Liverpool – Real Madrid (2-5)
El Liverpool se puso 2-0 arriba en 13 minutos con goles de Darwin y Salah, pero los blancos resucitaron para dar un golpe en la mesa continental. Vinicius y Benzema marcaron un doblete y Militao se sumó a la fiesta.
Bien, aquí estamos de nuevo.
Es febrero de 2023 y el Real Madrid ha vuelto a sobrevivir a la Copa de Europa. En una de esas relaciones tan bonitas como siniestras, quizás la más inexplicable que ha conocido el fútbol, el conjunto blanco cayó al barro de Anfield Road, desnucado en apenas diez minutos, se limpió las manchas, respiró y se subió a los hombros de su leyenda para mantener el aliento y dar un golpe sobre la mesa (2-5) de un continente que es sólo suyo. Igual les suena la historia.
Sobre el verde idílico del estadio inglés, bajo un atronador You’ll never walk alone y en el partido de las 20 Copas de Europa, el Madrid se dejó morir para vivir. Y es que sólo él entiende así la Champions League. Golpeado por las bajas de Tchouaméni y Mendy y con el inesperado vuelo de Kroos desde Madrid a mediodía, Carlo Ancelotti eligió a Rodrygo antes que a Ceballos. Es decir: eligió golpear con tres delanteros a riesgo de ser más vulnerable en el centro del campo. Y lo fue. Todo.
Agitado por el deseo de revancha de Kiev y París, el Liverpool mordió desde el inicio. «¡Come on, come on! (¡Vamos, vamos!)», celebraba Klopp con la grada tras un robo de balón en la primera acción. Un síntoma de lo que se avecinaba. En el minuto 3, Salah recibió una pelota pegado a la banda izquierda y divisó una diagonal perfecta sobre Darwin, que apareció entre Carvajal y Militao. El uruguayo, fichado el pasado verano desde el Benfica, resolvió de tacón ante un impotente Courtois.
1-0 y el clásico golpe anímico que podría hundir a un equipo en la ida de una eliminatoria en el campo de su rival. Y el Madrid, acostumbrado a pelear en la lona, dio muestras de temor. Salah pudo anotar el 2-0 tras un slalom sobre un Alaba que no podía pararle y que terminó lesionado antes del ecuador. En el minuto 13, todavía con Ancelotti dándole vueltas a la cabeza, llegó el segundo, en una demostración de que Courtois, a pesar de todas las capas que se ha puesto tantas veces, es humano.
Carvajal cedió con complicaciones al belga, éste controló con el pecho y dudó entre bajar el balón al suelo o pegarle alto, con tan mala suerte que la pelota golpeó en su pierna derecha y quedó en los pies de Salah. 2-0. Como en Manchester, en las últimas semifinales ante el City, el Madrid veía un abismo entre sí mismo y la vida. Lo lógico era morir.
A hombros de Vinicius
Pero volvemos a lo del amor, el blanco y la Copa de Europa. Ante un escenario legendario y una afición entregada, con bajas (Alaba se retiró tras el tanto de Salah) y 2-0 abajo, el Madrid no sólo vivió: disfrutó y volvió a contar a toda una generación lo que significa su escudo.
Con Davide Ancelotti dándose golpes en el pecho mientras observaba a Courtois, Vinicius decidió que la noche de Anfield iba a ser suya. En el minuto 21 y con su equipo tocado, el brasileño recibió de Benzema, amagó en el pico del área y dibujó una rosca al palo izquierdo de Alisson. Beso al escudo, gritos de rabia, oxígeno para el Madrid y la demostración de que es uno de los mejores jugadores del mundo.
Darwin pudo poner el 3-1 en el 24, pero Carvajal apareció, casi inexplicablemente, para sacar el balón en la línea. Una de esas jugadas, ya saben, que cambian la vida de una eliminatoria. Como aquella de Mendy en el Bernabéu, sacando sobre la línea un gol cantado de Grealish.
El gol de Vinicius contuvo el ímpetu del Liverpool, que puso sus marcas sobre Modric para evitar la salida del balón del Madrid, como si, disculpen, la táctica importara en todo esto. Los blancos comenzaron a encontrar aire según avanzaba el duelo, Alisson salvó a los ‘reds’ tras un disparo de Vinicius, Valverde disparó alto en una opción bastante clara y el Madrid olió el miedo.
¿Recuerdan los errores de Mendy y Donnaruma, porteros de Chelsea y PSG el año pasado? En el 36, Vinicius presionó una cesión a Alisson y el portero se equivocó. Quiso tocar de nuevo en corto y Vinicius, haciendo de Benzema la pasada campaña, rechazó la pelota sobre la portería para empatar un duelo surrealista.
Cuesta abajo hacia Madrid
La noche se convirtió en tortura para el Liverpool y en página de la historia del Madrid. Una más, aunque por el lugar y el resultado, será recordada para siempre.
En la segunda parte, el Madrid se abrazó a su media naranja. Militao remató a la red un córner de Modric en el 47 y Anfield se puso cuesta abajo hasta la capital de España. Ocho minutos más tarde, una combinación en poco espacio entre Rodrygo y Benzema terminó con un zurdazo del francés que tocó en Gomez y se coló en la portería de un Alisson ya tumbado. En el 67, en una contra liderada por un Vinicius estelar que superó una y otra vez a Arnold, Benzema coronó la noche plantándose ante Alisson, regateándole y definiendo con sangre fría sobre la meta rival, mientras Van Dijk intentaba evitar el gol en la línea.
El Madrid no caminó solo en Anfield, sino que volvió a ir de la mano de su mejor compañera en otra noche tan inexplicable como legendaria. Porque de nuevo no es sólo ganar, es el cómo y como tantas y tantas veces el último siglo, es el quién. Cómo no le va a querer la Copa.