La atleta keniana Ruth Chepngetich, que en octubre de 2024 pulverizó el récord del mundo del maratón (2h09:56), ha sido suspendida tres años por dopaje tras un control positivo a la hidroclorotiazida, un diurético prohibido, indicó la Unidad de Integridad del Atletismo este jueves.
“La AIU ha suspendido a Ruth Chepngetich por tres años a partir del 19 de abril de 2025 por uso de una sustancia prohibida”, escribió la AIU, que ya había suspendido provisionalmente a la keniana en julio. Sus resultados a partir del 14 de marzo de 2025 han sido suspendidos, incluso si no ha corrido desde entonces.
En octubre de 2024, en Chicago, Ruth Chepngetich pulverizó por casi dos minutos el récord del mundo de la maratón, cruzando la línea de meta en 2 horas, 9 minutos y 56 segundos, un logro sin precedentes.
En un comunicado publicado en el momento del anuncio de su suspensión provisional a mediados de julio, la AIU explicaba haber tenido conocimiento el 3 de abril de 2025 del resultado positivo en un control de Chepngetich.
Mientras la atleta repetía no poder explicar el test positivo, “Chepngetich cambió de versión el 31 de julio, recordando repentinamente haber enfermado dos días antes de su resultado positivo. Dijo haber tomado medicamentos de su asistenta del hogar sin verificar si contenían sustancias prohibidas”, detalla la AIU en su comunicado este jueves.
La institución antidopaje añade que, en un primer momento, había decidido una suspensión de cuatro años (dos más que la sanción mínima prevista) debido a esta “imprudencia” valorada como “difícilmente creíble”. Pero después de que la keniana reconociera su culpa, la suspensión fue reducida a tres años.
La hidroclorotiazida es un diurético prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje que puede ser utilizada para ocultar la presencia en la orina de otras sustancias prohibidas.
Campeona del mundo de maratón en 2019, Ruth Chepngetich ha ganado en tres ocasiones la maratón de Chicago (2021, 2022, 2024) y no corre desde el 9 de marzo de 2025, en la semimaratón de Lisboa (2º puesto en 1h06:20).
Hace unos meses Adidas presentó unas zapatillas nuevas en Madrid de una manera nunca vista. Las Adizero Adios Pro Evo 1, con un precio elevadísimo -500 euros- y una edición limitadísima -521 pares- aparecieron en unas urnas y los periodistas sólo podían tocarlas si antes se ponían unos guantes. Marketing en estado puro, claro, pero un mensaje claro: ese modelo era el summum de la innovación. Con esas Adidas la etíope Tigist Assefa batió el récord del mundo femenino de maratón el año pasado en Berlín y esas Adidas marcaban el disparo de salida de una nueva carrera tecnológica. Ya no sirve que las zapatillas de correr ofrezcan mucho rebote, como hacen desde años gracias a las placas de fibra de carbono, ahora también deben ser ligeras, superligeras, ultraligeras.
Mientras las Nike Alphafly de Eliud Kipchoge que cambiaron para siempre el atletismo pesaban 230 gramos, las Adizero Adios Pro Evo 1 flotan con sólo 138 gramos de peso. «Para conseguirlo analizamos cada elemento de las zapatillas, sopesando qué podíamos eliminar o cambiar para reducir su peso», explica Patrick Nava, vicepresidente mundial de producto de la marca alemana que en los últimos tiempos ha hecho enloquecer a la competencia. Preparados, listos... ¡ya!
Las novedades desde China
Como pasó con la fibra de carbono, desde la aparición de las Adizero Adios Pro Evo 1, todas las empresas de zapatillas de correr buscan ahora su modelo superultramegaligero y próximamente habrá novedades al respecto. Nike, New Balance, Saucony o Brooks podrían presentar pares que bajen de los 200 gramos, algo impensable hace nada, pero en los años posteriores la guerra irá más allá. Varias empresas chinas llevan tiempo buscando su oportunidad para asaltar el mercado mundial y es ésta. La semana pasada, en una feria en su país, Li-Ning, que llegó a patrocinar a la España de baloncesto, presentó un prototipo que sólo pesa 89,5 kilos, XTep fabrica un modelo de 94 gramos, 361 Degrees ya lanzó el año pasado uno de sólo 98 gramos...
