Barcelona-Wolfsburgo (16:00 h.)
Logró el histórico triplete en 2021 con el Barcelona. El equipo azulgrana, ahora dirigido por Jonatan Giráldez, busca hoy su segunda Champions.
Lluís Cortés (Lleida, 1986) es el único entrenador de fútbol español que ha conquistado hasta la fecha la Champions femenina. La alzó en 2021 al frente de un Barcelona que completó entonces el triplete con la Liga y la Copa de la Reina. Tras aquel éxito, se esfumó del imaginario azulgrana. «La relación con las jugadoras es buena y he recibido mucho cariño por parte de aquella gente que le da valor a todo lo conseguido. No me he sentido ninguneado», se defiende. El puesto en el banquillo se lo quedó uno de sus ayudantes, Jonatan Giráldez, que será quien dirija este sábado a las azulgrana en Eindhoven en su tercera final consecutiva de la Copa de Europa, esta vez frente al Wolfsburgo alemán. Mientras, Cortés se buscó la vida. Asumió el puesto de seleccionador femenino de Ucrania tres meses antes de que estallara la guerra. No renunció. El periodista le deja hablar.
«Lo he sufrido. Yo dejé de ser entrenador para convertirme en padre, en hermano mayor, en coordinador de ayuda humanitaria… He pagado billetes de avión y tren a las jugadoras, he ayudado a encontrar equipo a 55 futbolistas, las he ayudado a salir del país. Ser entrenador ha sido lo de menos. El aprendizaje ha sido brutal. Pero no hay consuelo posible para ellas. Es imposible. Por eso lo he sufrido. Te sientes impotente. Nuestra situación en España es cómoda, tranquila… [Toma aire, y continúa]. He llorado. Pero no con ellas. No esperan que su entrenador les llore, sino que las ayude. Pero después, a solas, en mi casa, sí lo he hecho. Quieres ayudar a todo el mundo, pero no puedes. Si tienes una jugadora a la que le han reventado su casa con un cohete, ¿qué haces? No puedes hacer nada. Sólo lamentarlo».
Cortés mira atrás. Comenzó a entrenar a niñas cuando tenía 16 años. Sin cobrar. Él ponía los conos, y también chutaba a la portera, porque en el staff eran dos. No había nadie más.
- Era un acto de fe.
- ¿Sabe qué me enganchó? Que el primer día ya vi que las chicas que jugaban lo hacían porque les gustaba mucho el fútbol. No era como algunos chicos que jugaban porque sus padres les obligaban, o porque la presión social les hacía estar allí porque todos sus amigos lo hacían. Con las chicas, no. Querían jugar. Incluso enfrentándose a sus madres, a sus padres, a sus amigas, y aceptando que les dirían muchas cosas. Esto ha cambiado mucho a nivel social. Hoy se entiende que una niña juegue a fútbol. En aquella época, las familias preferían que hicieran un deporte más femenino. Me dije que lucharía por ellas.
- ¿Los prejuicios tienen fecha de caducidad? ¿O permanecerán?
- Se han reducido muchísimo, pero siempre van a existir. Hoy se ha normalizado que una mujer juegue a fútbol. Pero en la sociedad enferma en la que vivimos siempre habrá quien critique cosas que nunca deberían ser criticables.
- ¿Aspirar a la igualdad de condiciones con el masculino es realmente imposible?
- Quizá imposible no sea la palabra porque nada lo es, pero es muy difícil. Improbable. Y tampoco tiene que ser el objetivo. En eso soy muy radical. No tenemos que ponernos como objetivo igualar al masculino, a nivel de salario, de condiciones… Porque esa es otra batalla. El negocio del masculino lleva muchísimos años de ventaja, hay muchísimos recursos invertidos… Tenemos que compararnos con el fútbol femenino de hace 20 años. ¿Estamos mejor que entonces? ¿Sí o no? Pues sí. ¿Mejor que hace dos años? Sí. Quiere decir que vamos creciendo y mejorando.
- Es decir, una mujer nunca va a cobrar como un hombre en el fútbol.
- Creo que no. Y nos equivocaríamos si queremos perseguir eso. Alexia Putellas, entre salario y patrocinios, se está ganando muy bien la vida. Y evidentemente cobra muchísimo menos que Messi o Cristiano. Pero se gana mucho mejor la vida de lo que ella pudiera haber imaginado años atrás. Y eso significa que estamos haciendo las cosas bien.
