Dice adiós a la competición con 40 años tras obtener un tiempo de 1h03:28, a tres minutos y 30 segundos del vencedor
El británico Mo Farah, uno de los mejores atletas de todos los tiempos, ha terminado en cuarta posición en la ‘Great North Run’ disputada entre Newcastle y South Shields, la última prueba de su carrera.
Ganador de cuatro oros olímpicos, seis títulos mundiales y cinco europeos, todos en los 5.000 y 10.000 metros, entre otros logros, Farah dijo adiós a la competición con 40 años con un tiempo de 1h03:28, a tres minutos y 30 segundos del vencedor, el etíope Tamirat Tola (59:58).
“Es muy emocionante. Han pasado muchas cosas por mi mente. Todo lo que sé es correr y es lo que me hizo feliz durante tantos años. Correr es lo que me salvó”, ha dicho, emocionado, el atleta nacido en Somalia.
Completaron el podio de la prueba masculina el belga Bashid Abdi y el etíope Muktar Edris, y en la femenina se impuso la keniana Peres Jepchirchir con un crono de 1h06:45, al superar a su compatriota Sharon Lokedi y a la británica Charlotte Purdue.
Escaños y podios. Los ciudadanos europeos votaban en sus respectivos países. Y, en Roma, donde se firmó en 1957 el Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea, embrión de, en 1993, la Unión Europea, los atletas del continente se esforzaban, en sus respectivas pruebas para alcanzar sus metas. Los políticos estaban a merced de la decisión de los ciudadanos, de las urnas, para llegar a las suyas. Los deportistas dependían de sí mismos.
Dentro de la incertidumbre de toda competición, Ana Peleteiro, en su superioridad teórica, dependía especialmente de sí misma en el triple salto. Ella ganaba o ella perdía. Su mano mecía la cuna y aferraba las riendas. Las rivales estaban a sus expensas, por no decir a su merced. Ganó, pero penando un poco. Desde el primer salto pareció dejar las cosas en su sitio: 14,37, aunque batió a 21 centímetros de la tabla. Luego no hizo más que ampliar las diferencias. En el segundo, 14,46. El camino se le despejaba. Y, de pronto, la turca Tugba Danismaz, de modo insospechado, con récord nacional, se fue hasta 14,57.
Ana cambió de expresión, que mudó de serena a preocupada. Departió con Iván Pedroso. Se tambaleó su seguridad, pero no su determinación. Respondió a la turca con 14,52. Mejor, pero insuficiente. En el cuarto dio carpetazo al asunto: 14,85, a dos centímetros de su récord nacional, el del bronce olímpico. Ya campeona, el quinto intento, nulo, y el sexto, largo, pero no tanto, remataron, en conjunto, una serie espléndida. El oro se le rindió, enamorado, para proporcionar a España el metal más precioso posible, el auténticamente diferenciador. Los otros son siempre bien recibidos, pero mucho menos celebrados. Ana refuerza su moral de cara a los Juegos Olímpicos, en los que a ausencia de Yulimar Rojas abre el abanico para todas. También para Ana, que ya debe afrontar directamente, sin titubeos ni complejos, la barrera de los 15 metros, la frontera de las elegidas. A los 28 años, Ana, en su madurez, los contempla cada vez más cerca.
Entre ocho atletas en los 800 metros, la presencia de tres españoles ofrecía un prometedor cálculo de probabilidades para agarrar una medalla. Casi era imposible no acceder a, al menos, una. Fue, sí, una. De plata a cargo de Mohamed Attoui. Y quizás hubiera sido de oro si Attoui no hubiera hecho un esfuerzo extra adelantando como un poseso por el exterior, en la última curva. Corrió unos cuantos metros de más. Debería haber estado mejor colocado antes para no padecer ese esfuerzo suplementario. Pero sería injusto y absurdo reprocharle nada. Su 1:45.20 sólo se inclinó ante el 1:44.87 del francés Gabriel Tual. Álvaro de Arriba fue cuarto (1:45.64) y Adrián Ben, posiblemente perjudicado por un tropezó y un traspié al comienzo de la prueba, acabó sexto (1:46.54). Los tres defendieron con solvencia y provecho el prestigio del mediofondo español. Son dignos representantes de una larga tradición de medallas, marcas y buenos puestos.
Ana, regresamos a ella, es ahora Ana Peleteiro-Compaoré. Ha adoptado el apellido de su marido, el también triplista Benjamin Compaoré, con quien contrajo matrimonio en septiembre de 2023. Pero ha tenido la deferencia de situarlo en, digamos, segunda posición para no despistar. Generalmente, las atletas que se casan anteponen al suyo el apellido de su esposo y llaman a la confusión. Quizás más de uno ha reparado en este Campeonato en el sorprendente parecido de la vencedora en el lanzamiento de disco, la croata Sandra Elkasevic con Sandra Perkovic, bicampeoa olímpica y mundial, y siete veces europea. Son, obviamente, la misma persona. Compaoré, en justa y amorosa reciprocidad, es ahora Benjamin Compaoré-Peleteiro. El matrimonio está bien avenido.
Compaoré es un atleta francés de gran nivel, campeón europeo en 2014. Pero ya, 10 años después, a los 37, que cumplirá en agosto, en retroceso y que se clasificó con apuros para la final del martes, con 16,72. No pasó ningún apuro Jordan Díaz, imponente en su estreno con España. Después de un salto nulo, se plantó en 17,52, casi un metro más de lo que se pedía para pasar a esa final, y eso que se dejó 18 centímetros en la tabla.