Según un estudio de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, rebajar 100 gramos en las zapatillas reduce el consumo de oxígeno un 1%, por lo que la ganancia es obvia: en un maratón de dos horas se puede ganar más de un minuto al reloj gracias a ese nuevo calzado. Pero también tiene ciertas desventajas.
"Es una guerra peligrosa"
«Esa guerra por romper la barrera de los 100 gramos es peligrosa porque exige una inversión brutal en desarrollo y no tiene un mercado claro. Esas zapatillas tan ligeras son muy caras y muy efímeras, apenas se pueden utilizar dos o tres días, por lo que sólo se las pueden permitir los atletas patrocinados, aquellos que no compran nada. Es como el gasto en Fórmula 1 o MotoGP, es difícil cuantificar el beneficio para las marcas», analiza Juan González, probador de material para varias marcas y responsable del podcast El laboratorio de Juan.
Tan ligeras zapatillas, en efecto, carecen de estructura y, con el paso de unos pocos kilómetros, se desfiguran y se desvanecen. Al contrario de lo que pasó con las placas de fibra de carbono, estos modelos no están pensados para el aficionado medio ni tan siquiera para ese pelotón de expertos que buscan, por ejemplo, bajar de las tres horas en maratón. La carrera por el peso es una carrera por seguir en la vanguardia, por no perder el tren, por mantenerse a la cabeza del desarrollo, aunque sus beneficios es posible que nunca lleguen a los corredores del montón.
Aparece Gael Monfils en Wimbledon con todo su flow, su tenis entregado al espectáculo, su sonrisa burlona, su aire de veterano librado de mil batallas, y... ¿qué marca le viste? Artengo. En el Tour de Francia ruedan las bicicletas Van Rysel del Decathlon AG2R La Mondiale en busca de una victoria de etapa de Aurélien Paret-Peintre o de Felix Gall. Antoine Griezmann hace meses que juega Liga y Champions con sus botas Kipsta, igual que Alex Sarr, número dos del draft de la NBA en 2024, luce sus Tarmak. Voló Jimmy Grasier en el último Europeo de media maratón de asfalto con sus Kiprun en los pies, igual que Blandine l’Hirondel en la pasada UTMB de montaña. ¿Qué está pasando?
El universo Decathlon, con sus decenas de marcas, está llegando al deporte de élite de la mano de los mejores deportistas franceses en un curioso cambio de estrategia de la empresa. Durante décadas, los clientes iban a sus tiendas -178 en España- a comprar material barato para iniciarse en un deporte. El producto azul, señal distintiva de los novatos. Pero hace unos años la cadena francesa decidió asaltar el resto del mercado, es decir, vender a aquellos que buscan competir, incluso a la élite.
«Sé que choca ver a Decathlon hacer una zapatilla con placa de fibra de carbono de 220 euros, por ejemplo, pero todo parte de un plan estratégico. Es obvio que algo ha cambiado. Seguimos siendo fieles a nuestro ADN, que es hacer accesible el deporte, pero ahora no sólo pensamos en aquellos que se inician, también pensamos en aquellos que ya son expertos, en el alto rendimiento. Teníamos que dar respuesta a ese tipo de público», cuenta Jon Zumaquero, director comercial de Decathlon en España después de la presentación de la zapatilla Kiprun KD900, una de las apuestas más importantes de la marca.
Éxito en el pelotón
En su asalto a los cielos, Decathlon se ha limitado a patrocinar a una estrella en el fútbol, el baloncesto y el tenis y a lanzar algún nuevo producto, pero en el atletismo y el ciclismo la intención va a por todo. La empresa, que nació 1976 en Lille de la familia que ya tenía Auchan, creció con los deportes de resistencia, es lo suyo.