- ¿Tiene la eclosión del fútbol femenino demasiados puntos oscuros?
- Desgraciadamente, sí. Está creciendo mucho, hay muchísimo trabajo que se ha hecho muy bien. Pero también es cierto que nos hemos preocupado mucho en crecer, pero poco en consolidar pasos que se habían dado hacia adelante. Tenemos que ir hacia un crecimiento más medido, más pausado, y atendiendo más a todos los factores que pueden influir en el fútbol femenino. Y entendiendo también las amenazas que tenemos. No a todo el mundo le interesa que crezca el fútbol femenino. Tenemos que luchar contra mucha gente a la que quizá no le interese esta eclosión tan rápida y potente.
- ¿A quién no le puede interesar?
- A la competencia.
- ¿Y cuál es?
- Pueden ser otros deportes. Quizá el propio fútbol masculino, que puede sentirse menospreciado o con una discriminación positiva hacia el fútbol femenino.
- ¿Qué opina de la brecha abierta en España entre el Barça y prácticamente el resto de equipos de la liga? Todavía hay muchos clubes que no pueden aspirar a una mínima profesionalización.
- Y es una mala noticia para el Barça, para los otros clubes, para la liga, y para el espectador. Es una mala noticia para todo el mundo que esa brecha sea más amplia. No es bueno para nadie. Cuando yo estaba en el Barça me manifestaba abiertamente y aplaudía que el Real Madrid entrara en el fútbol femenino, con la mayor inversión y haciendo las cosas lo mejor posible. Porque eso ayudaría al propio Barcelona a seguir creciendo. Al final, como seres humanos, tenemos la condición de crecer cuando sentimos una amenaza. Aquí, si los equipos en lugar de intentar acercarse al Barça renuncian porque lo ven como un imposible, la brecha será cada día más grande.
- ¿La profesionalización que se nos ha vendido puede ser ficticia?
- [Piensa unos segundos antes de responder]. Ficticia no, porque sí se ha dado una profesionalización. Pero requiere de más pasos. Y estamos viendo, por lo que leo en los medios, que ya está habiendo problemas para el siguiente convenio colectivo. Necesitamos resolver estos conflictos que no nos ayudan a poner las siguientes piedras. Que si la huelga de árbitras, que si la huelga de jugadoras, que si los campos no reúnen las condiciones… Hay muchas cosas que tenemos que ir cambiando si queremos seguir creciendo.
- ¿Las 15 futbolistas que renunciaron a la selección española son caprichosas? De eso se les acusó.
- Yo creo que no son caprichosas. Consideran que hay que cambiar cosas, pero eso no es ser caprichoso. Es una situación que se ha gestionado mal por todas las partes, y que lamentablemente se ha llegado a un punto de no retorno o de muy difícil solución. Y ello no ayuda ni a la Federación, ni a las jugadoras, ni al fútbol femenino en España. Viajo mucho. Y cuando hablas del fútbol femenino español mucha gente sólo te pregunta por eso. Sobre estas 15. Y piensas… Hay muchas cosas más allá de esas 15. Te preguntan por el Barça y estas 15. ¿Y todo lo demás? Vamos a tener visibilidad por otras cosas también más que por estos conflictos.
- Ha habido federaciones en que las futbolistas sí han conseguido cambios. Francia, Canadá… Aquí no parece posible.
- Yo creo que en España se han conseguido muchos cambios también, a nivel de Federación y de selección nacional. Y las jugadoras son conscientes de que la dinámica de la selección de hoy es muy distinta a la de hace 10 años. A nivel de condiciones de viaje, de aviones, hoteles, los estadios donde se juega, de repercusión… Pero también es cierto que tenemos que ser todos muy ambiciosos para seguir creciendo. Lo que reclaman las jugadoras va un poco por ahí, pero también es cierto que no sabemos exactamente qué reclaman. Cuál es la lista de cosas que pretenden mejorar. Seguro que es un tema que a nivel interno habrán hablado. Y también estoy convencido de que por parte de la Federación están intentando dar pasos hacia adelante y se está escuchando a las jugadoras en ese sentido.
- ¿Cómo repercutiría en la imagen de España si acudiera la selección al Mundial sin el grueso de las jugadoras del Barça?