Rozó su marca, con un único intento, Pedro Pablo Pichardo (17,48), el campeón olímpico, amén de otros laureles. Ambos comparten una historia. Nacieron en Cuba, pero uno se marchó-fugó a Portugal, y el otro se exilió-refugió en España. Parece que no se llevan del todo bien y se lanzaron unas pullitas que no vienen a cuento en un deporte como el atletismo. Bueno, y en ningún otro. El triple salto puede ser la prueba bendecida para España.
Por la mañana, en el medio maratón femenino, el equipo español había arrancado por un único segundo -contaban los tiempos, no los puestos- un bronce colectivo que también pesa, pero no brilla mucho viendo las posiciones. Laura Luengo, duodécima con 1:10:54, Esther Navarrete, decimotercera con 1:11:08 y Azzahraa Ouhaddou, decimocuarta con (1:11:14), puntuaron. Los hombres fueron cuartos.
Entre Mari Carmen Paredes, maratoniana de 61 años, y la joven nadadora Anastasiya Dmytriv, de 16, hay 45 años de diferencia, cuatro generaciones distintas representadas en el equipo paralímpico español que acude a los Juegos de París, en los que el reto es superar las 36 medallas de Tokio 2020.
Mari Carmen Paredes será la deportista española con discapacidad de más edad y afrontará su tercera experiencia paralímpica junto a su guía y marido, Lorenzo Sánchez, de 65 años.
Paredes, natural de Badajoz y vecina de Cornellá de Llobregat (Barcelona), comenzó a practicar el atletismo con regularidad tras ser diagnosticada de una degeneración macular en 2007 y después de 25 años trabajando como enfermera en el Hospital Clínico de Barcelona.
En 2010 ganó la Carrera Liberty, hito que repitió varias veces en años siguientes, y comenzó a batir récords nacionales e internacionales en 1.500 metros, 5.000 y maratón. Su primer gran éxito llegó en 2014, cuando se proclamó campeona del mundo de esta última distancia y dejó la plusmarca mundial en 2h59:22.
Siempre con Lorenzo Sánchez como guía, con quien tiene tres hijos y tres nietos, la fondista debutó en unos Juegos Paralímpicos en Río 2016, pero ambos tuvieron que abandonar pasado el kilómetro 25, cuando marchaban cuartos, debido a la deshidratación provocada por el intenso calor que hizo ese día de pleno verano. La segunda experiencia paralímpica llegó en Tokio 2020, donde la pareja finalizó en la novena posición con un tiempo de 3h37:44.
Paredes logró el billete paralímpico de París 2024 el pasado 19 de febrero, cuando paró el crono del maratón de Sevilla en 3h10:48, convirtiéndose en la deportista con discapacidad más veterana de la delegación española en la capital parisina tras ser la segunda de mayor edad en Tokio 2020 y la séptima en Río 2016.
Otros deportistas veteranos del equipo español en París 2024 son el guía de atletismo Mia Carol (57 años), el jugador de boccia Vasile Agache y el tenista de mesa Miguel Ángel Toledo (56 años) y la piragüista Araceli Menduiña y la remera Josefa Benítez (55).
Por otro lado, la nadadora con discapacidad física Tasy Dmytriv, de 16 años, es la deportista española con menos edad en París 2024, en la tercera edición consecutiva en que el deporte acuático aporta al benjamín del equipo nacional: Nahia Zudaire en Tokio 2020 y Marian Polo en Río 2016.
Dmytriv es incluso más joven que los tres hijos de Mari Carmen Paredes y Lorenzo Sanchez, que tienen 38, 36 y 30 años, respectivamente, y poco mayor que el mayor de los tres nietos de la pareja de maratonianos, que cuenta con 10 años.
Dmytriv, nacida en Lviv (Ucrania) y residente en El Ejido (Almería) desde los dos años, es la principal estrella emergente del equipo paralímpico español. En 2020 debutó en el Campeonato de España AXA de Promesas Paralímpicas de natación, en el que fue segunda en la clasificación general, aunque se resarció con la victoria los cuatro años siguientes.
La nadadora almeriense, con discapacidad en un brazo, se estrenó internacionalmente en el Mundial celebrado en Madeira (Portugal) en 2022, cuando apenas tenía trece años. Regresó a casa con una colección de oro (en los 100 metros braza), plata (relevo 4x100 estilos mixto) y bronce (200 estilos).
Desde entonces, se ha mantenido en los primeros puestos del ranking internacional. En 2023 participó en el Mundial de Manchester (Reino Unido), donde consiguió el oro en los 100 braza y en el relevo 4x100 estilos mixto. Y el pasado mes de abril recibió el oro en los 100 braza y el bronce en ese mismo relevo durante el Europeo de Madeira.
"Me siento con mucha ilusión y con muchas ganas de nadar y estar en París para disfrutar momentos únicos como la competición, viendo otros deportes y pasar tiempo con compañeros. También siento muchos nervios porque es la primera vez que participo en unos Juegos y aunque la gente habla mucho de los Juegos hasta que no esté allí no sabré bien cómo son. El resultado que espero tener es disfrutar e intentar luchar por una medalla", declara Dmytriv, entrenada por Patricia Prieto Polonio en el Club Mare Nostrum.
Con menos de 20 años también debutarán en unos Juegos Paralímpicos los nadadores Jian Wang Escanilla (17), Berta García (18) y Beatriz Lérida (19).
La edad media de los deportistas con discapacidad de España en París 2024 es de 33,2 años, por 33,5 de Tokio 2020; 32,6 en Río 2016 y 32,4 en Londres 2012.
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JAVIER SÁNCHEZ
Enviado especial
@javisanchez
Budapest
Actualizado Sábado,
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2023
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