“No se lo cree ni él, viene a ganar”, abrió Pol Espargaró. “Sé que aquí, en este circuito, puede ganar”, añadió Fabio Quartararo. Y así todos y cada uno de los pilotos del paddock. Marc Márquez se presentó el jueves en Alcañiz con un discurso precavido y nadie le tomó en serio. “Estoy lejos del podio, no es mi objetivo”, avanzó, pero siendo Marc Márquez era difícil hacerle caso.
Aquí, en Alcañiz, ganó cuatro años consecutivos y la temporada pasada, con el húmero derecho desviado y el correspondiente dolor, terminó segundo. Pese a los meses de ausencia sus rivales le recibieron como uno de los favoritos a la victoria de este domingo (14.00 horas, DAZN), pero resulta que era sincero. Márquez no está para ganar, no está para el podio, difícilmente se acercará a los cinco primeros.
En los entrenamientos libres acabó regazado; en la clasificación no logró estar entre los mejores. Es más, acabó este sábado con un susto en el cuerpo. En la tercera sesión de test, perdió el control de su Honda en la curva 7, cayó a alta velocidad e impactó contra el hombro malherido. Por fortuna, no fue un accidente violento y pudo deslizase junto a la máquina hasta la grava. De inmediato se levantó. De inmediato movió el brazo para descartar problemas mayores.
En unos minutos pudo regresar a la actividad y se presentó entero a la Q1, aunque allí se le escapó su objetivo. Durante buena parte de la sesión estuvo en uno de los puestos que daban acceso a la Q2, pero finalmente Johann Zarco le arrebató el honor. Y no pudo remontar. La mala suerte de Pol Espargaró, que se fue al suelo e obligó a una bandera amarilla, impidió que Márquez mejorara su tiempo y le condenó al decimotercer puesto de la parrilla.
Desde la quinta fila tendrá que remontar, aunque es improbable que arriesgue de más para mejorar uno o dos puestos. No le vale la pena. Más cuando por delante esta vez sí habrá tensión. Como en las carreras anteriores, ‘Pecco’ Bagnaia saldrá como favorito, desde la pole, con Aleix Espargaró cuarto y Fabio Quartararo sexto. El Mundial de MotoGP en juego con Marc Márquez como mero espectador.
Las dos ruedas son una de sus grandes pasiones. Con o sin motor. De hecho, incluso le han acusado de estar más pendiente del ciclismo que de las motos. Pero lo que nadie puede negarle a Aleix Espargaró (Granollers, 30 de julio de 1989) es que siempre ha trabajado a destajo. Debutó en el Mundial de Motociclismo a finales de 2004 y ahora, cuando el campeonato llegue a su fin, 20 años después de ese estreno, se retirará de los circuitos. Así lo ha anunciado él mismo a las puertas de un Gran Premio de Cataluña que, sin duda, le trae excelentes recuerdos. Sobre todo, a raíz de su triunfo en Montmeló el curso pasado.
«A final de esta temporada, me retiraré de ser piloto a tiempo completo de MotoGP. Este es un sitio muy especial para mí, donde crecí desde pequeñito, donde empecé a ir en moto y donde el año pasado gané. Ha sido una trayectoria muy extraña, como la de todos los pilotos. Nadie nos regala nada y ni el mejor guionista de Hollywood podría haber imaginado que, con 30 años, empezara a ganar carreras. Ese niño que corría aquí ni soñaba con esto. Tomé muchas decisiones con el corazón y ahora la cabeza me dice que podría seguir, pero el corazón me pide que me quede en casa, con mi mujer y mis hijos», aseguró el piloto de Aprilia, de quien sus compañeros en el paddock siempre han destacado como un trabajador incansable. Algo que él mismo, desde luego, tiene muy asumido.
«Me siento muy contento. A veces pensé que no tenía el talento de otros, pero trabajando mucho he logrado cosas y me lo he pasado muy bien», confesó un Aleix Espargaró a quien le encantaría repetir la victoria de la temporada pasada. «Me gustaría retirarme con buenas sensaciones. A lo mejor me dejan ganar este fin de semana como regalo de despedida», bromeó. Su trayectoria en el Campeonato del Mundo de Motociclismo ha sido muy larga. El mismo año de su debut, tras iniciarse con el enduro en 1998, logró hacerse también con el Campeonato de España de 125cc, el que sería su primer gran título. En 2005, su primer año completo en el Mundial, en el que compitió como compañero de Álvaro Bautista en el Seedorf Racing Team con una Honda, consiguió un total de 36 puntos y acabó como decimosexto clasificado.
Su salto a MotoGP
Su pilotaje llamó la atención del equipo Honda BQR, que se hizo con sus servicios para el curso siguiente y que, además de hacerlo competir en 125cc, propició su debut en 250cc. En 2007, en el mismo equipo que mudó su nombre por el de Blusens Aprilia y cambió la marca japonesa por la italiana, siguió logrando buenas marcas. Hasta tal punto, que el equipo Lotus Aprilia, campeón de la categoría en 2007, apostó por contratarlo. Las cosas, allí, no fueron según lo esperado y el equipo acabó por disolverse, lo que dejaba a Aleix sin moto para 2009. Por eso, empezó a probar lo que serían las futuras Moto2 y, al final, pudo competir. En primer lugar, en Assen, en 250cc, como relevo de Nemeth en el Balantoring Team, donde firmó una gran actuación que le permitió acabar como cuarto clasificado. Y, en segundo lugar, en Indianápolis, en MotoGP, como sustituto en el PRAMAC Racing de un Mika Kallio que, a su vez, le tomó el relevo a Casey Stoner en el equipo oficial de Ducati. Un hecho que, hasta el estreno de Iker Lecuona en Valencia en 2019, lo convirtió en el piloto español más joven en debutar en la máxima categoría.