De hecho, en el ciclismo, hace años, ya había intentado codearse con los mejores. Entre 2000 y 2007, Decathlon proveyó de bicicletas a los conjuntos galos AG2R y Cofidis y logró algunas victorias, pero la experiencia fue efímera. A finales de 2023, Barbara Martin Coppola, CEO de la marca hizo el anuncio: «Millones de niños en todo el mundo han aprendido a montar en bicicleta con Decathlon y millones de adultos usan nuestras bicicletas todos los días, así que estar ahora en un equipo WorldTour es motivo de gran orgullo». Y desde entonces el AG2R es el Decathlon AG2R, hasta el punto que la próxima temporada no tendrá apellido: será Decathlon a secas. Competir con el UAE o el Visma son palabras mayores, pero ya ha conseguido que las Van Rysel se valoren como las S-Works o las Colnago.
CHRISTOPHE PETIT TESSONEFE
Es un trabajo que todavía queda por hacer en el atletismo. En las maratones hay zapatillas Kiprun, pero están lejos de las Nike, Adidas, Asics, Brooks y compañía. Para hacerse un hueco, en 2020, Kiprun abrió su propio centro en Kenia y contrató a Paul Chelimo, que era doble medallista olímpico en los 5.000 metros, pero todavía espera resultados.
¿Y un récord del mundo?
«Hay muchas grandes marcas y todas hacen las cosas muy bien. Hay grandes productos en el mercado y fuertes inversiones en marketing. Nuestro esfuerzo está siendo grande y no esperamos un retorno inmediato, ni a un año ni a dos, es un proyecto a largo plazo», reconoce Zumaquero, que apunta que la intención de Decathlon no es dejar de vender otras marcas.
Sin cambiar su modelo de distribución, la idea es que Kiprun, Van Rysel y demás vayan ganando mercado hasta posicionarse entre las más vendidas. Aunque para eso se necesitan muchas, muchas victorias, incluso si se puede algún récord del mundo: «No es que el domingo hagas un récord y el lunes multipliques las ventas, pero te da notoriedad, credibilidad, más gente te considera. Nuevamente no es algo inmediato, no es algo a corto plazo, pero el aumento de la credibilidad es muy importante para aumentar la conversión de interesados en clientes».
El maratón de Nueva York marca la despedida de las grandes pruebas del circuito internacional del legendario Eliud Kipchoge, que, a sus casi 41 años, se estrena en la icónica prueba de la Gran Manzana.
Nueva York, considerada la más exigente de las siete majors -por delante de Boston, la recientemente incorporada Sydney, Tokio, Londres y las llanas Chicago y Berlín-, busca en su 54ª edición recuperar la corona como el maratón más grande del mundo.
Con un récord de 55.646 corredores que cruzaron la meta el año pasado, la cita neoyorquina, una de las grandes fiestas del atletismo popular, vio cómo Londres la superaba en 2025 al reunir 56.640 finishers, informa Efe.
Entre ellos estará Kipchoge. Leyenda del atletismo, el bicampeón olímpico (Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020) correrá por primera vez en Manhattan, su único major pendiente, que también será su último.
«Antes de mi nueva etapa»
«Noviembre, es Nueva York... Es un lugar que ha estado en mi mente por mucho tiempo. Es momento de ir allí antes de embarcarme en mi nueva etapa, corriendo por otras razones, corriendo con un propósito», afirma el ganador de 11 majors. Se trata también del único hombre que ha logrado romper la barrera de las dos horas en un maratón (1:59:40 en 2019 en Viena), aunque es un tiempo no homologado por tratarse de una exhibición.
El keniano compartirá línea de salida con su gran adversario, Kenenisa Bekele. En sus duelos directos, el etíope fue dominante en pista y en distancias más cortas como el 5.000, aunque Kipchoge le ha superado una y otra vez en la prueba reina.
Debutará en la prueba, asimismo, Sifan Hassan. «Estoy muy asustada», asegura la neerlandesa -de origen etíope, campeona olímpica del maratón en París 2024 (además del 5.000 y el 10.000 en Tokio 2020) y que llega a la cita tras imponerse en Sydney hace dos meses.
El recorrido del maratón de Nueva York, con un desnivel positivo de unos 250 metros no apto para récords, se caracteriza por sus constantes subidas y bajadas, el cruce de cinco grandes puentes, así como un final envenenado en Central Park.