María Pérez y Álvaro Martín, campeones del mundo de marcha en 2023.EFE
Las 23 son, obviamente, las medallas a las que aspira España en, más obviamente aún, el año olímpico de 2024, que nace ilusionado, pero temeroso. Otra cosecha insuficiente, inferior a ese idílico 23, incluso el “empate” a los 22 metales de Barcelona,
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
"Matxo esto, matxo lo otro, así me llama. Pero nos entendemos con la mirada", cuenta el cerebro que está detrás de Tadej Pogacar, un español de Basauri que fue ciclista amateur y ahora es director del UAE Emirates, pero, sobre todo, es y será un descubridor de estrellas. Joxean Fernández Matxin responde a EL MUNDO con calma en el hall del hotel del equipo del líder del Tour y presume de una memoria prodigiosa: recuerda como si fuera ayer la primera vez que vio en persona a aquel niño rubio, tras una carrera en la ciudad croata de Motovun en la que no ganó a los profesionales porque se le salió el pie del pedal. "Era supertímido, sólo miraba al suelo".
Hemos ejecutado el plan de manera precisa. Nunca se analiza cuántos minutos de ventaja quieres, aunque obviamente ser líderes esta semana sí era un objetivo. En amarillo-rojo estaban marcadas las etapas en las que queríamos victoria. La crono la queríamos al máximo. Y el Macizo Central. Trabajamos para intentar ganar esa etapa, pero Vingegaard fue mejor. Analizando a posteriori, Tadej arrancó un puerto antes de lo que queríamos. Los dos días de Pirineos también estaban marcados.
Llegan los Alpes, donde Vingegaard ganó los dos últimos Tours.
Tadej no tiene una espina clavada con los Alpes, para nada. Mira, en Marie Blanque ganó su primera etapa del Tour y al año siguiente perdió un minuto, por ejemplo. Las estadísticas en ciclismo no funcionan. El estado de forma de cada momento las rompe. Es como cuando comparan con Pantani, con Armstrong... No corremos contra ellos. Son efemérides que están bien para la gente, pero nosotros pensamos en el rival, en las condiciones, en el rendimiento, en el esfuerzo y en la recuperación. Somos más científicos y realistas. Ahora las condiciones de Tadej no son las mismas que el año pasado, así que que corra en Alpes o en una etapa u otra, no altera para nada ni la táctica ni la actitud.
¿Qué ha cambiado este año?
Cuando ganas te sientes poderoso e imbatible. Y cuando te ganan sientes necesidad de mejorar. Hemos asumido y reconocido la superioridad del año pasado de Jonas y del Visma y hemos valorado táctica y técnicamente donde teníamos que mejorar. Esa necesidad ha hecho que se profesionalice absolutamente más todo el trabajo, los detalles, la preparación, entrenar cosas que sean menos visibles. Por ejemplo, antes y después de cada etapa del Giro, Tadej siempre entrenaba en la bicicleta de crono.
¿Cómo plantearon lo de Giro y Tour?
Fue una idea mía. Se lo explique en octubre, en el primer pre stage en Abu Dhabi. Le dije: 'Giro y Tour, pero déjame que acabe'. Hay tres aspectos. Primero, porque es uno de los pocos años en los que hay cinco semanas entre Giro y Tour. Una semana para la recuperación, tres de trabajo y una pre Tour. Es la perfección. Segundo: el Giro eran 11.000 metros menos de altitud que el anterior. Que son muchos, un desgaste mucho menor. Y tercero: para hacerlo, sólo tuvo 10 días de competición pre Giro, sólo cuatro carreras. Strade Bianche, Milan-San Remo, Volta a Cataluña, la única por etapas, y Lieja. Desde Lombardía 2023 tuvo casi cinco meses sin competir, un descanso más que razonable. Llegó al Giro en un 80% y al Tour al 100%. También vimos que la participación en el Giro no era brutal. Y minimizamos esfuerzos.
Un reto de otra época.
En el 2019, cuando llegó al equipo, pensamos que en el 2020 hiciera el Giro. Y posiblemente el 2021 Vuelta. Y en su cuarto año el Tour. Pero su proceso ha sido tan prematuro... Ganó en Algarve, en California, en País Vasco podía haber ganado... Allí, en Eibar, en el hotel, le dije de cambiar el programa. Estaba listo para la Vuelta. Lo vio perfecto. Fue nuestra primera conversación seria. Recuerdo que me dijo que si las cosas no iban bien en la Vuelta, la tercera semana se retiraba. Yo le dije: 'No, tú eres un campeón y los campeones no se pueden retirar'. Prefería que bajara el pistón. Las conversaciones de planificación con él son fáciles. Le conozco, sé lo que él quiere. Y él a mí. Es el mejor del mundo, cómo no voy a escucharle.
