Girona 0 Atlético 1
Un gol del delantero, al límite del fuera de juego, a la salida de un córner acaba con un sólido Girona
El Atlético sobrevivió al sopor de los lunes. Fue Álvaro Morata, in extremis, con suspense VAR y con el minuto 90 cumplido, el que resolvió el entuerto de Montilivi, donde, de repente, todos los buenos síntomas de últimamente parecieron desaparecer. Sin embargo, así son las inercias, lo que antes del Mundial era un frenazo seguro, ahora es un triunfo para seguir avanzando… ¿hasta el segundo puesto? El Girona, serio y sin apenas resquicios, quebrado por las sucesivas lesiones de dos de sus pilares (Oriol Romeu y Aleix García), sucumbió a la buena onda de un rival que suma ya nueve jornadas sin perder y se asienta en la tercera plaza. [0-1: Narración y estadísticas]
Pero todo parecía abocado al atasco, a un empate para rescatar los malos sueños de la falta de puntería. Le valía también a un Girona con hechuras de equipo trabajado y serio, que no gozó de oportunidades clarísimas pero se sintió sólido ante el visitante rojiblanco (azul anoche) que nunca había ganado en sus tres visitas (tres empates, dos en Liga y uno en Copa). Pero en un córner, ya en el descuento, en la jugada posterior a un remate clarísimo de Correa tras falló enorme de Arnau, llegó el grito de Morata. Otro gol para reivindicarse ahora que Memphis parece haberle ganado el puesto en el once. Había prolongado el propio Correa en el primer palo y el madrileño, al límite del fuera de juego, apareció como una bendición para el Cholo.
El Atlético, con el once que viene asentando Simeone -tres centrales- había tardado en aterrizar en Montilivi. Fueron 20 minutos de incomodidad, de un Girona con el pecho por delante, bien plantado y presionante. Y con el canterano Riquelme -no puede llamar más fuerte las puertas del retorno de su cesión- poniendo la electricidad desde la izquierda. Sin agobios destacables, mantuvo la calma el grupo del Cholo, que en este 2023 se siente seguro de sí mismo, con el ímpetu de los que saben que las cosas les salen bien. Y, en un abrir y cerrar de ojos, se hizo dueño del escenario y empezó a crear llegadas, como flechas sobre la portería de Gazzaniga. Fueron sus mejores minutos.
Griezmann
Fue la conexión Griezmann-Memphis la que amenazó al Girona. Primero rompió el neerlandés y remató el francés. Después se tornaron los papeles y la media volea del ex barcelonista se fue alta por poco. Luego Carrasco empezó a juguetear por la derecha. El partido se le había puesto cuesta abajo al Atlético, pero se fue al descanso en igualdad: ni Depay ni Mario Hermoso concretaron dos buenas oportunidades más. Y eso, la falta de puntería, fue un jarro de agua fría hacia lo que estaba por venir.
Porque en esas ocasiones fallidas, fantasmas de hace unos meses, a Memphis se le había ido toda la confianza en sí mismo. Errático él, errático Lemar, a la vuelta de vestuarios no cambió demasiado el escenario: lo aturdió. Llorente tuvo el gol cerca con una volea a centro de Griezmann (todo, como siempre, partía del francés) y respondió, en una de las mejores llegadas locales, el ucraniano Tsygankov. Y a la hora, sonó la alarma del Cholo, un triple cambio para intentar una sacudida a un duelo que parecía no clarificarse para ninguno.
Pero no surtió demasiado efecto. Al contrario, los de Míchel fueron los que se vinieron arriba. A la solidez de todo lo anterior, los catalanes añadieron la osadía, como la del sutil disparo desde el centro del campo de David López que estuvo a punto de sorprender a Oblak: hubiera sido uno de los goles del año. Es un conjunto estupendamente armado el Girona, sin agobios clasificatorios, que también ayuda. Poco después, otra vez Oblak tuvo que salvar -no hay partido sin sus milagros- un zurdazo del Riquelme.
Pero con Stuani celebrando su partido 200 con el Girona, leyenda, iba a llegar el mazazo para los locales. Morata quiere también su cuota de protagonismo. «No sé si iba dentro o fuera. Me han echado la bronca por empujarla», bromeó después el delantero, salvador al borde del fuera de juego. Un gol, tres puntos -la victoria 100 de Simeone por 1-0 en 610 partidos-, otra sonrisa más y otra Liga de 14 por delante para el Atlético.