Lorenzo de Albacete, Bad Bunny, Hombres G y la última foto de los héroes de Berlín: “¡Para aquí, para aquí!”

Lorenzo de Albacete, Bad Bunny, Hombres G y la última foto de los héroes de Berlín: "¡Para aquí, para aquí!"

EuroBasket


España, campeona

Actualizado

El conjunto de Scariolo celebró el oro hasta altas horas de la madrugada y dejó Alemania no sin antes bajarse del autobús para inmortalizar su oro frente al Muro de Berlín.

La selección, junto a una de las imágenes más icónicas del Muro de Berlín.FEB

La noche, la madrugada y la mañana de Berlín dejaron mil estampas, tipos felices con medallas de oro al cuello, sonrisas imborrables, ganas de abrazarse. La espontaneidad de Usman Garuba, el más joven, quien, sin embargo, fue el primero en irse a dormir, ya sólo su mente puesta en Houston. La locura de Joel Parra, el alma de la fiesta. Las lágrimas de Rudy Fernández y Juancho Hernangómez o la amabilidad de Alberto Díaz, que da las gracias al periodista por un reportaje y que contrasta con su fiereza de perro de presa en la pista. El baño en sala de prensa a Sergio Scariolo. La Familia, en uno de los días que jamás olvidará.

La juerga empezó antes de tiempo en el Mercedes Benz Arena, porque, increíblemente, España ni sufrió en la final contra Francia. Alcanzó tal grado de confianza en sí misma, que el último escollo fue quizá el más sencillo. Alemanes borrachos cantaban “Que viva España” en las tribunas de mayoría gala. Alguno recordaba a lo sucedido en Lille 2015, el anfitrión en semis, de menos a más hasta el oro, pan comido la final contra Lituania. Pero entonces estaba Pau Gasol, entre otros.

También Rudy Fernández, mirada al cielo antes de recoger su enésimo trofeo (11 medallas ya…), cariño infinito con sus niños y su esposa Helen Lindes sobre la pista después. Jaime Pradilla se pasó cinco minutos mirando a un balón al que daba vueltas en sus manos, como si fuera una bola de cristal con los mejores momentos vividos. Alberto Díaz, a hombros de Garuba, robaba la red.

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Y Usman, que gritaba y gritaba como poseído, tenía mensajes para todos, para su “barco”, al que se ha ido subiendo tanta genta que “ya no se cabe”. Porque, y esto es una realidad, él desde el primer día estaba convencido de que acabarían ganando el Eurobasket. “¡Os lo dije, os lo dije! A los entrenadores, a todo el mundo. ¡Íbamos a llevarnos el oro!”, repetía, en inglés y en español, a quien le escuchaba y a quien no. Aunque ninguna frase más viral que su “¡Lorenzo de Albacete!”, en referencia a Brown, “¡El español número uno!”.

“Chechi estás aquí”

Lorenzo es un tipo tranquilo también fuera de la pista. Se retiró pronto de los festejos en el hotel Sheraton -no mucho antes que Garuba y Juan Núñez, quien viajó desde Ulm para acompañar a los que fueron y serán sus compañeros-, donde familias, patrocinadores e invitados celebraron hasta altas horas de la madrugada, con comida y cerveza alemana, mucho reggaeton -el éxtasis con el Titi me preguntó, de Bad Bunny y cuando se acordaron de Sergio Llull con el “Chechi estás aquí”- y algo de indie. En otras salas cercanas, también se festejaba la plata y el bronce, los alemanes con desenfreno, los franceses con decepción. Había guiños con Scariolo -sonaba en la playlist Venecia de Hombres G-, que en esa osadía de juventud de sus chicos ha encontrado un estímulo. “Esto es lo que pasa cuando tienes un equipo tan joven”, bromeaba el seleccionador, comparando otras épocas, siempre cerca de su esposa Blanca Ares.

Antes, en el autobús, a la salida del pabellón, otro grito. “Para aquí, para aquí”. Luis Guil, la voz de Scariolo en el banquillo, hizo bajar a toda la expedición en el muro de Berlín para hacerse la foto de rigor, una imagen para siempre. Hacía frío y llovía, pero qué más da.

A las 12, con algo de retraso, partió el chárter de Iberia del aeropuerto Brandenburgo, con ya pocos cánticos y muchas cabezadas de sueño. Willy seguía aferrado a su reloj de MVP y Juancho y Sebas Saiz peleaban virtualmente en un juego del móvil. Tras el descanso en el hotel Meliá, la fiesta seguirá por la noche en el WiZink, con el baño de masas merecido, donde debería volver a escucharse bien fuerte una palabra pronunciada ahora hace 16 años, cuando alguno de los héroes de Berlín eran poco más que bebés. “¡BA-LON-CES-TO!”.

kpd