1.217 partidos de la Liga Endesa llevan su firma. La de Luis Casimiro Palomo (766) y la de Moncho Fernández (451), dos entrenadores clásicos sin fecha de caducidad. Porque su experiencia es revolución, sus galones son la moda. Ambos perdieron más partidos que ganaron y quizá ahí resida su sabiduría. Y su amor imperecedero por los banquillos. Llamados de urgencia por dos equipos en serios apuros, en unas semanas Río Breogán y Bàsquet Girona suspiran de alivio.
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FC Peñarroya
Arde la parte baja de la ACB con una igualdad como no se recordaba. Aprieta el descenso, los proyectos se tambalean y los banquillos, el elemento más frágil, pierden estabilidad. El último despido fue el de Nacho Lezkano en Andorra, sustituido por Joan Plaza este fin de semana. Aunque no siempre un cambio es sinónimo de mejora, en el caso de Breogán y Girona el recurso de la veteranía ha tenido una inmediata y asombrosa respuesta. Si antes parecían una ganga, sus equipos ahora son temidos.
En la jornada 9 en el Pazo dos Deportes de Lugo se tocó fondo. El Breogán perdió casi de 20 con el Granada, rival directo, y se acabó el proyecto Veljko Mrsic con el equipo colista. Luis Casimiro, el tercer entrenador con más partidos en la historia de la liga (sólo por detrás de Aíto García Reneses y Pedro Martínez), llevaba temporada y media ‘en barbecho’. A sus 64 años, fuera de la rueda después de casi 28 temporadas en más de 11 equipos, todo un peligro. O un premio, jubilación merecida. Pero tipos como él lo llevan en la sangre.
El manchego aceptó la oferta, revivir al enfermo, el mismo club en el que hace más de 30 años se inició como ayudante de Ricardo Hevia. Sirva también de homenaje al amigo fallecido hace algo más de dos años. Un entrenador con tantos equipos en su hoja de servicios y sólo un título. Pero qué título. Nada menos que la histórica Liga con el TDK Manresa en el que era su primer curso en la elite. Desde entonces, aquel milagro único, con proyectos más o menos ambiciosos. Ascendió al Fuenlabrada (2005), ganó la Supercopa con el Gran Canaria (2017), ‘sufrió’ en Valladolid, Alicante o en Estudiantes, fue cesado alguna vez… Nada le puede sorprender a quien siempre estuvo allí.
Desde su llegada es fiesta en Lugo, cinco victorias en nueve partidos. Y eso que arrancó en el WiZink. Y eso que se le lesionó para los restos su jugador estrella, Charlie Moore. Perdió en Madrid, en Málaga y en Vitoria, nada menos. Y en casa sólo ante el potente Baxi Manresa, equipo revelación. Ha tumbado, sin embargo, a Girona, Andorra, Leyma Coruña y, el sábado, al Bilbao. Todos rivales de la parte baja, triunfos que valen el doble. Los gallegos, que ya van 12º, visitan al Tenerife el domingo ya con tierra de por medio sobre el descenso.
En la jornada 11 en Fontajau se tocó fondo. El Girona perdió casi de 20 con el Coruña, rival directo, y se acabó el proyecto Fotis Katsikaris con el equipo colista. Sirva el párrafo calcado para poner en valor otra historia de renacimiento con Moncho Fernández como protagonista. Recién aterrizado al club que preside Marc Gasol, perdió precisamente contra el Breogán. Desde entonces, la revolución del Alquimista de Pontepedriña.
Camino de 56 años, tras una trayectoria legendaria en el Obradoiro (14 temporadas, 13 en la ACB a la que lo ascendió), Moncho se quedó varado este verano, tras el descenso entre lágrimas. La única experiencia del profesor de Geografía e Historia en la Liga en otro club había sido en Murcia, apenas 11 partidos allá por 2009. Tan ligado a Santiago de Compostela, allí donde nació, que pareciera un ‘One man club’, su experiencia no ha tardado en hacer magia en Girona. Tras el debut, ha sido capaz de tumbar a Barcelona, Baskonia (de paliza, 96-67) y, el sábado, de remontar al líder Unicaja (caía por 10 en el tercer cuarto), que sumaba seis triunfos de carrerilla. Cinco victorias catalanas en las seis últimas fechas para escapar de las catacumbas.