La táctica salva a Fernando Alonso y hunde a Carlos Sainz en Silverstone

La táctica salva a Fernando Alonso y hunde a Carlos Sainz en Silverstone

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El líder de Aston Martin acaba séptimo gracias a un safety car mientras la estrategia de Ferrari deja décimo a su compatriota

Fernando Alonso, en Silverstone, este domingo.BEN STANSALLAFP

Hay días raros. En cualquier deporte, en la vida, hay días raros. Algo falla, parece que todo. Quizá sea en esos días en los que hay que encajar, que superar, que sonreír. Lo hizo Fernando Alonso en Silverstone, aunque nadie lo recordará. Su séptimo puesto será uno más en su trayectoria, uno intrascendente entre tanto éxito, pero el mejor reflejo de su temporada: incluso en los peores momentos, sobresale. La táctica fue su argumento para conseguir unos puntos que esta vez no le tocaban. De sufrir por mantener la octava posición a terminar séptimo, justo por detrás de Checo Pérez, su rival por el subcampeonato del Mundial. Parece poco, es poco, pero por primera vez este año Alonso pudo acabar fuera de los puntos, de los 10 mejores de la carrera.

Su Aston Martin no era uno de los monoplazas más rápidos en el circuito inglés, todo lo contrario. Como ya se pudo comprobar en Montmeló y Spielberg, allí donde abundan las curvas rápidas, donde el freno apenas se pisa, Alonso está en desventaja respecto a los Red Bull, los Mercedes, los Ferrari y, al parecer ayer, también respecto a los McLaren. Sus rivales realmente son los Alpine y los Williams. El Aston Martin es un coche diseñado para ser conducido, es decir, disfruta en los trazados difíciles, donde se gira lento, donde se requiere destreza. Por eso brilló en Mónaco y en Canadá y por eso, en 15 días, brillará en Hungría, se supone. Pero en Silverstone sólo podía padecer.

En el primer tramo de la carrera Alonso se descubrió definiéndose ante un piloto de Alpine, Pierre Gasly, para no caer a un noveno puesto que hubiera sido décimo por la remontada de Pérez. El peor resultado del curso. ¿Uno realmente preocupante? Nunca lo analizará así porque el español se salvó gracias a la estrategia. Al contrario que otros, Alonso aguantó, y aguantó, y aguantó en pista a la espera de lo que finalmente ocurrió: un monoplaza, el de Kevin Magnussen, prendió en llamas, y apareció el safety car. Bendición. ¡Milagro! Alonso, que era uno de los cuatro que no había pasado por boxes -los otros fueron los dueños del podio, Max Verstappen, Lando Norris y Lewis Hamilton, primero, segundo y tercero-, ganó varias posiciones y de ahí, séptimo. En la última vuelta tuvo que protegerse ante un piloto de Williams, Alex Albon, pero lo consiguió. En los días raros hay que sonreír.

Otro desastre de Ferrari

En los días malos, en los días nefastos, ya es imposible. ¿Dónde podría haber acabado Carlos Sainz? ¿Quinto? ¿Sexto? ¿Séptimo? El techo del español de Ferrari no era el podio, pero podía mantener su racha de buenos resultados, la regularidad que le caracteriza. No lo hizo por culpa de su equipo, una vez más. Después del desastre de Austria, la escudería italiana volvió a encadenar errores con Sainz hasta dejarlo en décima posición, su segundo peor resultado de la temporada. Que entrara a boxes antes del safety car no es criticable -nadie sabe cuándo habrá un incidente-, pero sí que montara neumáticos duros.

Muchas, muchísimas vueltas después de que cometieran ese mismo fallo con su compañero, Charles Leclerc, Ferrari decidió que Sainz rodara las últimas 20 vueltas con los compuestos más complicados y eso, unido al frío, le hundió. Cuando entró en su garaje, era sexto. Cuando salió era séptimo y empezó a patinar. Sobre el hielo de Silverstone, su monoplaza era muy complicado de conducir y así fue cediendo posiciones a Pérez, a Albon y finalmente al mismo Leclerc, que terminó noveno. Pedirle una sonrisa a Sainz sería demasiado.

kpd