Miguel Heras, toda una vida ganando carreras de montaña: “Nunca pensé que alguien viviría de esto”

Miguel Heras, toda una vida ganando carreras de montaña: "Nunca pensé que alguien viviría de esto"

Trail running

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A sus 47 años, compañero de siempre de Kilian Jornet, ganó la última Ultra Pirineu aun sin plan de entrenamiento: “Salgo a la montaña y, si puedo, me aprieto”.

Heras, en primer término, durante el Trail Bronchales de 2017.@MiguelHeras3

“Lo conocí en una presentación del equipo Salomon, en 2007 o en 2008. Antes ya se kilómetros, pero cuando empecé a entrenar con él… bueno era Kilian, ahora todo el mundo ya sabe de qué es capaz. Igual tenía sólo 17 o 18 años, pero ya se veía que era diferente, que tenía algo especial, que siempre buscaba ir más allá”.

Cuando Kilian Jornet llegó, Miguel Heras ya estaba ahí. Y ahí sigue, a sus 47 años, carrera tras carrera, victoria tras victoria, la última en la pasada Ultra Pireneu, una carrera de montaña de 100 kilómetros y 6.600 metros de desnivel.

El trail running es un deporte relativamente reciente, lleno de jóvenes, aún en crecimiento, con marcas todavía incorporándose -las últimas, Decathlon o Zara-, pero hace años ya había unos locos que cruzaban montañas y más montañas a toda velocidad. Luis Alberto Hernando, Agustí Roc, Iker Karrera, Tofol Castanyer y así muchos, como Heras. Hace una década fue segundo en el Ultra Trail del Mont Blanc (UTMB), la carrera más importante del mundo, y apenas ha cambiado. Sigue con el mismo sponsor, Salomon, sigue con los mismos objetivos y sigue con el mismo plan, es decir, ninguno.

“No tengo ningún plan ni de entrenamiento ni de nutrición. Si salgo a la montaña y puedo, me aprieto; si ese día no tengo fuerzas, me aprieto menos. Estoy convencido de que hay demasiado control; nunca he llevado pulsómetro”, expone el veterano que ha ganado de todo, casi todo en España: Transgrancanaria, Transvulcania, Ultra Trail Vail d’Aran, Penyagolosa Trails, Desafío Somiedo, Ultra Sierra Nevada y podios en Zegama, Canfranc-Canfranc…

Todo como corredor; todo también como fontanero. Porque hasta hace dos meses, cuando se sumergió en la creación de un centro de alto rendimiento en La Covatilla, Heras no había abandonado su oficio a pesar de los éxitos. En realidad, antes era imposible.

“Yo soy de Béjar, a los pies de La Covatilla, y la montaña siempre ha sido mi patio: de joven ya hacía salidas, bicicleta, escalada… Pero me dedicaba al baloncesto. Sólo después, cuando ya lo dejé, empecé a competir en raids de aventura y más tarde, en 2006, en carreras de montaña porque Salomon necesitaba a alguien para el Mundial. Nunca pensé que habría quien viviría de las carreras de montaña. ¿Cómo va a subir gente allí arriba a vernos o a grabarnos? Los directos que se hacen ahora eran impensables entonces”, reconoce Heras. Según comenta, antes ya había calidad, buenos corredores, pero faltaba cantidad, los 15 o 20 aspirantes a los triunfos que ahora. Según comenta, antes el material era muy pesado.

¿Con qué se corría por la montaña en sus inicios?
Todo pesaba mucho, era material fabricado para el montañismo, para el senderismo, no existía el minimalismo. Recuerdo que con Kilian ya hacíamos recortes, todo casero, para quitarle peso a unas zapatillas y a una mochila. Hace 15 años ir al UTMB con un cinturón o con una riñonera como la que usé en la Ultra Pirineu era imposible.

Entre sus recuerdos, la vez que se perdió en el Montblanc y tuvo que abandonar o algunas carreras compartidas con su hermano Roberto, ex ciclista, cuatro veces vencedor de la Vuelta, que todavía hoy compite en pruebas de trail. “Diría que físicamente estoy mejor que a los 30 años. Me veo más rápido, también trabajo más el llano, que antes lo evitaba. Y psicológicamente, algo parecido. Cuando empecé tenía más nervios, más ansiedad, pensaba demasiado en la competición. Ahora llego a las carreras con una pachorra que me sorprende hasta a mí. Muy, muy calmado”, asegura el corredor veterano, que niega una y otra vez, entrevista a entrevista, la retirada.

A su edad, a los 47 años, es muy difícil competir en otro tipo de deportes, más explosivos, más intensos, pero en las carreras de larguísima distancia, donde prima mucho la resistencia y la mentalidad, Heras incluso tiene ventaja. “Es que ni pienso cuándo lo dejaré. Sólo cuando me preguntan por ello, pero igualmente no sé qué decir. Igual sufro una lesión o me pasa y tengo que retirarme. Pero de momento, ¿por qué lo voy a dejar? Disfruto de la montaña, me lo paso bien”, finaliza Heras uno de los que, cuando llegó Kilian Jornet, ya estaba ahí.

kpd