Marc Márquez repitió triunfo en Tailandia. Tras imponerse de manera incontestable en la sprint race, el seis veces campeón del Mundo de MotoGP remarcó su regreso al liderato con una carrera muy diferente de la firmada el sábado. Su salida, de nuevo, fue absolutamente fulgurante y, de hecho, llegó a marcar una distancia más que cómoda con respecto tanto a su hermano Álex, como a su compañero en el equipo Ducati oficial, Pecco Bagnaia. Hasta que en la séptima vuelta, de forma inesperada para propios y extraños, miró hacia atrás y dejó que Álex tomara la delantera, pero siempre prácticamente pegado a su rueda trasera.
La presión del neumático delantero no acababa de convencerlo, según deslizaría mientras esperaba al arranque de la ceremonia del podio. Justo antes de empezar la antepenúltima vuelta, no obstante, llegó su hachazo, volvió a ponerse delante y metió de nuevo gas a fondo para hacerse con la victoria y refrendar su liderato.
“El sábado estaba feliz, hoy estoy exultante. Ganar aquí, en Tailandia, con mi hermano a mi lado es increíble”, aseguró el mayor de los Márquez nada más acabar la prueba. “En la próxima, tenemos que hacer segundo y primero”, bromeó junto con su hermano mientras los trasladaban a la zona de entrega de premios, según captaron las cámaras.
“Por un momento pensé en el triunfo, pero ya vi que Marc iba muy rápido, procurando no desgastar demasiado el neumático trasero. Yendo primero no puedes guardar goma. Ser segundo no está mal, por delante de Pecco, todo un campeón del mundo. He dado el 100% y estoy muy satisfecho”, señaló por su parte Álex. El italiano, mientras, volvió a terminar con el gesto torcido. Ser tercero no le vale, quiere más. Pero, por ahora, no le queda otro remedio. “Lo he dado todo, pero no he podido acercarme lo bastante a Álex. La ambición máxima era ser segundo, pero no ha podido ser. Marc ha parecido que jugaba con nosotros en la carrera”, aseguró.
Marc, aparentemente, va sobrado. Si tiene que adaptar su manera de pilotar para asegurarse la victoria, sencillamente, lo hace. Tiene esa confianza que, al final, es clave para la victoria. Y, por ahora, nada invita a pensar que vaya a abandonarlo en un futuro próximo. Con su dominio, acabó por eclipsar prácticamente a todos los pilotos de una carrera en la que Fabio Morbidelli, que salía desde la novena plaza de la parrilla por su sanción de tres puestos por un incidente en los entrenamientos, acabó cuarto y el debutante Ai Ogura fue quinto.
En cuanto al resto de pilotos españoles, Fermín Aldeguer terminó decimotercer, Maverick Viñales fue decimosexto, Alex Rins, decimoséptimo, y Pedro Acosta, decimonoveno, tras sufrir una caída en los primeros compases y reengancharse a la carrera. Joan Mir, por su parte, sufrió también una caída y no pudo acabar su carrera número 100 en MotoGP y Raúl Fernández, finalmente, tuvo que retirarse de la prueba.