montecarlo y Roma y finales en los Juegos Olímpicos de París y el Trofeo Conde de Godó. En la superficie que menos premia la potencia en el saque, su tenis poliédrico es inabordable si su mente no le falla. En el Grand Slam, aunque su margen es amplio a cinco sets, quizá pueda equivocarse en alguna ronda temprana, pero si alcanza los partidos decisivos se supone invencible .
En la final del domingo ante Sinner volvió a demostrar que hay días en los que levita. Todo se decidió en unos minutos en el desenlace del primer set y ahí llegó la magia. Hasta entonces, ambos jugadores marcaron sus fortalezas, el número dos del mundo con la derecha y el número uno con el revés. No se hacían daño, cada uno con lo suyo, a veces geniales ambos, a veces erráticos. El esquema de juego de Alcaraz pasaba por alargar los intercambios para molestar con bolas altas y la táctica de Sinner, mejor con su servicio, todo lo contrario. Pero con 6-5, el italiano alcanzó el 15-40 e deshizo la igualdad.
Alessandra TarantinoAP
El peligro era mortal para el español. Si fallaba, si se precipitaba, si no atinaba, llegaría su sentencia. Pero, al contrario, se abrazó a la tranquilidad, jugó, forzó a Sinner a que repitiera errores y salvó la situación. Entonces sólo quedaba el tie-break, donde clavó dos saques directos a la línea y dibujó una volea que merecía un marco. En ese mismo instante, Sinner se rindió: en el segundo set no hubo competencia. El título ya era de Alcaraz, su séptimo título de Masters 1000 y, si sumamos los cuatro grandes, su undécima final ganada de 12 disputadas.
«Estoy muy orgulloso de cómo he enfocado el partido mentalmente. Tácticamente todo ha ido bien, pero sobre todo no he tenido altibajos, me he mantenido en mi mejor nivel durante todo el partido», admitió el español al acabar el encuentro, con ganas de festejar y de volar de vuelta a casa para preparar Roland Garros a su manera.