El secretismo del proyecto, la ausencia de notarios o jueces, los ocho días que estuvo en el exterior o el portátil que utilizaba generan dudas entre los expertos sobre su gesta
“Es algo increíble, al alcance de muy, muy poca gente, algo extremadamente difícil”, asegura el espeleólogo Cecilio López Tercero, que en 2014 pasó 12 días atrapado en Perú. “Es alucinante, se me ocurren muchas preguntas, muchísimas preguntas”, cuestiona su colega Miguel Caramés, técnico y miembro del Grupo de Espeleosocorro Gallego. Los mejores espeleólogos de España, aquellos que se han pasado la vida explorando las profundidades de la Tierra, se despertaron este viernes ante una gesta increíble, rarísima, prácticamente inconcebible. Según su relato, Beatriz Flamini, una aventurera de 50 años, completó 500 días aislada en una cueva a 70 metros de profundidad cerca de Gualchos, en Granada. Su hazaña supuso una suerte de récord mundial, pues sólo se conocía una vivencia así, la del serbio Milutin Veljkovic, que entre 1969 y 1970 aseguró haber estado 465 días encerrado en la cueva de Samar, en su país, pero sobre todo significó una sorpresa. ¿Cómo lo hizo?
Quienes conocen las cavidades saben de los problemas de pasar varios días allí abajo: estar año y medio provoca tal asombro que las dudas son casi irremediables. Al menos, la necesidad de certezas. Más aún ante el secretismo con el que Flamini y su equipo han llevado adelante el proyecto. Prácticamente nada se sabía de la deportista y su desafío hasta hace unos días, cuando unos pocos medios de comunicación fueron avisados de que estaba a punto de lograrlo. Ni un notario, ni un juez del libro Guiness de los récords, nadie. De hecho el récord no tiene oficialidad ninguna. “No va a constar en ningún sitio. Ella quería estar 500 días para ponerse a prueba, no para batir a nadie. Preguntamos al libro Guiness y nos dijeron que, para certificarlo, se necesitaba que hubiera siempre un guardia en la entrada de la cueva. No fue posible”, explica Elena Mera, portavoz del proyecto Timecave de Flamini y parte de Dokumalia, la productora que está haciendo un documental sobre el mismo. “Había una cámara en la entrada de la cueva y otra en la zona de intercambio, pero no había ninguna en el interior. ¿Puede ser que saliera? No tenía ningún motivo, batía el récord para ella misma. Si no lo promocionó antes es por seguridad, para que nadie se acercara a la cueva. Quizá pudo haberlo anunciado sin dar la localización, pero no era su idea”, contesta Mera ante las incógnitas planteadas por EL MUNDO.
Un corto palmarés
En la rueda de prensa que ofreció pocas horas después de salir de la cueva, Flamini, en efecto, certificó el “reto personal” como el motivo de haberse quedado incomunicada durante tanto tiempo, pero aceptó que el proyecto había sido planeado en muy poco tiempo. Tanto que, según su propio equipo, no había pasado ni una sola noche en una cueva antes del 21 de noviembre de 2021. Presentada como “deportista extrema”, la falta de un historial como espeleóloga también crea interrogantes, más teniendo en cuenta el escaso currículo en su campo: el alpinismo. De la Sierra de Madrid, según su Instagram había hecho varias travesías por los Pirineos y los Alpes. En 2019 planeó una expedición sola y en autosuficiencia a Mongolia que canceló el covid, y en 2020 intentó estar 100 días en la montaña, pero tuvo que desistir a la mitad por culpa de una lesión. Luego creó el desafío del proyecto Timecave, que encontró el apoyo del Grupo de Actividades Espeleológicas de Motril, que le hacía la asistencia desde el exterior, y de las Universidades de Granada y Almería, que generaron un estudio de psicología alrededor de ella. Patrocinadores, pocos.
“Tengo una tienda de material técnico en Madrid, Machay, y Beatriz me llamó antes de empezar para ver si la podía patrocinar. Le hicimos descuento en los monos que se llevó. Creo que no sabía quién era yo”, recuerda López Ternero sobre una llamada curiosa. Flamini habló con uno de los españoles que más experiencia tenía en permanencia en cuevas, en este caso por culpa de aquel accidente en Perú, pero nunca lo supo. “Yo no lo haría, ni de coña, son condiciones muy extremas, pierdes la noción del cuerpo, tu cuerpo se resiente mucho. Por suerte para ella no me preguntó”, comenta el espeleólogo, en una opinión generalizada en el mundillo. “Cuando lo he visto lo primero que he pensado es que no era espeleóloga. La permanencia en cueva no es una actividad habitual, yo no conozco a nadie en el mundo que la haga. Es quedarte en el ambiente más hostil para un ser humano, no estamos hechos para eso. Psicológicamente es brutal”, asegura el espeleosocorrista Miguel Caramés, que pese a sus 20 años de experiencia añade: “Yo no aguantaría ni de coña”. “Me gustaría que explicaran con mucho detalle la logística del reto”, finaliza Caramés con incertidumbres lógicas.
Ocho días en el exterior
La comunicación, la comida, la evacuación de residuos… muchos son los interrogantes que quedan abiertos de la gesta de Flamini y deberían resolverse en el documental y en el libro, que la propia aventurera anunció en rueda de prensa. En esa conferencia, por ejemplo, no quiso hablar en exceso del ordenador portátil que utilizaba para comunicarse con los psicólogos -con wifi, pero en principio capado-, de las luces con las que contaba, del cargador exterior con placa solar que le permitía recargar las baterías o de las actividades que realizaba. “Leía, pintaba…”, aseguró. De hecho, durante 45 minutos ante los micrófonos, Flamini obvió que a medio reto, alrededor del día 300, estuvo ocho días en una tienda de campaña en el exterior para arreglar un fallo en el router que le daba servicio e hizo unas declaraciones confusas sobre si conocía o no las fechas en las que se hallaba.
“Para mí no pasaron 500 días, pasaron entre 160 o 170 días”, comentó al principio, pero luego aseguró: “Una vez cumplido el récord, que estaba en 465 días, ya teniendo algo que contar, saqué una nota a David [uno de sus asistentes] y le dije: ‘Oye mira si os apetece, por mi hacerlo [público]”. “No explicar lo de los ocho días ha sido un error por nuestra parte y lo de la nota a los 465 días Beatriz no lo ha explicado bien. Ella dijo a David que lo podían celebrar cuando pasaran los 465 días, pero no sabía en qué día estaba, si ya había batido el récord o no”, contesta Mera, la portavoz del proyecto y de una productora que busca ahora financiación para la que debe despejar todos los interrogantes alrededor de la hazaña de Beatriz Flamini. Según su relato, estuvo hasta este viernes 500 días aislada en una cueva de Granada, una hazaña increíble.