- No ayudaría. Irías a la selección sin las mejores jugadoras, o sin las que el mundo considera que son las mejores que tienes. También es cierto que cuando tú como entrenador tienes que configurar un equipo o una selección para ir a competir durante 40 días, no es sólo la que mejor juega, no es sólo la que mejor chuta, es también la que quiere estar, la que a nivel de grupo te encaja más. No tienes que atender sólo al nivel de juego, sino también a la convivencia. Y ahora mismo, creo que en la Federación se pueden tomar decisiones no sólo por el tema de juego, sino por el tema emocional o de cohesión de grupo.
- Llega al Barça, pasa a ser ayudante de Fran Sánchez, y vive en sus carnes el gran salto adelante del Barcelona. ¿Se siente pieza fundamental del cambio?
- Entro en el Barça después de tres temporadas en que el femenino no había ganado nada. Cero títulos. Y el primer año con Fran Sánchez ganamos una Copa. En cuatro años de profesionalización del Barça femenino, sólo se había ganado una Copa de la Reina.
- ¿Qué cambia usted? Más allá de la influencia de los fichajes.
- Asumí la dirección del equipo en enero de 2019. Realmente fichajes… Contratamos a Oshoala aquel invierno. Pero creo que cambiamos cosas a nivel de entrenamiento, sobre todo la mentalidad. Pasamos a ser un equipo ganador, que creía en su modelo de juego sin tener tanto en cuenta a sus rivales, y sobre todo dando la vuelta a esa sensación de inferioridad que podía haber respecto al Atlético de Madrid o el Athletic Club, que eran quienes estaban ganando los últimos años. Y después también respecto a los grandes rivales de Europa. Y eso se acabó consolidando. No fue perdiendo la final contra el Olympique de Lyon en 2019 (4-1), aunque supusiera un refuerzo increíble. Sino al año siguiente, cuando el Wolfsburgo nos eliminó en semifinales (1-0) pese a dominar nosotras el partido. Alexia lo dijo muy bien entonces: “No hay distancia”. Y ese fue el momento donde realmente consolidamos el proyecto.
- Hablaba de la primera final contra el Lyon. Fue una semilla.
- Fue un cambio radical. Al acabar la temporada y perder contra el Lyon, tenía muy claro que había cosas que teníamos que cambiar. Pero queríamos que el grupo se comprometiera a ello. Hicimos una reunión con las capitanas. Necesitábamos que ellas dijeran lo que nosotros queríamos escuchar. Y coincidimos en que sobre todo nos habían superado a nivel físico, a nivel condicional. A nivel de idea de juego, nosotras habíamos crecido mucho y quizá podíamos ser superiores, pero corrían más, no ganábamos los duelos, los aéreos ni uno… Y eso se mejoraba entrenando más y mejor. Empezó la temporada siguiente con muchas dobles sesiones, una pretemporada muy dura, incluso triples sesiones algún día, siendo muy exigentes no sólo a nivel físico, sino también a nivel de vídeos, de instrucciones, de consignas más tácticas… Con Patri Guijarro éramos muy exigentes con el porcentaje de pases acertados. Pero no sólo mirábamos el porcentaje, sino que estos tuvieran un sentido. Y sobre todo nos propusimos ser un Barça excelente. Yo consideraba que si éramos un excelente pocos equipos nos podían ganar. Dominar los partidos, tener la posesión, atacar de la manera que queríamos, recuperar el balón muy rápido… Te exige mucho a nivel cognitivo, físico y técnico. Pero teníamos que ser muy exigentes en cada uno de los entrenamientos. Eso conlleva un desgaste muy fuerte, pero también te da títulos. Te da éxito.
- Y llega el cénit del triplete.
- Sí.
- ¿Era una consecuencia lógica?
- No, porque en el fútbol no hay lógica. No por mucho entrenar o mejorar o fichar vas a ganar. Lo hemos visto con fracasos deportivos de grandes clubes que han puesto mucho dinero y ni así ganan.
- Ni se entendió ni se explicó que, estando en el mejor momento y recién ganada la Champions, usted saliera del club.