Matxin, con Pogacar y Soler, en el Tour del 2023.MARCO BERTORELLOMUNDO
Es casi una relación paterno filial.
Cuando él empezó, había mucha más relación, porque estaba aprendiendo todo, me preguntaba. Él ya ha aprendido. Pero sigue consultándome cosas más técnicas. Lo bueno que tiene Tadej es que siempre te pide por favor y siempre acaba por un gracias. Trabajar con alguien así es muy fácil. Tenemos una relación de confianza. A veces ni me pide las cosas, si me mira mal ya se por dónde va. Y se ríe cuando le hago algún gesto.
¿Cuándo fue la primera vez que escuchas de él?
La primera persona que me habló de él fue Andrej Hauptman, que ahora forma parte de los técnicos del UAE. Fue corredor mío con el Coldirola. Entonces vi una de las carreras más importantes júniors, el Giro della Lunigiana. Me asombró, tenía 16 años y ya hizo lo que hace aquí, yendo líder atacó. Ese tío tenía carácter y talento, eso no se entrena ni se compra. Eso me marcó. Eso sólo me ha pasado con Freire, el único corredor en el mundo del que yo he hecho de manager personal. Tenía un don, hacía las cosas por inercia, perfectas. Eso lo tenía Tadej.
Siga.
En 2017, fue al Istrian Spring Trophy en Croacia, que él corría con el Ljubjana Radenska, iban de negro y rosa. Él otro día le enseñé un vídeo y se reía. Competía con dos profesionales de 30 años y el chavalito arranca antes del pavé final, se le sale el pedal y no gana. Yo estaba allí y vi que era el más fuerte, el chico de 18 años con profesionales expertos. Les había vacilado. Ahí fue la primera vez que hablé con él. Supertímido. Miraba para abajo. Entonces le invito a hacer un test de esfuerzo a Bélgica con el Quick Step, pero hubo una confusión, saltaron las alarmas y el viejo Lampre le firma, el UAE de ahora. Esa casualidad aceleró el proceso. Una historia bastante curiosa. Yo entré un año después al UAE y bromeamos sobre la situación. Tuve algo que ver en su fichaje, pero no directamente.
¿Qué le sorprendería a la gente de la personalidad de Tadej?
Que es normal. Va al bus y si se tiene que sentar en el tercer asiento, pues se sienta. No quiere ser el primero en el masaje, si le toca el último, pues el último. Tiene gestos de compañero. En el Giro vino un buen amigo que le quería regalar una cosa especial. Me dijo, que no me lo regale a mí, que se lo regale a todo el equipo. No pretende que le des privilegios. Y luego hay momentos difíciles. Llegas al autobús y hay 500 personas. Y él siempre se quiere parar a hacer fotos y firmar. Pero ante eso... Y tampoco lo puede hacer sólo con unos pocos. No podemos perder una hora en cada salida. Necesita recuperación y tranquilidad mental. Le agradecemos a la afición y les pedimos perdón.
¿Le costó recuperarse psicológicamente de los dos Tours perdidos?
No, todo lo contrario, fue la motivación suficiente para ser mejor. Van der Poel y Van Aert, su rivalidad, les ha hecho mejores a ambos. En el caso de Vingegaard y Pogacar es igual.
¿Te cuesta contenerle en carrera?
Todo lo contrario, porque a mí me gusta su carácter ofensivo. En Gredos, en la Vuelta de 2019, venía de ganar dos etapas y era quinto en la general. Le dije, tienes 20 años y no pierdes nada. El último puerto era muy Valverde, pero había uno que se llamaba Peñas Blancas a 41 de meta. Le ordené que atacará ahí, un plan muy agresivo. Me dijo, 'perfecto'. Eso un chico de 20 años. O todo o nada. Lo hizo, ganó la etapa, hizo podio, consiguió el maillot blanco...
En concreto, el Ministerio Público pedirá al tribunal que retire la atenuante de reparación del daño a la víctima contemplado en la sentencia después de que el acusado depositara 150.000 euros de indemnización antes del juicio. La pena de 4 años y medio para Alves es la mínima interpuesta por violación.
