Esto Marcel Granollers ya lo ha vivido. Hasta tres veces lo ha vivido. En 2008, 2011 y 2019 formó parte de la España campeona de la Copa Davis, a veces como reserva y a veces como especialista en dobles. Por eso ahora todos los compañeros le buscan para escuchar sus consejos o, mejor aún, sus anécdotas: las de Feliciano López y Fernando Verdasco celebrando en Mar del Plata o las de aquella tarde mágica en La Cartuja.
“En el vestuario hablamos de todo, hay muy buen ambiente y, a veces, me salen las batallitas; comentamos experiencias que hemos vivido. Con David [Ferrer, el capitán] es inevitable. Ya tenemos una edad”, bromea Granollers en conversación con EL MUNDO en los pasillos del Bologna Fiere después del entrenamiento previo a las semifinales de este sábado ante Alemania (desde las 12.00 horas, Movistar). A sus 39 años, ganador esta temporada de dos Grand Slam en dobles, un éxito aquí sería muy importante, aunque retirarse… ja, ni pensar en retirarse.
- ¿Le recuerda este grupo a aquellos con los que salió campeón?
- Hay un sentimiento que se mantiene. La primera vez que me convocaron para la Davis todavía estaba Juan Carlos [Ferrero] y ya estaban Rafa [Nadal], David [Ferrer], Feliciano [López]… Todos ellos me inculcaron el espíritu de la Davis: aquí lo importante es ayudar al compañero. Si juegan los mejores jugadores del equipo, perfecto, pero lo más importante es el equipo. Aquella generación marcó muchísimo a los que estamos ahora.
- ¿Qué recuerdos tiene de sus tres Copas Davis?
- En las dos primeras [2008 y 2011] era muy joven y disfruté de la experiencia aunque no tenía sitio porque mis compañeros eran mejores. Igualmente intenté ayudar, cumplir con mi papel. En la tercera, en Madrid [2019], ya fue distinto. Jugué en la fase de grupos, jugué el dobles en la Final a Ocho. Guardo un gran recuerdo. Aunque siempre me he sentido igual de valorado y querido.
- La España de los olvidados, se les llama. ¿Hay una reivindicación latente de más atención por parte de los medios o de los aficionados?
- No lo necesitamos. Todos entendemos lo que supone una figura como Carlos [Alcaraz], como antes pasaba con Rafa. Tenemos ganas de hacer algo importante, pero no de reivindicarnos. Aunque, sin duda, hay que poner en valor la carrera de tenistas como Jaume [Munar] o Pedro [Martínez], que están o han estado entre los 50 mejores del mundo, que han cumplido el sueño de vivir del tenis.
- No habla de su propia carrera. Esta temporada ha ganado dos Grand Slam como doblista.
- La repercusión de los éxitos individuales y del dobles no se puede comparar. Es normal que se hable mucho más de Carlos; lo suyo es estratosférico. Lo mío es distinto. Yo soy un currante, he tenido épocas mejores y peores y ahora estoy disfrutando de buenos resultados en el dobles. Pero sé que el tenis es un deporte individual y el resto es un extra. Incluso cuesta ver nuestros partidos en televisión, aunque a mí me parecen entretenidos.
- Si las semifinales ante Alemania llegan al dobles, jugarán contra una de las mejores parejas del circuito.
- Será duro, eh. [Tim] Pütz y [Kevin] Krawietz están muy compenetrados porque hace años que juegan juntos. En esta superficie son muy buenos porque son muy agresivos y, además, vienen de eliminar a Argentina, que eso siempre da un plus. Si llegamos al dobles, tendremos que explotar nuestras armas.
EFE
- El líder de Alemania, Alexander Zverev, ha hablado de sus problemas de salud mental. ¿Por qué el tenis machaca tanto a sus jugadores?
- Es un deporte muy complicado a nivel emocional. Te exige mucho desde que eres un niño y te va cargando la mochila. A veces te sientes superado, te sientes muy solo. Y además el circuito es una rueda que no para. Para mí la clave es encontrar el equilibrio: ser personas, no sólo tenistas. En algunos momentos, especialmente cuando era joven, yo también me obsesioné; no supe ver más allá del tenis y pasé mis crisis. Nada grave, pero… ¿ganas de lanzar la raqueta? Muchas, muchas.
- Ahora, en el dobles, vive sin presión.
- No creas, al final es a lo que me dedico. Cuando compaginaba individuales y dobles estaba más liberado porque el dobles era sólo un entretenimiento. Ahora es distinto. Pero noto la edad. Con Horacio [Zeballos, argentino, su pareja habitual] nos costó ganar nuestro primer Grand Slam y estoy orgulloso de cómo lo gestioné. Con tranquilidad, sin volverme loco.
- Ya ha ganado más dinero como doblista -nueve millones- que como tenista individual -casi siete millones-. ¿El dobles le ha resuelto la vida?
- El dobles me ha permitido alargar mi carrera, que no es fácil. Hubo un momento en el que ya me costaba ganar en individuales y tenía que decidir hacia dónde ir. Pensé que trabajando específicamente el dobles me podía ir bien y así ha sido. A nivel económico, en los últimos años he disfrutado de buenos premios, no hay duda.
- ¿Tiene pensado qué hacer después del tenis?
- La verdad es que no. Me gustaría estar involucrado en el tenis, compartir mi experiencia, ayudar a la gente, aunque no sé exactamente cómo lo haré.