- Fue una decisión meditada. La empecé a tomar el día siguiente a ganar la Champions. A mi entorno más cercano siempre le decía: ‘Yo seré el entrenador hasta que ganemos la Champions’. No habíamos ganado nada en los últimos años. Y la gente me decía: ‘Tú estás loco’. Habíamos trabajado mucho, nos habíamos desgastado mucho, vino el Covid, las consecuencias post-pandemia… Ahora se hacen rúas. Pero nosotros no hicimos ninguna por ganar. Ganamos la Liga de Campeones sin público. Yo estaba solo en un piso en Sant Feliu, sin poder ver o viendo en cuentagotas a mi familia, a mis amigos, sin vida social, y viviendo prácticamente 24 horas siendo entrenador, sin poder desconectar. Eso me desgastó muchísimo. A nivel personal sentía que necesitaba descansar, que necesitaba desconectar. Y llega un momento en que dices: ‘Necesito tomar esta decisión y es mejor hacerlo ahora que en unos meses, o que el club en un tiempo me tenga que echar porque quizá no soy capaz de seguir exigiendo a las jugadoras’.
- En las celebraciones, en el documental de homenaje apenas aparece un frame con su imagen.
- Yo no me he sentido ninguneado. He recibido muchísimo cariño de aficionados, de gente que le da valor a esos dos-tres años con Lluís Cortés como entrenador. Hemos conseguido algo que este año tampoco se conseguirá aunque se gane la Champions: el triplete. Y si no se me puso más en un documental, o no se me ha invitado a algo… No es una decisión que yo tenga que tomar. Yo sí quería desconectar, necesitaba descansar. De hecho, hablé con todos los miembros de mi staff y les dije que si tenían la posibilidad de seguir, que siguieran. Que yo no iría e entrenar a ningún equipo. Y en ese sentido estoy tranquilo.
- ¿Mantiene trato con las que fueran sus jugadoras en el Barça?
- Sí. En la Queens League he coincidido con varias y hablamos mucho rato. También he coincidido con Alexia varias veces. Y la verdad es que bien. La relación con las jugadoras es buena.
- Que un ayudante suyo fuera quien tomara su relevo, ¿no le generó ningún conflicto interno? Aunque a usted le pasara lo mismo en su día.
- Dos días antes de anunciar que no seguiría le dije a Jonathan Giráldez y Rafel Navarro, mis dos asistentes, que yo iba a tomar esta decisión. Que no entrenaría a nadie. Y que si les ofrecían el puesto debían cogerlo. Al final, era una decisión lógica que a mí ya me había pasado unos años antes. Era un paso que podían y debían dar.
- ¿El equipo ha crecido en estos dos últimos años sin usted?
- Cada entrenador es capaz de darle unos matices a su equipo. Está claro que también ha habido fichajes que han aportado cosas distintas. Pero si el equipo es mejor o peor… Es muy difícil de evaluar. Cada temporada el contexto es muy diferente.
- ¿Y cómo ve a este Barça de Giráldez ante esta final? El año pasado partía como favorito ante el Olympique en Turín y acabó llevándose un chasco.
- El año pasado, de una forma equivocada el Barcelona partía como favorito. Los que llevamos tiempo en el fútbol femenino sabíamos cómo jugaba el Olympique de Lyon y de lo que era capaz. Si ha ganado ocho Champions es por algo. Contra el Wolfsburgo sí veo al Barcelona favorito, es cierto. Tiene mejor equipo, juega mejor, y tiene mejores futbolistas. Pero creo que el Wolfsburgo puede competir muy bien a un partido. Y lo demostró. Les ganó un partido en semifinales el año pasado. Es un equipo que les puede competir bien, mejor incluso que el Arsenal, que era mejor rival para el Barça. Tiene a Ewa Pajor, Lena Oberdorf o Alexandra Popp, que son grandes futbolistas a nivel internacional y pueden plantar cara al Barcelona.
- ¿Qué carencias ve en este Barça?
- [Piensa mucho]. En los partidos que he visto, a veces le falta algo de fluidez en el juego. Le falta quizá el encontrar mejores situaciones de gol, crear mejores ocasiones. Pero al final carencias tiene muy pocas. Está rindiendo muy bien.
- ¿Qué ha ayudado a cambiar a Alexia?
- Su mentalidad. Y la confianza con la que juega. Cuando yo cogí el equipo Alexia era suplente. No estaba siendo importante. Y decidimos invertir en ella, empoderarla, apostar por ella, y sobre todo que se creyera lo buena jugadora que podía llegar a ser. Y también su trabajo. Ha trabajado muchísimo para que llegara este momento.
- ¿La próxima Balón de Oro será española también?
- Me gustaría, pero lo veo difícil. No ha habido ninguna jugadora española que haya sido suficientemente superior al resto. Y creo que el Mundial va a determinar el Balón de Oro.