Fuentes de la Fiscalía han explicado este viernes que aún estudia los argumentos concretos del recurso que presentará, aunque el aspecto básico del escrito será esgrimir que ese depósito de 150.000 euros no debe considerarse como reparación del daño y computar como atenuante.
Es decir, el Ministerio Público considera que no procede la aplicación de la atenuante de reparación del daño con el pago de estos 150.000 euros -dinero proveniente del padre de Neymar, ya que Alves tiene las cuentas bloqueadas en Brasil por un litigio con su ex mujer- y que contribuyeron a rebajar la pena final al futbolista.
El tribunal que condenó al brasileño considera probado que "el acusado cogió bruscamente a la denunciante, la tiró al suelo y evitando que pudiera moverse la penetró vaginalmente, pese a que la denunciante decía que no, que se quería ir". Y entiende que "con ello se cumple el tipo de ausencia de consentimiento, con uso de la violencia, y con acceso carnal".
En una sentencia conocida la semana pasada, el tribunal le impuso una pena de 4 años y medio de prisión, una condena mínima influida por dos factores determinantes: primero, que se aplicó el primer redactado de la ley del solo sí es sí que rebajaba a 4 años el mínimo por agresión sexual (ahora son 6); y segundo, por la atenuante de reparación del daño con el pago de 150.000 euros, determinante para fijar la horquilla más baja de la pena.
La Fiscalía había reclamado una condena de 9 años de cárcel para Alves -el doble que la impuesta- y la acusación particular, que ejerce la denunciante, elevó la petición a 12, el máximo que contempla la ley.
En cambio, la defensa del ex futbolista había reclamado que esta fianza computara como atenuante muy cualificada, lo que habría rebajado el abanico de penas que se le podían imputar a entre 2 y 4 años, una opción que el tribunal descartó.
En su impugnación, la defensa de Alves volverá a apostar por esta vía. En este sentido, en un recurso de aclaración a la sentencia también pidió añadir a los hechos probados que el jugador estaba ebrio, lo que podría suponer otro atenuante. Un aspecto que el tribunal rechazó.
Por su parte, aún está por ver si la víctima recurrirá el fallo. Preguntada por ello cuando trascendió la sentencia, la abogada Ester García indicó que debe valorarlo con su clienta, pero cree que "desde un punto de vista jurídico debería recurrirse".
Sí criticó la atenuante por reparación del daño que ha aplicado la sentencia por la consigna de 150.000 euros que hizo Alves a modo de indemnización antes del juicio, que cree que no debería aplicarse: "Nos preocupa un poco que se transmita a la sociedad el hecho de que las personas que puedan tener una capacidad económica importante puedan ver reducida su pena si pueden consignar una cantidad importante".
"Para mí es una pena baja, en este despacho profesional se llevan muchísimos casos de violencia sexual y es la pena más baja que hemos tenido en más de 20 años", zanjó.
Del mar a la montaña. Hace unos años una pequeña marca deportiva vasca, Ternua, le pidió a tres cofradías de su zona, las de Bermeo, Getaria y Hondarribia, que les guardaran las redes de pesca rotas o desgastadas y en unos meses se encontraron en sus instalaciones con 12 toneladas de malla para tirar, inservible, hecha polvo. Era más de lo que esperaban, pero era mejor que sobrara. Pese al enorme volumen recibido, siguieron con su proyecto y, después de reciclar las redes y de convertirlas en hilo, presentaron su innovación: 50.000 pantalones de esquí -entre ellos los de competición de varias federaciones- hechos con material de pesca. Del mar a la montaña. Luego harían lo mismo con cáscaras de nueces o huesos de aceituna, con posos de café o con sábanas de hoteles desgastadas.
«Desde nuestro nacimiento en 1994 siempre hemos querido hacer ropa deportiva que significa algo y ahora creemos que todo el sector va hacia ahí, es el futuro porque tiene que ser el futuro», comenta Eduardo Uribesalgo, director de innovación de Ternua. Su propuesta es modesta, producción contenida, muy local, pero, en realidad, está en la línea de lo que vendrá. La ropa deportiva del futuro estará hecha de materiales que ahora ni imaginamos, durará más y será circular.
