La vida de Baltasar Gallardo, un hombre tras un trineo: “Una tormenta de nieve ese el horror”

La vida de Baltasar Gallardo, un hombre tras un trineo: "Una tormenta de nieve ese el horror"

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El español disputa el Mundial de mushing en Noruega. Tiene 26 huskies y cambio de empleo por su deporte

Baltasar Gallardo, durante su preparaciónB.G.

El mapa es un folio en blanco. El horizonte, un lienzo en blanco. A cada lado hay una pared blanca. Todo alrededor es blanco. Qué paz, ¿no? Pues no. «En una ventisca de nieve te quieres morir. He llegado a pasar cuatro horas hecho un ovillo detrás del trineo, con los perros desaparecidos bajo un manto altísimo. A -30 o -40 grados. Un horror, un verdadero horror. Pero cada año vuelvo. ¿Por qué? Porque esto es la pasión de mi vida», reconoce Baltasar Gallardo, un tipo curioso. Qué hace un español en el mushing de larga distancia, las carreras de trineos, un deporte que pertenece a Alaska, a Siberia, a Escandinavia. Entre otras cosas, ganar.

Gallardo fue campeón del mundo en 2017, subió varias veces más al podio, como el año pasado cuando terminó tercero y estos días está disputando un nuevo Mundial en la Finnmarkslopet, una carrera de 600 kilómetros en el helado norte de Noruega. Él y ocho de sus huskies siberianos, unos perros acostumbradísimos al frío.

Unos perros que le cambiaron la vida. Porque antes de descubrir su amor por los huskies Gallardo era mayorista de flores y su deporte era el ciclismo; nada que ver con su empleo y su hobbie actual. «Un día iba por el bosque de Irati con la bicicleta y me topé con dos hombres que llevaban dos triciclos tirados por perros. Alucinaba. Resultó que uno era mi padrino y le estuve preguntando. Me gustó mucho la imagen, lo que hacían y, por casualidad, la semana siguiente un vecino tuvo una camada de huskies. Así empecé», relata Gallardo, de 52 años, sobre sus inicios, hace 30.

Luego vendrían más perros hasta llegar a los 26 actuales, la Pirena, la mítica carrera de trineos que recorría los Pirineos, las competiciones en el extranjero y hasta un cambio de trabajo. Ya no vende flores, vende pienso, en concreto el pienso de la marca holandesa Greenheart.

La caída al lago

Además, en sus vacaciones viaja a los lugares más septentrionales del mundo para competir y en sus fines de semana se acerca a las Bardenas Reales en busca de kilómetros y kilómetros de pistas sin obstáculos para poder entrar. Otra cosa es el frío, su principal quebradero de cabeza. En competición, claro, por esas desagradables tormentas de nieve, pero sobre todo durante la preparación. Porque el musher vive en Barañáin, al lado de Pamplona, a 400 metros sobre el nivel del mar, y allí raramente nieva. Para que sus perros se habitúen al terreno de sus carreras necesita tirar de ingenio… y de amigos.

«Siempre entreno de madrugada, a las cuatro o las cinco de la mañana, buscando las horas más frías del día, pero cerca de donde vivo no hay nieve. Por eso antes de cada competición hago una concentración de varias semanas en Suecia, en casa de Karten Grönas, vencedor de la Pirena en 1998 e íntimo amigo mío. Allí los perros se pueden acostumbrar a la tracción de la nieve, a sus peculiaridades, antes de todo», anota y, como curiosidad, el nombre de sus perros. La mujer de Gallardo, Carmen, es de Sevilla y por eso puede ganar el Mundial un perro que se llama Reyes, como ya lo hizo otro que se llamaba Suker.

En Escandinavia muchos rivales ya se han acostumbrado a su presencia, siempre el único español en liza, normalmente el único del sur de Europa, aunque reconoce que aún provoca sorpresas. «Los más jóvenes me miran raro, debe pensar que tengo una buena pedrada», admite Gallardo que se ha ido ganando el respeto en su mundillo por sus victorias y por su manera de llevar el trineo. Entre las historias más conocidas, cuando se abrió el lago de Stromsund, en Suecia, cuatro de sus huskies se cayeron al agua helada y él consiguió sacarles sin sufrir graves consecuencias.

«El mushing es un gran deporte, pero se conoce muy, muy poco en España. Hay gente que cree que maltratamos a los perros y es todo lo contrario, es una actividad que les apasiona, los controles veterinarios son exhaustivos y hay descansos obligatorios. Y también hay gente que cree que es sólo subir al trineo y dejar que los perros te lleven. Y no sabes lo que hay que empujar para ir a la velocidad que vamos», termina Gallardo, siempre rodeado de blanco, ese blanco tan violento.

kpd