Jorge Díaz-Rullo, la vida sin cuerda y en una furgoneta del mejor escalador de España: “No siento miedo”

Jorge Díaz-Rullo, la vida sin cuerda y en una furgoneta del mejor escalador de España: "No siento miedo"

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De Vallecas, sin tradición familiar en el deporte, se ha convertido en un fenómeno en la roca después de convertirse en el sexto hombre capaz de completar una vía de grado 9b+

El escalador Díaz-Rullo, en una de sus actividades.ADRI MARTÍNEZ

«La escalada sin cuerda es totalmente mental. Durante el ascenso tengo que estar totalmente centrado en escalar, no puedo desviar mi atención lo más mínimo. Por eso no siento miedo, no pienso en caerme. Si escalo sin cuerda es porque estoy seguro al 100% de que no me voy a caer, tengo confianza en mí mismo».

Ese punto. Una total armonía entre cuerpo y mente. La excelencia técnica, la determinación absoluta. En ese punto está Jorge Díaz-Rullo, el mejor escalador español del momento. Es uno de los seis hombres en el mundo que han conseguido completar una vía de grado 9b+, una pared casi imposible. Es uno de los pocos que se atreve a realizar ascensiones en solo integral, es decir, sin ninguna protección, al natural. Y pese a ello apenas se le conoce fuera del mundillo. A sus 24 años está lejos del reconocimiento que recibe el checo Adam Ondra, mucho más de la fama del estadounidense Alex Honnold, protagonista del oscarizado documental Free Solo.

¿Por qué pasa eso?
En España ser escalador es muy difícil. Es un deporte poco reconocido y las ayudas son mínimas. En Estados Unidos y otros países saben venderse mucho más. Allí cuando alguien hace algo importante, lo valoran y hacen difusión en los medios. Yo tengo mucha suerte de poder decir que soy escalador. Entreno unas 40 horas a la semana y me puedo permitir hacer varios viajes al año con mi furgoneta.

Porque sí, la vida de Díaz-Rullo es una vida nómada. De Vallecas, en Madrid, desde la adolescencia compagina semanas en casa de sus padres con meses a los pies de las montañas, escalando, escalando y, después, escalando. «Cuando tengo un proyecto que me motiva me voy un tiempo indefinido a vivir en la furgo. La última vez estuve en Cataluña casi medio año. La verdad es que me encanta vivir en la furgoneta, es como tener tu casa con ruedas. Ahora tengo una grande, camperizada, todo un lujo. Antes estuve viviendo en una pequeña Citroen Berlingo y sólo me cabía una cama, con unas maderas que había apañado. Se nota bastante la diferencia», reconoce el deportista, de inicios raros.

ADRI MARTÍNEZ

“La escalada es como un videojuego”

La escalada, como tantos deportes minoritarios, suele ser hereditaria, una afición que se traspasa de padres a hijos, pero en su caso no es así. «En Vallecas, cerca de donde vivo, hay un pequeño plafón y cuando tenía 12 añitos mi hermano me convenció para que probase. No me gustó mucho y se me daba bastante mal; prefería jugar al fútbol. Pero la con el tiempo la escalada me fue atrayendo, me empezó a llamar la atención y al final acabé totalmente inmerso», recuerda Díaz-Rullo, algo así como un niño prodigio. Porque, sin nadie que lo llevara a la montaña, estuvo años sin probar la roca, pero en cuanto puso las manos…

En 2017, con 18 años, realizó en Rodellar, Huesca, su primer 9a y su primer 9a+; en 2019 en Villanueva del Rosario, en Málaga, su primer 9b, siguiendo los pasos de Ondra, Jakob Schubert, Angela Eiter o Jonathan Siegrist; y de ahí al primer 9b+ español de la historia.

«La escalada es como un videojuego. Cuando empiezas, es fácil progresar. Pero según vas subiendo de nivel cada vez hay más diferencia entre un grado y otro y cuando llegas al noveno grado es una locura. Por ejemplo, para llegar a este 9b+, tuve que hacer siete rutas de grado 9b y unas 80 rutas de noveno grado», expone Díaz-Rullo, licenciado en Ciencias del Deporte y ex trabajador del rocódromo SoulClimb de Madrid. Ahora cuenta con la ayuda de otro rocódromo de la capital, Sputnik Climbing, y de marcas como Scarpa, Petzl o E9.

La escalada en roca parece haber perdido foco respeto a la competición, a los rocódromos, más después del oro de Alberto Ginés en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. ¿Le gustaría ser olímpico?
Son dos disciplinas demasiado distintas. Yo tengo claro que donde más disfruto es en la montaña, en la roca, y si tuviese que prepararme para unos Juegos tendría que dejar eso a un lado. Hace tiempo ya competí, en España y fuera [estuvo en Mundiales y Europeos junior], y me lo pasaba bien, pero de momento no me apetece volverlo a hacer. Quizá en el futuro me motiva, pero ahora mismo no.

kpd