Adiós al petróleo
Las multinacionales, como Nike y Adidas, ya tienen ropa y zapatillas hechas con botellas (Flyknit) o residuos de los océanos (Parley), pero ese reciclaje cada vez es más controvertido -al fin y al cabo, es plástico-, y, además, avanzan propuestas mucho más rompedoras en ese sentido. Según un estudio de la Fundación Changing Markets el 69% de las fibras que se utilizan en el deporte todavía proceden del petróleo, como el poliéster o el nylon, y el objetivo de varias empresas es disminuir ese porcentaje drásticamente. La biotecnología ya ha creado poliéster a partir de la yuca, la caña de azúcar o el maíz, muy parecido al actual; la goma EVA, presente en muchísimas zapatillas, se podría sustituir por Bloom, hecha por algas, que ya usan Puma o Merrell; el neopreno petrolífero tiende a ser sustituido por el Yulex, hecho de planta de yute -Decathlon ya tiene un modelo 100% Yulex-; y así múltiples innovaciones.
Hay postureo, el llamado greenwashing, pero también cierta presión legislativa -nuevas directrices europeas e iniciativas como la francesa Ecoscore-, y sobre todo más conciencia de los deportistas aficionados que, al final, son los que compran. Según una encuesta de la competición de vela SailGP realizada entre sus aficionados en Estados Unidos, Reino Unido y Suiza «el 72% de la población no quiere hacer deporte con ropa hecha con combustibles fósiles», pero en las tiendas se encuentran varios obstáculos. Uno es la variedad, otro es el rendimiento, pues aún es imposible encontrar zapatillas rápidas y verdes, pero el principal es el precio.
«Tarde o temprano va a llegar: un atleta ganará un maratón con unas zapatillas reciclables. Pero mientras tanto es un camino lleno de retos. Especialmente hacer llegar al público todos esos materiales. Varias marcas han hecho camisetas con fibras muy sugerentes, de algas o fibra de coco, pero costaban 80 o 100 euros. Hasta que los procesos no sean más baratos no se podrá generalizar su uso», expone Juan González, probador de varias marcas y responsable del podcast sobre material El laboratorio de Juan.
Imagen de un forro Polartec.
«El coste se reducirá a medida que más marcas se comprometan con la verdadera circularidad», asevera Ramesh Kesh, vicepresidente de Milliken & Company y responsable de Polartec, marca líder en forros polares y por lo tanto con la dependencia del petróleo como reto. "Como industria, es hora de que abordemos algunas de las causas más profundas en lugar de poner tiritas a otros temas que tienen poco impacto a largo plazo", añade en el final del proceso para que toda su colección sea de poliéster reciclado, sea circular.
«El precio es un desafío, eso está claro. Pero hay que darles a estos materiales el valor que tienen», subraya por su parte Joel Gómez, manager en España de la marca italiana Uyn, que está marcando el camino. Con mucha implantación en el esquí -su embajadores es el estadounidense Bode Miller, campeón olímpico-, toda su ropa está hecha de fibras nuevas procedentes del maíz, del ricino o del eucalipto, tienen una lana vegetal...
«Es actual porque lo pide el público y futurista a la vez, hay mucha investigación detrás y no siempre sale cómo deseamos. Pero esa esencia bio se acabará imponiendo», añade Gómez, que sabe que en la vanguardia hay riesgo.
¿Unas zapatillas para toda la vida?
En los últimos años, por ejemplo, varias marcas, como Salomon, han presentado zapatillas 100% reciclables, pero su éxito ha sido limitado. Quizá el camino sea otro, utilizar un un material más resistente como el grafeno como hace Inov, o directamente crear unas zapatillas desmontables. En ello está embarcado actualmente Kilian Jornet. Su marca, Nnormal, triunfó en el mercado de la montaña con sus modelos duraderos, pero ahora quiere más. En los últimos meses está trabajando en unas zapatillas modulares, las Kboix, que ya han recibido un premio ISPO, por lo que proponen: que sirvan para todo, que duren toda la vida.
La idea es que la mediasuela, es decir, el bloque de goma que hay entre la suela y la cubierta, pueda irse cambiando cuando se desgaste o cuando se necesiten otras prestaciones. Para salir a correr tranquilamente, se monta una zapatilla, para competir a toda prisa, una distinta, y para abordar una montaña muy técnica, otra distinta. «Queremos evitar el sobreconsumo y creemos que esta zapatilla puede ser útil para ello. Está diseñada para ser extremadamente duradera y ser reparada cuando se acabe la vida útil de sus partes», apunta Birte Fahrbach, jefa de producto de Nnormal, que no niega las dificultades: «El desafío es unir las partes del calzado y conseguir una buena estabilidad. No puede compararse con el proceso de producción habitual de unas zapatillas».
Algún día el calzado durará siempre, algún día la ropa estará hecha de plantas o de algas: la ropa deportiva del futuro ya está aquí.