El sueño de Imanol García de Albéniz (Gallarta, 2000) cuando era pequeño era triunfar en el Athletic de Bilbao, dos graves lesiones y una salida del club vasco por falta de minutos después, esa respuesta ha cambiado. Mejor dicho, se ha adaptado a las circunstancias. “Ahora es triunfar en el fútbol, sea donde sea, al nivel más alto que pueda y poder ganarme la vida dignamente”, cuenta a EL MUNDO.
El futbolista del Sparta de Praga, rival del Atlético esta noche, abandonó su tierra en busca de “un trampolín” para una liga potente de Europa, no de un grande del fútbol, porque para él, el Sparta, lo es. Así, a sus 24 años, aterrizó en la capital checa para ayudar al equipo a entrar en la Champions League, competición en la que ha pisado los cuartos de final en tres ocasiones.
“Cuando llegué me trataron como si fuera un galáctico”, revela De Albéniz y se sonríe al acordarse de la canción que le compusieron para su presentación: “Vamos, español” e “Imanol, Imanol” entre las estrofas de un tema que fue motivo de chanza en su familia. Bromas aparte, el director deportivo, Thomas Rosicky, ex futbolista de Arsenal y Borussia Dortmund, tenía grandes esperanzas en el lateral vasco: “Es un jugador técnicamente avanzado. Con su capacidad de adaptarse al juego combinado, encaja muy bien en nuestro estilo de juego”, apuntó sobre él.
Cómo salir mejor
Lo cierto es que en los dos únicos partidos europeos que jugó, de clasificación para la Champions, el lateral logró una asistencia. Tras ellos, en un entrenamiento, notó algo raro que le asustó. Pero no fue hasta el partido ante el Bohemians de la Liga checa cuando percibió otra vez un pinchazo algo más fuerte. Habían pasado sólo 20 minutos de encuentro. “Antes de las pruebas me dijeron que seguramente era un esguince fuerte y claro, cuando te confirman que es cruzado, no te lo esperas y es como el palo es más gordo”, explica el jugador.
Lo sorprendente de Imanol no es sólo la naturalidad con la que explica esta desgracia, sino que es la segunda que vive en tan sólo 24 años y de la que confía salir no sólo más fuerte, si no mejor jugador de lo que entró. “Me dio más guerra la recuperación del tendón, no sé si es porque esa fue la primera lesión fuerte que tuve e igual ahora estoy más acostumbrado”, apunta.
Lo que se le rompió a Imanol fue el tendón de Aquiles en un partido con el Eibar, equipo en el que militaba cedido del Athletic en la 2022/23, ante el Lugo en el Anxo Carro. Volvió a los cinco meses, aunque es consciente de que la recuperación de un cruzado y de la rotura de parte del menisco será más lenta. No obstante, tres meses después de su operación, ya ha vuelto a correr, sólo que en una máquina especial que elimina parte de la gravedad.
Fortaleza mental
Pese al palo de esta nueva lesión, García de Albéniz está muy fuerte psicológicamente. El futbolista vasco se apoya mucho en su familia para superar este tipo de trances y es capaz de apreciar la vida que llevan los futbolistas por encima de un trance desafortunado. “Hay que relativizar, aún estando lesionados seguimos siendo afortunados ya que vivimos de lo que nos gusta y ganamos un dinero que otros no lo hacen y todo ello hay que valorarlo”, apostilla.
Sólo le entra la morriña cuando va a ver jugar sus compañeros en el campo como ante el Brest o esta noche ante el Atlético. “Es un equipo de los más potentes y va a ser muy complicado”, cuenta sobre un rival al que le gustaría haberse enfrentado porque él firmó para intentar jugar la Champions. “Ver a tus compañeros en un escaparate tan grande, te da envidia”, revela.
Más allá de la envidia por no estar en ese escenario, Imanol la tiene sobre todo por jugar y le viene a la mente su última etapa en el Athletic de Bilbao. Su año de despedida disfrutó de muy pocas oportunidades y cree que el club pecó de “falta de paciencia”, aunque es consciente de la dificultad que es entrar en la dinámica cuando las cosas funcionan. “Llevo peor no jugar que estar lesionado”, responde el futbolista sobre sus suplencias.
Pese a ese pequeño amargor, García de Albéniz no descarta volver a jugar en el equipo vasco, en su tierra, donde está su gente y su ídolo y amigo, Asier del Horno, con quien comparte confidencias y recibe consejos. Aunque tampoco se cierra la puerta a Italia o Alemania, porque está en la edad para ello. Es joven y valiente y dos lesiones graves no van a poder con otro león de Gallarta.