Tras mantenerse un año más en el PRAMAC, en 2011 compitió en Moto2 con una Kalex en el Pons HP40 y, desde 2012, se ha mantenido siempre en MotoGP, pasando por las filas del Power Electronics Aspar (Aprilia), el NGM Forward Racing (Yamaha), el Team Suzuki Ecstar y, finalmente, el equipo oficial de Aprilia, con en el que Pippo, el apodo entre cariñoso y socarrón que le pusieron sus amigos tras enterarse de que, de niño, tenía un hipopótamo de peluche con ese nombre, pondrá este año fin a su carrera. Un final al que ha contribuido también la decisión de su hermano, Pol, que apostó por centrarse en su familia tras sufrir un gravísimo accidente el año pasado.
Jorge Martín (San Sebastián de los Reyes, 1998) al fin logró el sueño de convertirse en campeón del mundo de MotoGP. En Montmeló, aunque Pecco Bagnaia lograra la victoria en el circunstancial último Gran Premio de la temporada, le bastaba con ser noveno para asegurarse el título.
Con un pilotaje cerebral, alejado de su característico arrojo, acabó en un tercer puesto que le permitió no solo celebrar su tan ansiado campeonato, sino hacerlo además desde un podio que compartió también con Marc Márquez, quien pondría el punto final a su paso por Gresini con un segundo puesto en la carrera y una tercera plaza en la clasificación general. Su nombre, así, se suma ahora a los de Àlex Crivillé, Jorge Lorenzo, el propio Marc Márquez y Joan Mir, los cuatro españoles que consiguieron el título de la máxima categoría antes que él.
Lejos quedan los sinsabores del pasado, como la grave caída en los entrenamientos del Gran Premio de Portugal en 2021, que le llevó a plantearse muy seriamente la posibilidad de retirarse de las pistas. El dolor estuvo a punto de aparcar definitivamente los sueños de un Jorge Martín que heredó de su padre la pasión por las motos y cuya familia luchó contra viento y marea para que nada, ni siquiera las dificultades económicas ni los 200.000 euros que llegaron a pedirles para que siguiera compitiendo, lo apartara de esa pasión.
"Muy agresivo"
Lejos quedaba entonces la llegada a Moto3, al equipo liderado por el ex piloto Jorge Martínez Aspar, en 2015, donde coincidiría con un Aleix Espargaró que se convertiría en su mejor amigo en el paddock. En esa categoría, en 2018, con Gresini, lograría hacerse con su primer título en el Mundial. De ahí, saltaría al Red Bull KTM para competir en Moto2 en 2019 y, dos años después, alcanzaría la máxima categoría, MotoGP, tras enrolarse en el Pramac.
El desánimo, finalmente, no pudo con él y su progresión en el campeonato dio un tremendo salto cualitativo la temporada pasada. En 2023, fue segundo. Este curso, la historia ha sido completamente distinta. "Tiene un pilotaje un poco fuera de lo común, muy agresivo, saca mucho el cuerpo, a pesar de que es uno de los pilotos más bajitos de la parrilla. Marc Márquez fue el que empezó a tocar el suelo con el codo y él lo hace incluso con el hombro. Tiene una mentalidad claramente ganadora y es un gustazo verlo pilotar", analiza Àlex Crivillé, el primer piloto español en hacerse con el título en la máxima categoría, hace ya 25 años, cuando las máquinas más veloces eran las de 500cc.
"Técnicamente, sus puntos más fuertes son su agilidad y su explosividad, con unos movimientos muy extremos, a los que está obligado debido a su baja estatura. Es el piloto que ha llegado a las posiciones más extremas en toda la historia", señala Chicho Lorenzo en conversación con este diario. "Verle pilotar con el hombro rozando el suelo no es algo habitual. Ningún otro piloto lo ha llevado a ese extremo", recalca.
La escuela Lorenzo
El paso de Jorge Martín por su academia fue determinante para acabar de pulir lo que a todas luces era un diamante en bruto. Él mismo, de hecho, confesaba hace solo unas semanas, tras el gran premio de Malasia, que Lorenzo fue decisivo para mejorar su pilotaje y permitirle así ganar unas décimas.
En su archivo videográfico de Youtube, además, pueden encontrarse documentos muy interesantes en los que se confirma la paulatina evolución del madrileño. "A nivel de carácter, destaco que ha sabido encontrar la manera de reforzar sus puntos débiles. Algo que, desde mi punto de vista, confirma su inteligencia y que es muy trabajador", reitera Lorenzo, quien, eso sí, es también muy consciente de que al madrileño puede ser aún mejor. "La precipitación en momentos clave y la gestión de la presión han sido sus puntos débiles, pero tiene mucho margen de mejora", apostilla.
"Pienso que ha sabido aprender bien la lección. Es un ganador, tiene la obsesión de ir a por el triunfo y eso, a veces, le ha pasado factura. A nivel de constancia, también ha mejorado muchísimo. Bagnaia, su gran rival, ha ganado más Grandes Premios, pero, aun así, ha acabado por delante", señala un Crivillé que está convencido de que Jorge Martín dará también mucha guerra desde las filas de Aprilia. "Con Aprilia creo que puede darnos muchas sorpresas. Tal vez en algunos circuitos sufrirá un poco más, pero pienso que, a pesar de que todo el mundo da por hecho que las cosas no le irán tan bien, yo confío en que sí, porque no hay duda de que es un gran piloto", sentencia.